Hoy reseña/crítica/comentario de LA GUERRA DE ALAN. A los autores de cómic franceses parece interesarles especialmente las guerras en todas sus vertientes y posibilidades. A Tardi la Primera Mundial, a David B casi cualquier conflicto bélico y para centrar la introducción, a Emmanuel Guibert la Segunda Mundial, como bien demuestra en este soberbio trabajo.
LA GUERRA DE ALAN de Emmanuel Guibert: ****
La visión que Guibert aporta resulta estimulante, directa, magnética, por completo diferenciada del habitual conflicto interior o exterior donde el heroismo, grandes cruzadas morales o valores universales estan en juego. De hecho la guerra física en sí misma apenas tendrá relevancia dentro del relato, apareciendo fugazmente en un par de ocasiones destacadas que se centrarán más en la repercusión de estos instantes en el devenir emocional del protagonista más adelante que en el peligro intrínseco de los mismos. Cierto es que la narración (sacada por completo de los recuerdos más o menos lineales de Alan Ingram Cope) está fundamentada en una traslación precisa del relato del soldado, pero el autor consigue plasmar su evolución personal y vital con una clarividencia más propia del cuaderno de viaje existencial al que se va a asemejando la saga según evoluciona, que a la mera compilación cronológica de los hechos.
De este modo la trama separada en tres volúmenes supone un suma y sigue de hechos, anéctodas, detalles, integrados todos ellos como una amalgama de sensaciones y recuerdos plasmados con sutileza como un eco de los textos y diálogos de acompañamiento, donde lo expuesto se hace con la carga de perspectiva de la madurez, comprendiendo con la distancia las inconsistencias e incongruencias de ciertos actos de la juventud. Se nos cuenta la historia por lo tanto desde los últimos años de vida de Cope, que este rememora y recopila para Guibert "...sin interpretación alguna, sólo con su carga de verdad". De este modo el proceso de maduración que presenciamos y que le acontece a Alan resulta de doble valor, pues asistiremos tanto a un viaje en primer plano a la Europa de finales de la guerra y con posterioridad a la América de la posguerra, como al asentamiento de una serie de vivencias en el corazón y mente de una persona.
Así el soldado Cope pasará a descubrirse como Alan, un ser humano cambiante, falible y lleno de inquitudes, sueños y libertad, que verá en toda encrucijada vital la posibilidad de la experiencia, de un sinfín de opciones que lo modelarán hasta verlo renacer bien entrado en años como quien desea ser realmente, no la suma de valores y expectativas que los demás han ido depositando en el. Una reflexión que se nos desliza paulatinamente, casi sin atisbarlo durante el primer volumen para ir dejando mayores posos a lo largo del segundo hasta finalmente eclosionar como un maravilloso ejercicio de sintesis individual y vital en el tercero. Hay que añadir a esto una puesta en escena ejemplar, de una sencillez pasmosa que alcanza al lector sin trampas ni adornos innecesarios, de un grafismo elegante, directo y detallista. Un trazo cautivador y preciosista que propicia una lectura ávida y pausada al tiempo, logro invisible solo a la altura de los grandes.
De este modo la trama separada en tres volúmenes supone un suma y sigue de hechos, anéctodas, detalles, integrados todos ellos como una amalgama de sensaciones y recuerdos plasmados con sutileza como un eco de los textos y diálogos de acompañamiento, donde lo expuesto se hace con la carga de perspectiva de la madurez, comprendiendo con la distancia las inconsistencias e incongruencias de ciertos actos de la juventud. Se nos cuenta la historia por lo tanto desde los últimos años de vida de Cope, que este rememora y recopila para Guibert "...sin interpretación alguna, sólo con su carga de verdad". De este modo el proceso de maduración que presenciamos y que le acontece a Alan resulta de doble valor, pues asistiremos tanto a un viaje en primer plano a la Europa de finales de la guerra y con posterioridad a la América de la posguerra, como al asentamiento de una serie de vivencias en el corazón y mente de una persona.
Así el soldado Cope pasará a descubrirse como Alan, un ser humano cambiante, falible y lleno de inquitudes, sueños y libertad, que verá en toda encrucijada vital la posibilidad de la experiencia, de un sinfín de opciones que lo modelarán hasta verlo renacer bien entrado en años como quien desea ser realmente, no la suma de valores y expectativas que los demás han ido depositando en el. Una reflexión que se nos desliza paulatinamente, casi sin atisbarlo durante el primer volumen para ir dejando mayores posos a lo largo del segundo hasta finalmente eclosionar como un maravilloso ejercicio de sintesis individual y vital en el tercero. Hay que añadir a esto una puesta en escena ejemplar, de una sencillez pasmosa que alcanza al lector sin trampas ni adornos innecesarios, de un grafismo elegante, directo y detallista. Un trazo cautivador y preciosista que propicia una lectura ávida y pausada al tiempo, logro invisible solo a la altura de los grandes.
Una obra extraordinaria que actualmente se encuentra de saldo en librerías especializadas. La impecable edición de Ponent Mon en rústica con solapas y tomitos de agrabable lectura pone el broche a un trabajo que debería contarse en la colección de todo aficionado al cómic de calidad.
He tenido el gusto de leer sobre guerras de manos de David B., pero a este cómic aún no he llegado. A buscármelo.
ResponderEliminarSi, a David B. le pirran los conflictos armados, tanto en LOS CAMINOS OSCUROS como en la todavía inconclusa LOS BUSCADORES DE TESOROS siempre hay mamporros. Incluso los emplea y justifica dentro de EPILÉPTICO como obsesión y fascinación que motiva su impulso artístico, aparte de su colaboración precisamente con Guibert en EL CAPITAN ESCARLATA donde también había algo de batallas aéreas si no recuerdo mal. Pero el que se lleva la palma es evidentemente Tardi y la Primera Guerra Mundial en sus muchas aportaciones a dicha temática; PUTA GUERRA, EL SOLDADO VARLOT, LA GUERRA EN LAS TRINCHERAS, etc...
ResponderEliminarEsta GUERRA DE ALAN es diferente al punto de vista de aquellos, pero muy interesante, con una narrativa poderosa y una historia humana, conmovedora, plasmada con maestría. Una adquisición que no puede defraudar.
Saludos en paralelo.