Hace bastante tiempo que he abandonado la crítica de películas. Y he de reconocer que es por pura vagancia. Veo mucho cine en plataformas y reviso muchos títulos en Dvd y Blu Ray, pero me da una terrible pereza comentar o reseñar, porque apenas me entusiasma nada de lo que veo en pantalla grande y para cuando llega a las plataformas digitales el resto, ha pasado demasiado tiempo como para que casi cualquier opinión (incluida la mía) sea relevante para nadie. Pero hay excepciones.
MISIÓN IMPOSIBLE - SENTENCIA MORTAL PARTE 1: ***1/2
La misión de Tom Cruise empezó hace 28 años con Brian de Palma a los mandos en una cinta de espionaje y acción modélica. Con sus pequeños (pero divertidos, siempre entretenidos y por norma los títulos pares) altibajos, ha logrado convertirse en la franquicia de acción del siglo XXI por méritos propios. Y esta séptima parte se encarga de sentenciar (valga el chiste malo) esta afirmación por todo lo alto. Desde que Christopher McQuarrie tomase las riendas del espectáculo con la quinta entrega (la mejor de las secuelas hasta la fecha para el que suscribe estas palabras), la saga no ha parado de enriquecerse, fortalecer sus señas de identidad y ofrecer un espectáculo rotundo a la altura de las elevadas expectativas que el propio Cruise se encarga de ir cocinando entre episodios.
Pero si hay algo que destaca por encima de las espléndidas caracterizaciones, la sobria y eficaz dirección, su siempre acertado casting (las incorporaciones de Shea Whigham y Pom Klementieff resultan especialmente lúcidas), el ritmo incansable de su impecable narrativa o el asombro de sus set pieces de acción, es la artesanía de su puesta en escena. En un cine comercial moderno que paga un peaje inevitable en cuanto a uso de CGI o repetición de esquemas que resultan aburridos, "Misión Imposible" hace de esas flaquezas y debilidades modernas su escudo reflectante y devuelve fisicidad analógica y vueltas de tuerca tan divertidas como imaginativas. Para muestra un botón: la persecución en coche por Roma que (junto con la de "John Wick 4" en París) deja el listón a una altura imposible -nunca mejor dicho- para cualquiera que se atreva con la siguiente huida en vehículos en el cine.
Lógicamente no es un película perfecta, y se le pueden poner pequeñas pegas, como el no del todo bien engrasado arco dramático del personaje de Rebecca Ferguson, la repetitiva y lineal banda sonora de Lorne Balfe que baja aquí el nivel de su tampoco demasiado brillante trabajo previo en "Fallout" (sigue siendo inexplicable para los amantes de la música de cine que el magnífico Joe Kraemer no siguiera en las labores de composición tras su extraordinario trabajo para "Nación Secreta"), o que todo el viaje en pos del macguffin de turno apenas nos acerque a la resolución de la trama. Pero son detalles que se diluyen en un entretenimiento de 160 minutos que se pasan volando y con una sonrisa en la cara cada dos por tres. Y por supuesto; imprescindible verla en pantalla grande.