Hoy adelanto comentario acortado de mi última reseña para Scoremagacine, un trabajo con el que mi compositora de cine favorita recupera el pulso, ultimamente un poco perdido.
NEVER LET ME GO de Rachel Portman: ***1/4
Rachel Portman sigue manteniendo intacta esa admirable capacidad que posee para emocionar con su música. NEVER LET ME GO es la mejor prueba de hasta que punto el estilo codificado y estanco de la autora consigue redefinirse una vez más, pues es con una obra como la que me ocupa cuando se distingue con nitidez hasta donde la compositora ha pulido la esencia misma de su personalidad sonora, logrando una síntesis estilística con la que desde los rasgos más sutiles se pueden obtener los mejores resultados. El arranque del escueto pero correcto disco editado por Varese con la pieza "The Pier", introduce el hermoso tema central para chelo, una frase melancólica y romántica de cuatro notas de la que se entresacará una melodía secundaria mucho más desarrollada para piano y cuerda de filiación inconfundible a lo largo de su continuación en "Main Title", con la intervención destacada de nuevo del chelo, que irá conectando los momentos más emotivos con enorme profundidad y poso trágico.
No tardan en hacer aparición los dinámicos scherzos, con dulces maderas, marca de la casa en "Bumper Crop", transmutado rápidamente en gentil pieza de bucólicas resonancias. Así como los ecos repetitivos para piano y xilófono de "To the cottages", envueltos en esa cuerda mágica que recuerda los mejores momentos de CHOCOLAT, SIRENS o BAGGER VANCE. Así se va preparando al oyente para momentos de mayor intensidad emotiva como "The Boat", donde el violín solista desarrolla con exquisita brevedad el tema secundario de los créditos, alternado y desarrollado con acierto en pasajes más livianos como "Madame is Coming", que recupera la estructura de base rítmica habitual de la compositora. Pero la composición no se limita a esto, pues el tono apesadumbrado y difuminado de piezas como "Kingsfield Recovery Centre" ayuda y sirve como estupendo nexo de unión entre el lacerante empleo del tema central, "Unseen Tides", y el amenazador "Souls at All", un lúgubre y ominoso pasaje que preludia el auténtico highlight del disco, el resumen final "We All Complete", donde se desarrollará profusamente y con desbordante sensibilidad el tema central.
En una época donde la mimetización con el ambiente y la adhesión a las huecas modas minimalistas imperantes son la moneda de cambio, donde la transmutación de compositor a diseñador sonoro es el precio a pagar por mantenerse en la cresta de la ola, la fidelidad a uno mismo parece un sacrificio hasta comprensible. En un tiempo así Rachel Portman todavía se atreve a componer música. Música bellísima, nada menos, lo cual obliga a - como mínimo - mostrar respeto y en caso de comulgar con sus formas, a disfrutar enormemente de un trabajo que, pese a su escasa sorpresa o aportación, resulta maravilloso.
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