Hoy recuperación de la reseña/comentario/crítica de la banda sonora de Christopher Gordon para SALEM´S LOT, segunda adaptación televisiva destacada de la historia vampírica y comienzo de un pequeño monográfico dedicado al destacado compositor australiano.
SALEM´S LOT de Christopher Gordon y Lisa Gerrard: ***1/2
Christopher Gordon pertenece a una raza de músicos en desuso y lamentablemente denostados dentro de una industria cada vez más empeñada en ensombrecer las principales cualidades expresivas de la música de cine y su uso emocional para con las imágenes a las que acompañan, arremetiendo de forma directa contra la implicación y desarrollo melódico, así como contra la complejidad orquestal o las construcciones elaboradas con una no inmediata y plana asociación directa a la forma o fondo de lo narrado. El valor de la música de Gordon será entonces doble en los casos que le permitan desarrollar con gracia y convicción las ideas que su maravilloso estilo sinfónico propugna con lamentable escasez para nuestros oídos, como la magnífica MOBY DICK o la magistral ON THE BEACH, sin ninguna duda uno de los grandes trabajos musicales televisivos de la década de los noventa.
Para la obra que nos ocupa, tanto las más abundante aportación de Gordon, con nítidas líneas orquestales clásicas del género (siniestro piano, cuerda sostenida, lúgubre coro, etc...), como los fragmentos vocales de Gerrard, agónicos y lejanos como llamadas de ultratumba, componen un collage sonoro que recrea con malsana frialdad y precisión la historia del pueblo de Jerusalem Lot. La acertada selección musical del disco incluye un triste lamento para piano de hermosa melodía en precisamente "Jerusalem´s Lot", sobrecogedores pasajes corales en "Straker" o en el impresionante final "Mutans Evae Nomen and The Mansion Burns", así como un apocalíptico crescendo en "Barlow" o el cálido momento de romanticismo de "Eva´s Story". Además debemos unir a todo esto los etéreos, subyugantes cantos de la vocalista de Dead Can Dance, que desde la profundidad, agonía y ambigüedad que transmiten, consiguen que la partitura alcance un grado de angustia y terror contenido sobresaliente, un pulso constante entre el impacto y el susurro resuelto finalmente de forma trágica...
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Christopher Gordon pertenece a una raza de músicos en desuso y lamentablemente denostados dentro de una industria cada vez más empeñada en ensombrecer las principales cualidades expresivas de la música de cine y su uso emocional para con las imágenes a las que acompañan, arremetiendo de forma directa contra la implicación y desarrollo melódico, así como contra la complejidad orquestal o las construcciones elaboradas con una no inmediata y plana asociación directa a la forma o fondo de lo narrado. El valor de la música de Gordon será entonces doble en los casos que le permitan desarrollar con gracia y convicción las ideas que su maravilloso estilo sinfónico propugna con lamentable escasez para nuestros oídos, como la magnífica MOBY DICK o la magistral ON THE BEACH, sin ninguna duda uno de los grandes trabajos musicales televisivos de la década de los noventa.
Para la obra que nos ocupa, tanto las más abundante aportación de Gordon, con nítidas líneas orquestales clásicas del género (siniestro piano, cuerda sostenida, lúgubre coro, etc...), como los fragmentos vocales de Gerrard, agónicos y lejanos como llamadas de ultratumba, componen un collage sonoro que recrea con malsana frialdad y precisión la historia del pueblo de Jerusalem Lot. La acertada selección musical del disco incluye un triste lamento para piano de hermosa melodía en precisamente "Jerusalem´s Lot", sobrecogedores pasajes corales en "Straker" o en el impresionante final "Mutans Evae Nomen and The Mansion Burns", así como un apocalíptico crescendo en "Barlow" o el cálido momento de romanticismo de "Eva´s Story". Además debemos unir a todo esto los etéreos, subyugantes cantos de la vocalista de Dead Can Dance, que desde la profundidad, agonía y ambigüedad que transmiten, consiguen que la partitura alcance un grado de angustia y terror contenido sobresaliente, un pulso constante entre el impacto y el susurro resuelto finalmente de forma trágica...
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