Hoy comentario/crítica/reseña de la tercera temporada de HOUSE OF CARDS. Con la cuarta vuelta ya en el horizonte, las ganas de continuar con una de las series más destacadas de los últimos años son más que considerables.
HOUSE OF CARDS TEMPORADA 3 de Beau Willimon: ***3/4
Si el cierre de la segunda temporada de HOUSE OF CARDS fue de auténtico subidón, el episodio de arranque de la tercera resulta totalmente anti climático y sin embargo tan apasionante como acertado, centrándose en la figura del asistente Doug Stamper (el siempre destacado Michael Kelly borda su papel en esta ronda alcanzando el sobresaliente), que cobrará un inusual protagonismo con el devenir de su drama particular. Pero la nueva posición de Francis Underwood (Kevin Spacey) y su ambición por crear un legado a la altura de su ego le llevarán a situaciones límite tan intensas como demoledoras. Sin embargo la media naranja de Frank va a resultar más decisiva de lo esperado en el camino del político y es la memorable composición de Robin Wright como Claire la que va a servir de apoyo incondicional primero y punto de fractura al final de este temporada. Su caracterización, de una contención e intensidad portentosas, alcanza a su partenaire en el grado de perfección actoral tras varios años relegada a un segundo plano de lujo. La relación simbiótica de sinergia emocional unidireccional que se había establecido entre la pareja alcanza su momento álgido.
Además la aparición de nuevos personajes tan carismáticos como el presidente ruso de Lars Mikkelsen o la periodista de Kim Dickens, pero en especial el catártico escritor de Paul Sparks, añaden un aderezo bien integrado en el reparto coral secundario. Al tratarse de un nuevo -podríamos llamarlo- arco argumental de caída del personaje tras las dos temporadas previas de ascenso, su cierre no resulta tan impactante o expectante como el previo, y también se nota algo acomodaticio en las subtramas políticas, menos elaboradas que en capítulos anteriores y por ello que la valoración descienda un peldaño frente a la excelencia pretérita. Pero es pecata minuta si atendemos al conjunto de un show ambicioso, complejo, elaborado y apasionante, donde los aspectos más oscuros y ambiguos del ser humano son diseccionados con entomológico detalle. Más, por favor.
Primera y segunda temporada de grandísimo nivel. Tercera temporada que,después de los tres primeros episodios, se desploma algo bajando el nivel al que nos tiene acostumbrados. Esperando a que pueda recuperar la serie su brío.
ResponderEliminarHola, sin duda parece que superficialmente esta temporada flojea un poco respecto al ímpetu de las anteriores, pero si entendemos las dos primeras como el ascenso de Frank y Claire, es lógico contemplar las dos siguientes como la caída, o al menos esta tercera como la cuerda floja sobre la que caminan hasta su choque final. Es por ello que la ausencia de un clímax más espectacular pueda hacer parecer el conjunto como menos potente, cuando en realidad la serie se construye sobre matices, detalles y sentimientos soterrados.
ResponderEliminarEs cierto que los guiones no afilan tanto el cuchillo en todo momento, pero hay episodios para enmarcar y el trabajo actoral de la pareja protagonista es superlativo. Yo tengo muchas ganas de ver la cuarta temporada y defiendo HOUSE OF CARDS como serie de cabecera en el presente televisivo.
Gracias por tu comentario y saludos en paralelo.