Hoy reseña/crítica/comentario de LOS IGNORANTES. No podía faltar la cita con el último Davodeau editado en castellano. El autor galo nos entrega otra muestra de su talento con un ejercicio multidisciplinar sobre el vino y el cómic.
LOS IGNORANTES de Ètienne Davodeau: ***3/4
Es casi costumbre abrir un libro del francés y encontrar al finalizarlo una pequeña maravilla envasada en viñetas. En este caso el trabajo se torna en experimento narrado en primera persona por el propio Davodeau como reto para adentrarse en un atractivo e interesante mundo ajeno, el vinícola, de la mano de un experto y él mismo como equivalente demiurgo hacer las veces de guía en la bande dessiné para con Richard, el viticultor con el que pasará una temporada aprendiendo, dibujando y disfrutando de dos artes tan -a priori- equidistantes como complementarias dados los resultados de la obra. La aproximación entre didáctica y amena que se nos presenta resulta a todas luces exitosa, tanto por su estructura episódica como por la dosificación de los datos y detalles, jerga o análisis situacionales de las dos industrias en las que se mueven tanto dibujante como viticultor. Y es en las abiertas e inconscientes reflexiones que se hacen sobre la labor ajena donde mejor se aprecia la búsqueda de naturalidad de una creación sólida y rica en la que confluyen muchos más elementos de interés de los que pudiera parecer.
Así pues no solo se realiza un recorrido cómplice por algunos de los hitos del Noveno Arte moderno como sistema introductorio de Davodeau a su compañero vinícola, sino que se le toma el pulso al tebeo contemporáneo en la Francia actual, uno de los paises que mas respeto y cuidado muestra por el cómic. Asímismo, y si el lector siente además la más mínima curiosidad por el mundo del vino, la magnífica puesta en escena y narrativa del responsable de HA MUERTO UN HOMBRE nos concede en boca de Richard una serie de lecciones magistrales sobre como cultivar la uva y producir las botellas desde un punto de vista naturalista y vital particularmente curioso. El resultado es en cualquier caso magnífico, una excitante iniciación compartida que se extiende al lector de modo imperceptible pero innegable, consiguiendo una lectura de primer orden.
La Cúpula toma -esperemos con mejor fortuna- el testigo de Ponent para con la obra del francés en España con una lujosa edición en tapa dura y formato álbum europeo, en la que con su pulcro y exquisito trazado en blanco y negro adornado por un cálido bitono, Etienne Davodeau nos conduce por un año de experiencias y viñetas que cualquier aficionado debería encontrar apasionantes.
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