Hoy reseña/crítica/comentario de PEQUEÑOS ECLIPSES. Esta es una de esas lecturas que se van quedando en la despensa indefinidamente aun a sabiendas de que lo más probable es que represente esa crónica de éxito anunciado que su temática y origen anuncian. Deglutida al fin, la espera no ha hecho sino vindicar los presagios.
PEQUEÑOS ECLIPSES de Fane y Jim: ****
Su procedencia gala y la temática que plantea este trabajo lo convertían en un auténtico "must have" para este escribiente. La premisa es conocida pero no por ello menos atractiva; un grupo de amigos que se acerca a la cuarentena comparten un largo fin de semana con la excusa de observar juntos un eclipse. La aparición de una adolescente invitada por uno de los casados será el detonante para el choque tanto verbal como emocional de todos ellos. Los autores, Fane y Jim, consiguen que la sombra de la duda sobre la escasa originalidad del planteamiento (recordemos las cintas REENCUENTRO de Kasdan, LOS AMIGOS DE PETER de Branagh, BEAUFITUL GIRLS de Demme o PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA de Canet), se disipe con rapidez al poco de comenzar la lectura, pues estructuran el relato con una habilidosa y ágil puesta en escena que bascula con fluidez entre la (escasa) acción física con el continuo diálogo a través del cual se irán perfilando los caracteres con solidez y precisión.
La naturalidad con la que estos se comunican, conversan, miran o se mueven responde a un profundo conocimiento de la naturaleza retratada por parte de los autores. Los protagonistas de PEQUEÑOS ECLIPSES somos nosotros, toda una generación (paso adelante, paso atrás) perdida en esa búsqueda y asentamiento emocional inalcanzables por los que sufrimos, anhelamos, luchamos y fracasamos a diario. Construyendolo sin creer del todo en el andamiaje previsto por la sociedad para la siguiente etapa evolutiva en la edad adulta, la pérdida de esa frescura e inocencia reflejada en Jan -la adolescente-, echa abajo en los personajes los escasos cimientos de credibilidad de esa forma de aceptar el paso del tiempo y el deterioro de los sentimientos que se tiene en el mundo moderno de medianamente cómoda existencia.
Las reflexiones y hermosos momentos a los que nos arrastra este tebeo me resultan especialmente lúcidas y emotivos respectivamente. Un compendio de situaciones tragicómicas, desgarradoras, hilarantes y dolientes con el que cualquiera puede sentirse identificado. El fresco y directo dibujo en blanco y negro de caracterizaciones precisas con pizcas caricaturescas pero de gran expresividad gestual y enorme dinamismo, redondea con su calidad gráfica el valor de la obra. Un gran trabajo editado con elegancia y buen gusto por Rossell en tapa dura.
La naturalidad con la que estos se comunican, conversan, miran o se mueven responde a un profundo conocimiento de la naturaleza retratada por parte de los autores. Los protagonistas de PEQUEÑOS ECLIPSES somos nosotros, toda una generación (paso adelante, paso atrás) perdida en esa búsqueda y asentamiento emocional inalcanzables por los que sufrimos, anhelamos, luchamos y fracasamos a diario. Construyendolo sin creer del todo en el andamiaje previsto por la sociedad para la siguiente etapa evolutiva en la edad adulta, la pérdida de esa frescura e inocencia reflejada en Jan -la adolescente-, echa abajo en los personajes los escasos cimientos de credibilidad de esa forma de aceptar el paso del tiempo y el deterioro de los sentimientos que se tiene en el mundo moderno de medianamente cómoda existencia.
Las reflexiones y hermosos momentos a los que nos arrastra este tebeo me resultan especialmente lúcidas y emotivos respectivamente. Un compendio de situaciones tragicómicas, desgarradoras, hilarantes y dolientes con el que cualquiera puede sentirse identificado. El fresco y directo dibujo en blanco y negro de caracterizaciones precisas con pizcas caricaturescas pero de gran expresividad gestual y enorme dinamismo, redondea con su calidad gráfica el valor de la obra. Un gran trabajo editado con elegancia y buen gusto por Rossell en tapa dura.
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