Tras una moderada decepción y reposo del visionado, paso a desgranar los diversos aspectos más interesantes de la última cinta de Alex de la Iglesia, tan entretenida e impactante visualmente como fallida en su cómputo global.
BALADA TRISTE DE TROMPETA de Alex de la Iglesia: **1/2
Creo que es un mal endémico el que acosa a los directores de marcada personalidad, aquellos acreedores de un estilismo y universo propio tan reconocible y exitoso que acaba - con el paso del tiempo - fagocitando sus propios logros. Una pescadilla que se muerde la cola de modo sangrante en los nombres más destacados de la cinematografía nacional contemporánea de éxito como Almodovar, Medem o la insoportable pedantería de Coixet. Cada uno tiene sus filias y sus fobias al respecto de estos "autores", evidentemente y Alex no escapa a ellas. Yo me declaro fan irredento de sus hiperbólicas creaciones, pues veo en él al cronista desmedido del español cañí, al despellejador del "homo-ibericus" moderno y al mismo tiempo al reinventor de géneros tan universales como el terror o la sci-fi adaptados con maestría al gamberro localismo español.
Joyas como LA COMUNIDAD, EL DÍA DE LA BESTIA o especialmente mi favorita CRIMEN FERPECTO pasan por ser - para el que suscribe - ya clásicos del cine patrio. Pero cuando un director escribe sus historias y las ideas no cuajan, puede alcanzarse sin darse uno cuenta el exceso de la autocomplacencia. BALADA TRISTE es justo eso; un Frankenstein cinéfilo autoreferencial, cargado de citas, guiños, cortas y pegas. Una cinta magnética, entretenidísima, espectacularmente rodada y fotografiada, con dos actores centrales en estado de gracia y una sorprendente (a la par que despampanante) Carolina Bang como germen de las tronchantes desgracias venideras de la pareja de payasos protagonistas. Pero pese a sus muchas virtudes, el guión sigue siendo la piedra angular de toda narración audivisual convencional y BALADA no deja de serlo en ningún momento, pues no consigue profundizar en muchos de los elementos que apunta pero apenas desarrolla, quedando al final coja en gran parte de sus aspiraciones.
Tras un arranque pletórico (Segura disfrazado de payaso machete en mano podría convertirse en imagen icónica del cine español) y unos títulos de crédito apabullantes, la historia pronto se desliza hacia lo convencional de una relación de amor/odio a tres bandas presentada dentro del mundo circense (apenas aprovechado pese al empleo en el mismo de la camarilla habitual de Alex; Manuel Tallafé, Terele Pavez, Enrique Villén, etc..) de los años 70, a los albores del final del franquismo. Pero, pese a que el planteamiento metafórico es sútil y malsano (Bang sería España, Areces - payaso triste - sería el bando perdedor y De la Torre - payaso tonto - el fascista), el tono caricaturesto resulta de brocha gorda, las secuencias estrambóticas se suceden apenas sin coherencia ni nexos justificables, tan solo atadas por el exceso de personalidad no justificada de sus protagonistas, ambos soberbios eso sí. Un Carlos Areces espléndido, que aprovecha los momentos cómicos de forma rutilante, pero que también es capaz de componer dolientes matices dramáticos (impresionante su plano final detenido en la furgoneta) y un Antonio De La Torre que ratifica mi opinión sobre su inmenso talento; uno de los mejores actores españoles actuales, un torrente de versatilidad y naturalidad, capaz de infinitos registros, de la ternura más conmovedora a la violencia más feroz.
Los personajes actuan movidos, empujados brutalmente por su propia idiosincrasia, sin deterse a pensar un momento, sin tener muy claro por qué son tan "ellos mismos" que no pueden evitar intentar matarse mutuamente (con muchos ecos a MUERTOS DE RISA y evidente reflexión sobre la guerra civil) con la excusa femenina de por medio. Simplemente arremeten contra todo lo que se les pone por delante. Un planteamiento excesivo y arbitrario que acaba por pasar factura al poso dramático de la trama y a la propia continuidad fílmica de la película, lastrada por la irremediable sensación de exceso y de búsqueda de un - apropiado pero desmadrado - circense tour de force final en la Cruz de los Caídos, calcado de la persecución final de LA COMUNIDAD.
Una cinta muy recomendable para seguidores del autor, con muchos elementos interesantes, actores fantásticos y sobre todo rodada con una potencia visual impresionante, pero quedando sus posibilidades a medio camino de todos los lugares que podía haber alcanzado.
Si no te gustara tanto Crimen ferpecto podría suscribir todo lo que escribes en tu entrada. Enhorabuena por tu blog. Yo acabo de inaugurar uno y no sé todavía muy bien cómo va esto, pero ya aprenderé. Por cierto, de Crimen ferpecto no me creí nada: no por el guión (ya sin tilde), sino por las interpretaciones, que me parecieron vergonzosas. Tanto Guillermo Toledo (que, después de El otro lado de la cama gozó de una cierta fama) como Mónica Cervera deberían cursar obligatoriamente unos estudios de interpretación, porque destrozan cuanto tocan.
ResponderEliminarHola Atticus (Finch, supongo). Cada uno tienes sus cosas, jajaja. Pero me alegro de coincidir contigo en la opinión general sobre Alex.
ResponderEliminarHe visto que también coincidimos en plantilla de blog y el cine como afición destacada. Como ves yo tampoco llevo demasiado en el mundillo, pero todo es ponerse a ratos e ir descubriendo herramientas, otros blogs y acaba uno enganchado a esto, a poco que le dediques te quedará algo medio decente como espero que sean estos MUNDOS EN PARALELO que habito.
Ya tienes un seguidor, espero leerte asiduamente.
Por cierto a mi CRIMEN me encanta precisamente por el exceso caricaturesco de sus personajes principales, que creo bordan unos arquetipos demoledores de la sociedad superficial y la cultura de consumo contemporánea, pero sobre todo por la mala baba que el guión deja caer sobre la moda, el éxito y las infinitas formas del ser humano en alcanzar nuevas cotas de miseria. Se que no es la mejor ni las más redonda de las cintas de Alex, pero es mi favorita y con la que mjor lo paso. Cuestión de gustos.
Un saludo.