Reseña del primer tomo integral de la serie "Jonathan", de Cosey, que incluye los tres primeros números de la serie. Una fascinante aventura en tierras asiáticas que comenzó a editar Ponent Mon.
"Jonathan integral volumen 1" de Cosey
Encontrar cómics magníficos de saldo es una sensación agridulce según qué casos. El primer impulso siempre es la alegría por haber cazado a un precio irresistible un título llamativo al que le teníamos echado el ojo hace tiempo. Pero encontrarlo saldado también suele significar que dicho título, en caso de ser el comienzo o continuación de una serie, va a quedar -casi seguro- sin editarse en sus siguientes números y/o conclusión. Pasó con “Cerebus” de Dave Sim, y también ha pasado con “Jonathan”, la espléndida obra del autor suizo Cosey de la que se han saldado a mitad de precio los dos únicos tomos integrales editados en castellano por Ponent Mon, que incluyen los seis primeros álbumes de la serie.
“Jonathan” es una longeva serie europea que suma 16 volúmenes. Además, su séptima entrega, titulada “Kate”, ganó el premio al mejor álbum en Anguleme en 1982. Volumen que es muy difícil vayamos a ver publicado en España, junto con el resto de los cuatro integrales más (haciendo un total de seis hasta la fecha) editados por Le Lombard. Por ello la lectura de este primer tomo integral supone tanto un disfrute pleno como un punto de tristeza. Cosey comienza su aventura en el Himalaya con un tono clásico –del que pronto se separa– enraizado con la visión europea de las correrías de un protagonista vagabundo y sin memoria. Es un comienzo entretenido y dinámico donde el conflicto del Tibet oprimido por China se expone con rotundidad, casi como denuncia política.
Pero a partir del segundo número la reflexión humanista y el estudio psicológico de los personajes así como una experimentación en la diagramación y la narrativa comienzan a apoderarse el cómic. El relato principal mantiene la tensión y el nervio aventurero, pero se desliza claramente hacia el terreno emocional. Con la tercera entrega el viraje de la serie es pleno, presentando una historia casi totalmente contemplativa sobre la amistad muda entre el protagonista y una niña aparentemente salvaje, así como la relación de Jonathan con la gente del poblado en el que transitoriamente se queda. Los marcos de cada página, plagados de hermosos detalles visuales simétricos y capicúas (que venían llamando la atención desde el volumen segundo), se convierten aquí en pequeñas piezas de orfebrería que enriquecen de forma llamativa la exposición de la trama. Jonathan ha pasado de ser un viajero físico a un explorador espiritual.
El dibujo de Cosey comienza con referencias a los grandes de la bande dessineé franco belga de su época, como Jijé o su maestro Derib, pero rápidamente va adquiriendo su propia firma y las caracterizaciones, siempre precisas, adquieren una naturalidad y cercanía asombrosas, reflejando emociones y sentimientos en las miradas y los gestos con gran precisión. Su narración adquiere una cualidad orgánica fascinante a partir del tercer álbum y se nota el amor del autor hacia el paisaje que describe. Añade además recomendaciones sonoras (destacan los primeros discos de Mike Oldfield) para la lectura de cada entrega, muy enraizadas con el new age de finales los 70 y principios de los 80, que complementan la experiencia de forma enriquecedora.
Se trata, en resumen, de un título magnífico que mejora con cada entrega y que presenta el talento incontestable de un autor destacado del cómic moderno. Un tomo en tapa dura, con 184 páginas a color, tamaño álbum europeo, de excelente reproducción, generosos extras iniciales y que se puede encontrar de saldo a 16€, suponiendo una rebaja del 50% respecto a su precio de portada original. Una maravilla.