La evolución en el devenir de las existencias de los personajes que habitan el campamento Deadwood, ahora al borde de la anexión estatal con la consiguiente pérdida de su estatus marginal y su ausencia de leyes, continua con una fuerza y coherencia intachables.
DEADWOOD TEMPORADA 2 de David Milch: ****
Dando cuenta de su hábil y compleja red de relaciones interpersonales, profesionales y ambiciones e intereses varios a lo largo de su temporada previa, DEADWOOD afronta su segunda vuelta con el aplomo de un corredor de fondo, reconfigurando sobre el tablero ya conocido las nuevas reglas que la anexión puede traer consigo, incluyendo los solapados intereses anunciados de un poderoso prospector, cuya avanzadilla en forma de siniestro secuaz causará más de un estrago en la ya de por sí poco pacífica y estable población. Milch y su competente hueste de guionistas y realizadores consiguen que la firmeza de caracteres y ambigüedad palpable en muchos de ellos se retuerza en manos del destino, la necesidad, las nuevas -y extrañas- alianzas que han de solidificarse para sobrevivir o de la propia casualidad.
De este modo cobran más importancia si cabe tanto los sinuosos movimientos de ajedrez criminal de Al Swearengen (inconmensurable Ian McShane) con vistas a la anexión, como los pasos hacia la legalidad e instauración de una justicia real sobre el campamento por parte de Seth Bullock (preciso Timothy Oliphant), así como la pléyade de secundarios sucesivamente más interesantes y complejos que pueblan la serie y que tomarán algunos de los vericuetos dramáticos más jugosos de esta temporada, como son el personaje de Kim Dickens o la abierta relación entre el formidable John Hawkes y una Paula Malcomson que vuelve a construir una estupenda Trixie. Igualmente interesante (y por momentos inesperada gracias a sus malsanos tintes de serial killer) deviene la trama relativa al enviado -interpretado con acierto por Garret Dillahunt, el mismo actor que ya apareciese en la primera vuelta del serial como asesino de Wild Bill Hickok con diferente caracterización- por el prospector de futura relevancia en la siguiente temporada George Hearst, amplificando los aspectos dramáticos y vericuetos narrativos de la serie con maestría y ambición. Un ejemplo de construcción televisiva elaborada e inteligente a todos los niveles.
De este modo cobran más importancia si cabe tanto los sinuosos movimientos de ajedrez criminal de Al Swearengen (inconmensurable Ian McShane) con vistas a la anexión, como los pasos hacia la legalidad e instauración de una justicia real sobre el campamento por parte de Seth Bullock (preciso Timothy Oliphant), así como la pléyade de secundarios sucesivamente más interesantes y complejos que pueblan la serie y que tomarán algunos de los vericuetos dramáticos más jugosos de esta temporada, como son el personaje de Kim Dickens o la abierta relación entre el formidable John Hawkes y una Paula Malcomson que vuelve a construir una estupenda Trixie. Igualmente interesante (y por momentos inesperada gracias a sus malsanos tintes de serial killer) deviene la trama relativa al enviado -interpretado con acierto por Garret Dillahunt, el mismo actor que ya apareciese en la primera vuelta del serial como asesino de Wild Bill Hickok con diferente caracterización- por el prospector de futura relevancia en la siguiente temporada George Hearst, amplificando los aspectos dramáticos y vericuetos narrativos de la serie con maestría y ambición. Un ejemplo de construcción televisiva elaborada e inteligente a todos los niveles.
Es una pena que "Deadwood" no gozase del éxito comercial que sin duda merecía. Tengo todavía pendiente de visionado la tercera temporada (porque -ay- me pasé demasiado tiempo esperando a que la editasen en DVD, y cuando me convencí de que jamás la traerían a España en una edición legal ya estaba inmerso en otros seriales de largo recorrido), pero las dos primeras me parecen de lo mejor que se ha hecho nunca en televisión, a la altura (o casi) de referentes mucho más laureados como "Los Soprano" o "Mad Men"... y muy por encima de otros títulos de éxito incomprensible, claro. Al Swearengen es sin duda uno de los grandes personajes de la historia del medio, con una interpretación a cargo de Ian McShane arrolladora, y ahora podemos decir con rotundidad que "Deadwood" supuso el gran salto cualitativo de muchos actores que luego han demostrado una y otra vez su validez, como Timothy Olyphant (ahora en "Justified"), Kim Dickens ("Treme"), Anna Gunn ("Breaking bad") o el versátil John Hawkes (que hizo un 2012 cinematográfico espectacular). Para mí, una de las grandes.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Y veo incluso que coincidimos en el motivo de la tardanza a la hora de visionar su tercera y por desgracia última temporada de próximo comentario por estos lares.
ResponderEliminarDEADWOOD es una de las grandes de HBO, y eso es decir mucho. Por contrapartida la riqueza en los seriales de televisión -internacional- actual ofrecen múltiples títulos con el que llenar los considerables vacíos que esta o la inminente BREAKING BAD van dejando en el espectador exigente.
HOUSE OF CARDS con Fincher y Spacey, INSIDE MEN de la BBC o más HBO con la magnífica (por vd comentada y alentado su consumo gracias a ello por mi parte) NEWSROOM a la cabeza.
Por suerte calidad catódica no falta en nuestros días.
Saludos en paralelo.
"Inside men" la vi hace un tiempo y me gustó mucho, pero me había olvidado totalmente de "House of cards" hasta leer tu comentario (vi el trailer hace unas semanas y me froté las manos entusiasmado, pero luego le perdí la pista y hasta ahora...). Acabo de ponerla en el primer puesto de mi lista de visionados inminentes, dado que ya están disponibles sus 13 episodios. ¡Gracias!
ResponderEliminarDe nada. Seguro que no te defrauda. Uno espera encontrarse algo superlativo teniendo en cuenta los nombres de los implicados y aunque no llega a cuajarse una obra maestra todavía, la serie resulta magnífica.
ResponderEliminarINSIDE MEN también merece su aplauso. A ver si tengo tiempo para dedicarle una entrada, porque sin duda lo merece.
Saludos en paralelo.