Hoy
reseña/comentario/crítica de TODO BARRIO de Carlos Giménez. Una vez más ha sido Random la encargada de recopilar en uno de sus reconocibles "tomos" integrales la serie BARRIO de uno de los grandes del tebeo nacional. Una vez más su lectura ratifica el grado de genio y talento del artista.
TODO BARRIO de Carlos Giménez: ****
Ya comenté en su momento las virtudes de su primer volumen, ampliando y manteniendose la sensación de dicha lectura a lo largo de los cuatro números aquí incluidos, que suponen el total de la colección firmada por el español. Temáticamente se mantiene y continúa la revisión autobiográfica de la infancia expuesta en PARACUELLOS, aportando además el siguiente paso en el proceso de madurez de "Pablito", atisbando la adolescencia en los zapatos de sus hermanos mayores y los amiguetes del barrio de Lavapiés al que irá a vivir tras salir del Auxilio Social, así como en sus propias experiencias tanto laborales como vitales. Como no podía ser de otro modo esta obra rezuma humanidad, cariño, dolor, amor y rabia a partes iguales, pero se aleja ligeramente de la dureza de MALOS TIEMPOS y conecta con el humor de LOS PROFESIONALES, quedando a medio camino de esta última y la citada PARACUELLOS.
La naturalidad y personalidad del trazo de Giménez se intensifica en las ilustraciones de los habitantes y elementos del barrio, destacando el episodio "Una mañana de Domingo" como uno de los recorridos visuales más exquisitos jamás plasmados en viñetas por la cotidianeidad de la vida en la calle dentro de la capital en los años 50. Igualmente las planchas dedicadas a escenas costumbristas diseminadas a lo largo de los ábumes 2 y 3, como las tituladas "La hora de comer", "La cruz de Mayo", "El alquiler de tebeos" o los cuasi-documentos antropológicos que representan "A diez el trago; El pipero" y "El voceador de periódicos; El colillero", justifican por si solos la solidez y valía de un trabajo de calidad incontestable.
Pero además, esa conmovedora ternura que caracteriza a Giménez aparecerá rayando en la perfección narrativa en episodios como "La primera comida en casa" o "Mama", al tiempo que le permite mostrar situaciones delirantemente cómicas tanto como otras desgarradoras y crueles, así como las más delicadas y sutiles, pasando de unas a otras con una fluidez pasmosa. No existe registro emocional al que el autor no parezca llegar con invisible facilidad, sumando con el conjunto de BARRIO un trabajo extraordinario que es además un auténtico documento social y la crónica serializada de una época abordada desde el entretenimiento inteligente e impecable. Casi nada.
La edición de Random altera, como se apunta al comienzo, el formato y el montaje de las viñetas para encajarlas en un tomo de idénticas características al mencionado MALOS TIEMPOS con un precio imbatible. Pero no modifica el tamaño de las mismas, por lo que la recomendación de esta versión -de nuevo- irá dirigida a los bolsillos ahorradores, mientras que los más puristas disponen de los cuatro tomos editados previamente por separado de modo magnífico en tapa dura por Glenat.