Hoy reseña/crítica/comentario de HÁGASE EL CAOS VOLUMEN 2: UMBRA. Ha tardado lo suyo, pero finalmente llegó al mercado la segunda parte y conclusión de la trama iniciada en Lux. La historia no solo no defrauda en su desarrollo y cierre, sino que mejora la media del conjunto.
HÁGASE EL CAOS 2, UMBRA
de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí: ***3/4
de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí: ***3/4
El viaje iniciado por el protagonista con destino a Mallorca se tuerce dramáticamente al poco de comenzar, ubicando con sorprendente contundencia las intenciones del personaje en cuanto a desenmadejar la enrevesada trama que le atrapa, ahora con más intensidad y decisión si cabe. Cava es un maestro en la escritura del género negro, pero también lo es a la hora de hacer evolucionar los sentimientos e implicaciones morales de los personajes en función de sus propias idiosincrasias, lo cual otorga a la credibilidad del relato expuesto una solidez incuestionable. Para potenciar hasta lo rocoso esta ilustración de emociones y la claridad expositiva de la acción que conlleva, Seguí repite con un dibujo magnífico, elaborado y convincente, que ayudado por la nitidez realista de su vena paisajista y atimbrado siempre por ese tono caricaturesco sutil y elegante con el que baña sus caracterizaciones, consigue llevar al lector en volandas por la historia.
Pudiera parecer por la nota adjudicada que la calidad del producto no alcanza a la brillantez de LAS SERPIENTES CIEGAS, no es así tanto por la notable solvencia de ambos artistas a la hora de rematar la serie, como por la profundidad y poso del drama, que pierde terreno en su hermoso romanticismo crepuscular final frente a la metafórica lectura de su trabajo ganador del Premio Nacional, más demoledor y reflexivo. La nota en este caso afecta más a la ruptura en su lectura y dicha apreciación personal que a un despliegue menor de talento. El tandem de lujo formado por Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí puede presumir de contarse entre los más afortunados del panorama nacional contemporáneo.
Pudiera parecer por la nota adjudicada que la calidad del producto no alcanza a la brillantez de LAS SERPIENTES CIEGAS, no es así tanto por la notable solvencia de ambos artistas a la hora de rematar la serie, como por la profundidad y poso del drama, que pierde terreno en su hermoso romanticismo crepuscular final frente a la metafórica lectura de su trabajo ganador del Premio Nacional, más demoledor y reflexivo. La nota en este caso afecta más a la ruptura en su lectura y dicha apreciación personal que a un despliegue menor de talento. El tandem de lujo formado por Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí puede presumir de contarse entre los más afortunados del panorama nacional contemporáneo.
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