Hoy el aperitivo de nueva banda sonora reseñada. En lugar de acortarla he decidido variar su aparición en este blog, mostrando tan solo la primera parte de la misma para de este modo continuar lectura en su web madre. Notarán el sutil aumento de nota aquí, pequeña ventaja que mi baremo permite para ajustar la valoración sobre este fantástico trabajo.
SLIPSTREAM de Elmer Bernstein: ***3/4
Tras años de anhelo y espera, se editó al fin SLIPSTREAM de Elmer Bernstein. Huelga decir que por su idiosincrasia particular dicho trabajo se contaba en el saco de los deseadísimos por parte de una legión de aficionados. Los elementos que configuran dicha obra como uno de esos santos griales de la banda sonora son fácilmente identificables y paso a enumerarlos para refocilamiento de los más distantes a las filias del freak mitómano: años (finales de) ochenta como dato de creación temporal, cinta de acción y aventuras bañada en sci-fi post STAR WARS, compositor de la Silver Age eminentemente sinfónico a cargo de la composición, London Symphony Orchestra interpretando y no existencia de LP o CD sustitutivo previo con una mínima calidad sonora. Es evidente que con estos antecedentes lo mínimo que podía esperarse de dicho lanzamiento era un revuelo mediático poco menos que escandaloso.
Pero a día de hoy las noticias estrella apenas duran semana y media antes del nuevo lanzamiento o bombazo, desvirtuando y empequeñeciendo un fenómeno que antaño nos hacía mantenernos en las nubes durante meses y que ahora apenas nos deja coger aire para el próximo Goldsmith expandido u otra partitura clásica anunciada con todo lujo de detalles a un mercado que devora la expectación mucho más rápido que el aficionado asimila el contenido de sus lanzamientos. Ayer nos quejábamos amargamente de la no disponibilidad de docenas de obras fundamentales y del desconocimiento sobre autores magníficos pero exiliados al olvido discográfico; hoy tenemos prácticamente todo disponible y esos (y muchos otros) nombres gozan de envidiable salud digital, pero apenas hay tiempo de escuchar, saborear y apreciar en condiciones tanto la música como el envoltorio en el que se nos oferta. Una irónica insatisfacción constante digna de ese moderno Prometeo coleccionista en el que se ha convertido el antiguo amante de la banda sonora.
Para mayor júbilo si cabe la discográfica encargada se ha ocupado de recuperar el programa originariamente ideado por el compositor, una selección magnífica del mejor material temático desarrollado a lo largo de la cinta, ensamblado y organizado además con el disfrute auditivo en mente. Un detalle muy estimable perdido en los actuales tiempos del completismo y el exceso de las ediciones (innecesariamente) expandidas y absolutas, que recalan con su recargamiento de minutaje y habitual dispersión por dicha redundancia en la pérdida de una entidad musical coherente...
Pues continuar con la lectura en Scoremagacine.
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