Todas las historias tienen un final y SCALPED alcanza el suyo en este décimo y último tomo que abarca hasta el número 60 de la colección americana, ofreciendo un cierre brillante y coherente con todo lo narrado en sus cinco años de andadura.
SCALPED, EL FINAL DE LA SENDA de J. A. y R.M. Guéra: ****1/2
Tras los atropellados acontecimientos que han llevado por fin al enfrentamiento entre Dash y Cuervo Rojo, revelándose sin posible vuelta atrás la pertenencia al FBI del primero, la trama parece entrar en un pequeño hiato emocional con el que todo queda alineado para su explosivo final. Y como suele expresarse en inglés "All Hell Breaks Loose". Acontece entonces el gran clímax de SCALPED en un baño de fuego y sangre, un brutal enfrentamiento a múltiples bandas donde todas las deudas se saldan y pocos sobrevivirán para contarlo. Es difícil describir con palabras la emoción incontenible que son capaces de generar las viñetas de este penúltimo capítulo tras haber presenciado y vivido junto a estos personajes un lustro de sus vidas y experiencias. Ya solo por dicho episodio merece la pena la lectura al completo de la serie, un ejercicio magistral de composición, planificación y puesta en escena de la acción, la violencia y las respuestas emocionales de todos los caracteres implicados. Pero aun le queda al guionista un último as en la manga, dejando a un cadencioso y bellísimo epílogo la última palabra de la saga, un punto final poético a los sobrevivientes de Prairie Rose. Emoción sin ambages.
Pocas obras de largo recorrido tienen la suerte de cerrarse del mismo modo que se comienzan; esto es con el aplomo de una escritura sólida y decidida de un equipo artístico entregado y comprometido con su obra. Es merecedor de una salva de aplausos, y genuflexión incluso en lo relativo a este último volumen, el trabajo acometido hasta sus últimas consecuencias por Jason Aaron y R.M. Guéra, capaces de entregar el mejor tramo de toda su creación a lo largo del cierre de la misma, pues han logrado lo que muy pocos en el cómic moderno; que su trabajo vaya a perdurar. Y me juego mis nunchakus a que SCALPED perdurará.
Pocas obras de largo recorrido tienen la suerte de cerrarse del mismo modo que se comienzan; esto es con el aplomo de una escritura sólida y decidida de un equipo artístico entregado y comprometido con su obra. Es merecedor de una salva de aplausos, y genuflexión incluso en lo relativo a este último volumen, el trabajo acometido hasta sus últimas consecuencias por Jason Aaron y R.M. Guéra, capaces de entregar el mejor tramo de toda su creación a lo largo del cierre de la misma, pues han logrado lo que muy pocos en el cómic moderno; que su trabajo vaya a perdurar. Y me juego mis nunchakus a que SCALPED perdurará.
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