Hoy reseña/comentario/crítica de EL PARAÍSO PERDIDO ilustrado por Pablo Auladell. La inmortal obra de John Milton conoció una bellísima, oscura y magnética versión en imágenes, firmada por uno de los mejores artistas españoles contemporáneos.
EL PARAÍSO PERDIDO de Pablo Auladell: ****
Cuesta no rendirse ante la potencia conceptual desarrollada por relatos de la talla de esta obra firmada por John Milton, sobre todo si tenemos en cuenta hasta que punto reflexionar sobre sus ideas centrales nos lleva a un necesario análisis de conceptos tan transversales como el dolor, el amor, la venganza o el significado de la propia vida. Publicado en 1667, EL PARAÍSO PERDIDO es un clásico inglés de la literatura universal al que resulta harto complicado enfrentarse para su adaptación a cualquier otra esfera artística ajena a la literatura. Solo los grandes pueden asumir el reto con garantías de, al menos, aportar algo a la historia sin dejar de plasmar en su visualización toda la esencia del relato. Pablo Auladell es un ilustrador y dibujante español excepcional, que ha entregado al Noveno Arte apenas un par de trabajos intregrales, pero cuyos resultados se cuentan entre la producción más personal, hermosa y fascinante del tebeo patrio moderno. De este modo sus trabajos anteriores EL CAMINO DEL TITIRITERO (sobre los sueños buscados) y LA TORRE BLANCA (sobre los recuerdos perdidos), suponen dos obras imprescindibles que ahora se tornan en una peculiar trilogía con su adaptación de EL PARAÍSO PERDIDO.
La pátina melancólica que puebla el imaginario visual de Auladell, se refuerza y amplifica hasta límites subyugantes y decadentes en este trabajo. La visualización del cielo de Milton, más cercana a una ciudad fantasma lánguida, aséptica y blanquecina a medio camino entre una polis griega y un sucedáneo de Venecia ahogada en nubes, apenas resulta reconfortante y por contra el infierno sugiere calma con ocres tenues y sosegantes. Pero es su Diablo el que queda magistralmente plasmado, como un peculiar y llamativo ser alado con sombrero decorado y aspecto trágico y grotesco, regente de un circo del dolor cuya carga considera injusta. Incapaz de librar del sufrimiento a su hueste de seguidores del libre albedrío, decide compartirlo atacando la creación más preciada por Dios tras abandonar anteriores esfuerzos: el hombre. Tan solo este fragmento del relato original queda reflejado en el trabajo de Auladell, pero es más que suficiente para ofrecer un despliegue pictórico deslumbrante, una síntesis ejemplar del contenido literario original, al que se respeta y reverencia en cada página, mientras se ejecuta una soberbia aportación del lenguaje del cómic a la trama. Asimismo el cierre del libro con la llegada del Diablo a la tierra, resulta más demoledor todavía gracias a la profunda y desoladora reflexión previa que el mismo realiza, con el viaje como catalización visual de dicha introspección.
Una historia universal ilustrada por la mano maestra de Pablo Auladell, cuya lectura resulta maravillosamente complementaria al texto original, tanto por la enorme belleza formal de su puesta en escena, como por el tratamiento del poso trágico del relato a través del color y la diagramación, calmada, estoica, férrea. Una demostración de talento deslumbrante. La editorial Huacamano edita con pulcritud y sencillez en rústica, un título del que pocos se hicieron eco en el momento de su edición, pero que vale su peso en oro.
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