En lo que venía siendo un crescendo imparable desde su mismo comienzo, BREAKING BAD ha ido adquiriendo consistencia y robustez por episodio y temporada hasta alcanzar el inevitable clímax que en este segmento acontece.
BREAKING BAD TEMPORADA 4 de Vince Gilligan: ****1/4
Si toda la carrera de Walter White en pos de convertirse en su propio reverso tenebroso Heisenberg venía a ser la lucha de un hombre íntegro contra sí mismo y las circunstancias de su entorno que le empujaban inevitablemente a ello, esta cuarta temporada de BREAKING BAD solidifica el final de ese camino de forma rotunda. Salvar el pellejo in extremis en la ronda previa fue solo el comienzo del último paso hacia el abismo, puesto que ahora este parece querer devolver la mirada a Walt y a Jessie, más metidos que nunca en un juego de mucha mayor complejidad y niveles de los que pudieran haber imaginado al comenzar sus tratos con Gus. Llegados a este punto, la moralidad y la ética en las acciones de todos ellos son ya una mantequilla tan quebradiza en los cuchillos calientes de sus acciones y decisiones que uno siente en cada uno de los trece portentosos episodios que configuran esta cuarta temporada que algo terrible se aproxima.
Desde el impacto de su clímax hasta su oscuro epílogo anunciado, todo ello aglutinado en un magistral episodio final, se pueden sacar las mismas conclusiones con este capítulo que con el visionado de cualquiera de todos los pertenecientes a las temporadas anteriores de esta serie insustituible: BREAKING BAD es la leche. Así llanamente. Unos actores inconmensurables con Bryan Cranston a la cabeza ampliando su catálogo de matices y progresivo deslizamiento sutil hacia la maldad, secundado por un Aaron Paul inmenso y merecedor de los mismos aplausos que los dirigidos al titular, pasando por su milimétrica dirección y puesta en escena o las inteligentes y desafiantes ramificaciones de unos guiones profusos, afilados y multiangulares, todo en esta serie resulta meritorio, excelente.
La pregunta que queda en el aire tras un final tan rotundo y pletórico como el que esta cuarta temporada ofrece, evidentemente es; ¿que más queda por contar en BREAKING BAD que resulte interesante y esté a la altura de lo ya expuesto?. Para suerte y asombro de sus seguidores, la respuesta es mucho.
Desde el impacto de su clímax hasta su oscuro epílogo anunciado, todo ello aglutinado en un magistral episodio final, se pueden sacar las mismas conclusiones con este capítulo que con el visionado de cualquiera de todos los pertenecientes a las temporadas anteriores de esta serie insustituible: BREAKING BAD es la leche. Así llanamente. Unos actores inconmensurables con Bryan Cranston a la cabeza ampliando su catálogo de matices y progresivo deslizamiento sutil hacia la maldad, secundado por un Aaron Paul inmenso y merecedor de los mismos aplausos que los dirigidos al titular, pasando por su milimétrica dirección y puesta en escena o las inteligentes y desafiantes ramificaciones de unos guiones profusos, afilados y multiangulares, todo en esta serie resulta meritorio, excelente.
La pregunta que queda en el aire tras un final tan rotundo y pletórico como el que esta cuarta temporada ofrece, evidentemente es; ¿que más queda por contar en BREAKING BAD que resulte interesante y esté a la altura de lo ya expuesto?. Para suerte y asombro de sus seguidores, la respuesta es mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario