En este número de la serie los personajes se instalan en un lugar que antes protegía al mundo de sus peligrosos inquilinos y que ahora protege a sus residentes del peligro del mundo; una cárcel.
LOS MUERTOS VIVIENTES 3 de Kirkman y Adlard: ***1/2
Este irónico juego como punto de partida ofrecerá muchas posibilidades al guionista en el devenir de los acontecimientos. Así pues la vida en el presidio les depara brutales sorpresas a Rick y su gente, sobre todo en lo que al choque con sus inquilinos previos se refiere durante este tercer tomo. Kirkman se muestra despiadado, afinando una constante de la serie hasta sus últimas consecuencias: la supervivencia y sus implicaciones para con la moral del hombre resultante de tamañas situaciones. Salvaje, pero coherente, el autor se las apaña para ir llevando cada vez más lejos (y cargarse de un plumazo personajes centrales en el camino sin aviso alguno) el recorrido físico y emocional de este peculiar grupo humano. Adlard mejora poco a poco, apuntando maneras a lo Eduardo Risso y culminando - con acierto - las splash pages para los momentos puramente emocionales de los caracteres. Los zombis, mientras, merodean alrededor demostrando ser una amenaza mucho menos velada que la humana. Un volumen mejor todavía que el previo pues mantiene la evolución narrativa y la coherencia interna, al sustituir la acción con imaginación y aplomo en sus nuevas situaciones.
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