Este número mantiene el excelente nivel del previo con dos picos de interés; la aportación de la fascinante Michonne, y una brutal reflexión final sobre la naturaleza humana.
LOS MUERTOS VIVIENTES 4 de Kirkman y Adlard: ***1/2
Kirkman empuja la serie a golpe de ferocidad. Ahora la lucha por un hogar seguro, pero imposible de compartir con sus habitantes primigenios debido a la insostenible situación alcanzada al final del tomo previo, lleva al límite de lo moral a Rick, al tiempo que un nuevo y fascinante personaje hace aparición; Michonne. Los zombis siguen diezmando el grupo con efectivos golpes de efecto, pero moral y anímicamente, son ellos mismos los que se despedazan entre sí. Las complejidades y la fragilidad del ser humano saltan por los aires a la mínima y el guionista juega magistralmente con ello, arramblando con sus protagonistas, arrastrándoles a situaciones cada vez más extremas. Un tebeo que progresa de forma soberbia, donde Adlard ya posee la suficiente mano firme como para presentar con aplomo y sobriedad las dramáticas situaciones en las que los rostros y expresividad de sus personajes hablan por sí mismos. Como muestra de ello la impresionante exposición final de Rick durante las seis últimas páginas. Un volumen a la altura del anterior.
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