Aunque no se ha confirmado al momento de escribir estas palabras la segunda temporada de "Locke & Key", es de suponer que la veremos, ya que la adaptación realizada para la plataforma Netflix cumple con todos los requisitos adolescentes para alcanzar al gran público con blanqueo absoluto del relato original.
LOCKE & KEY TEMPORADA 1
de Joe Hill, Gabriel Hernández y Carlton Cuse: **
Ver el nombre de Carlton Cuse en los créditos de cualquier producto audiovisual es un mal presagio (vade retro LOST!), pero el cómic de Joe Hill y Gabriel Hernández es tan agradecido de leer y tan redondo (con mínimas excepciones y clichés inevitables) en su desarrollo y confección por niveles, que la adaptación consigue soportar los muchos derrapes e inconsistencias de su libreto hasta más de la mitad de la temporada. A partir del séptimo episodio ya cada cual decida si le merece la pena seguir o no. Contando desde el principio con una advertencia para navegantes que hayan leído el cómic en cuestión: adaptación es la palabra clave. Parece que hay que seguir insistiendo a las mentes rígidas e impermeables a la realidad que existe ahí fuera, sobre la labor de traslación entre formatos. La serie no es un calco a imagen real de los cómics. Es una serie que los "adapta". Y por lo tanto los altera, los adecua y los plasma con su propio lenguaje, necesidades y libertades creativas. Que son las de los productores que han pagado un buen cheque a los creadores y las del equipo que lleva a cabo el producto en función de las decisiones de los primeros. No tu, fán único e insobornable, custodio del arte que crees que te pertenece por haber leído la historia en su formato primigenio antes que nadie. Madura un poco por favor.
Así pues, los detalles escabrosos sexuales, la violencia explícita, o el atrevimiento visual de los efectos de algunas llaves (en especial la de la cabeza), quedan fuera de la serie, que se inclina más por la aventura fantástica juvenil que por el terror, sin por ello olvidarlo completamente. Los jóvenes actores protagonistas están todos bien, el casting es bastante acertado (excepto en el caso de ambos padres, que ni son la elección ideal, ni sus aproximaciones son demasiado afortunadas: Darby Stanchfield se lleva la peor parte como una madre de muecas constantes y decisiones erróneas continuas). Por otro lado, la producción es consistente, con buena música de Torin Borrowdale y la trama sigue -más o menos- el relato original, estirando lo justo la historia en ciertos pasajes para alcanzar, como mínimo, otra temporada en la que los queridos flashbacks de Cuse podrían estar más que justificados (ya que están en el cómic).
Entonces, ¿por qué resulta tan mediocre todo?. Desde mi punto de vista, porque han infantilizado tanto el horror latente del subtexto de todas las relaciones y por ende de la manipulación de unos personajes sobre otros (con o sin llaves de por medio), que al final los caracteres tienen que llegar a sus puntos de destino sin motivaciones sólidas para ello. Dodge en su encarnación femenina por parte de Laysla de Oliveira resulta rematadamente sexy, pero escasamente amenazadora y sin motivación aparente más allá de lo que se puede intuir si se ha leído el cómic. Emilia Jones (buena actriz) como la hermana mediana anda como pollo sin cabeza y nunca convence su ausencia de miedo, ni sus decisiones al respecto. Lo peor vienen a ser los momentos climáticos de acción (el mencionado capítulo siete), donde los personajes hacen todo lo contrario a lo que dicta el sentido común sin aprovechar (ni molestarse en probar un poco) el poder de las llaves, o anticipar nada de situaciones de lo más esperables una vez descubierto que se enfrentan a una gran amenaza.
Aun así, el cierre -con cliffhanger obligatorio- deja, obviamente, abierta la trama a una nueva ronda de episodios. La cosa solo puede ir a mejor (o no), ya que la revelación/giro final hace que la suspensión de incredulidad del espectador se haya caído al subsuelo, reinventando -a punta de fe absoluta- el relato entero de un personaje que se descubre como malvado y que parece sacado del delirante final de "Un cadáver a los postres" donde el mayordomo y el ama de llaves eran la misma persona pese a haber tenido una conversación hilarante a mitad de la película. Serán cosas de la llaves. O lo hizo un mago.
Entonces, ¿por qué resulta tan mediocre todo?. Desde mi punto de vista, porque han infantilizado tanto el horror latente del subtexto de todas las relaciones y por ende de la manipulación de unos personajes sobre otros (con o sin llaves de por medio), que al final los caracteres tienen que llegar a sus puntos de destino sin motivaciones sólidas para ello. Dodge en su encarnación femenina por parte de Laysla de Oliveira resulta rematadamente sexy, pero escasamente amenazadora y sin motivación aparente más allá de lo que se puede intuir si se ha leído el cómic. Emilia Jones (buena actriz) como la hermana mediana anda como pollo sin cabeza y nunca convence su ausencia de miedo, ni sus decisiones al respecto. Lo peor vienen a ser los momentos climáticos de acción (el mencionado capítulo siete), donde los personajes hacen todo lo contrario a lo que dicta el sentido común sin aprovechar (ni molestarse en probar un poco) el poder de las llaves, o anticipar nada de situaciones de lo más esperables una vez descubierto que se enfrentan a una gran amenaza.
Aun así, el cierre -con cliffhanger obligatorio- deja, obviamente, abierta la trama a una nueva ronda de episodios. La cosa solo puede ir a mejor (o no), ya que la revelación/giro final hace que la suspensión de incredulidad del espectador se haya caído al subsuelo, reinventando -a punta de fe absoluta- el relato entero de un personaje que se descubre como malvado y que parece sacado del delirante final de "Un cadáver a los postres" donde el mayordomo y el ama de llaves eran la misma persona pese a haber tenido una conversación hilarante a mitad de la película. Serán cosas de la llaves. O lo hizo un mago.