El repaso bi-mensual sobre el cine ingerido incluye un buen puñado de títulos musicales, asignatura pendiente en mi formación cinéfila que estoy disfrutando a lo grande. Lo cual me corrobora la idea de que para ciertos géneros hay que esperar a momentos adecuados.
CINE DE MAYO A JUNIO 2015
CANTANDO BAJO LA LLUVIA: ****
Si de musicales famosos se trata, este debe de ser uno de los más populares de la historia del medio audiovisual. Simpático relato del salto del cine mudo al sonoro en el que dos amigos tratan de superar el cambio mientra uno de ellos se enamora de una chica al tiempo que trata de dar esquinazo a otra. Números memorables que se acumulan ("Make them laugh", "Good Morning") hasta culminar en la archiconocida escena y canción "Singin in the rain", cuya jovialidad y optimismo justifican la película. El arrollador Gene Kelly actúa y dirige al alimón con Stanley Donen.
CINE DE MAYO A JUNIO 2015
Si de musicales famosos se trata, este debe de ser uno de los más populares de la historia del medio audiovisual. Simpático relato del salto del cine mudo al sonoro en el que dos amigos tratan de superar el cambio mientra uno de ellos se enamora de una chica al tiempo que trata de dar esquinazo a otra. Números memorables que se acumulan ("Make them laugh", "Good Morning") hasta culminar en la archiconocida escena y canción "Singin in the rain", cuya jovialidad y optimismo justifican la película. El arrollador Gene Kelly actúa y dirige al alimón con Stanley Donen.
LINCOLN: **
El cine de Steven Spielberg, antes vibrante y de enorme fuerza narrativa y emocional, se ha convertido en un hueco e impostado ejercicio de auto-onanismo en el que convergen todas las para-filias estéticas acumuladas durante sus últimos años de indulgencia autoral: fotografía saturada, luminosa y efectista, música melosa y omnipresente, actuaciones recargadas al borde del tic, etc... Solo la contención de Daniel Day-Lewis y el detallismo histórico salvan del aburrimiento total una cinta plana y complaciente.
Hay cintas que resisten el paso del tiempo como piedras miliares de su época y que por su discurso y potencia conceptual, logran traspasar la pantalla para convertirse en parte de la cultura popular. La encarnación de Al Pacino como dueño del mayor bufete de abogados de Nueva York resulta memorable y la tentación a la que arrastra a un correcto Keanu Reeves, convierten este sólido thriller en una alegoría del ego humano y un carrusel del mejor cine moderno. Taylord Hackford dirige con maestría.
PROJECTO ALMANAC: **1/2
Desde que EL PROYECTO DE LA BRUJA DE BLAIR cambió los parámetro del cine de terror barato de ejecutar, pero sorprendente en calidad formal y resultados en taquilla, muchos otros han ido tomando ejemplo en distintas variantes temáticas. Desde la ficción científica de PRIMER, hasta la variante adolescente con poderes de CHRONICLE, de la que este título de viajes en el tiempo se apropia en forma y fondo, sin tanta gracia como aquel, pero de similares intenciones. Donde en aquellas había cierta sorpresa, aquí no la hay.
El cine de Steven Spielberg, antes vibrante y de enorme fuerza narrativa y emocional, se ha convertido en un hueco e impostado ejercicio de auto-onanismo en el que convergen todas las para-filias estéticas acumuladas durante sus últimos años de indulgencia autoral: fotografía saturada, luminosa y efectista, música melosa y omnipresente, actuaciones recargadas al borde del tic, etc... Solo la contención de Daniel Day-Lewis y el detallismo histórico salvan del aburrimiento total una cinta plana y complaciente.
MELODIAS DE BROADWAY 1955: ****1/4
Algunas ideas recurrentes en el cine musical son el paso del tiempo y la nostalgia. Sobre todo cuando el género se acercaba a su fin de ciclo como reclamo para la taquilla. Nadie mejor que Fred Astaire para convertir un discurso crepuscular en un canto al amor por la vida en su ciclo otoñal, tanto en lo personal como en lo profesional. No solo contiene una de las canciones más memorables del género ("That´s Entertainment"), sino que incluye una de las secuencias más hermosas jamás rodadas ("Dancing in the Dark"), que vale películas enteras por si sola.
PACTAR CON EL DIABLO: ****Algunas ideas recurrentes en el cine musical son el paso del tiempo y la nostalgia. Sobre todo cuando el género se acercaba a su fin de ciclo como reclamo para la taquilla. Nadie mejor que Fred Astaire para convertir un discurso crepuscular en un canto al amor por la vida en su ciclo otoñal, tanto en lo personal como en lo profesional. No solo contiene una de las canciones más memorables del género ("That´s Entertainment"), sino que incluye una de las secuencias más hermosas jamás rodadas ("Dancing in the Dark"), que vale películas enteras por si sola.
Hay cintas que resisten el paso del tiempo como piedras miliares de su época y que por su discurso y potencia conceptual, logran traspasar la pantalla para convertirse en parte de la cultura popular. La encarnación de Al Pacino como dueño del mayor bufete de abogados de Nueva York resulta memorable y la tentación a la que arrastra a un correcto Keanu Reeves, convierten este sólido thriller en una alegoría del ego humano y un carrusel del mejor cine moderno. Taylord Hackford dirige con maestría.
PROJECTO ALMANAC: **1/2
Desde que EL PROYECTO DE LA BRUJA DE BLAIR cambió los parámetro del cine de terror barato de ejecutar, pero sorprendente en calidad formal y resultados en taquilla, muchos otros han ido tomando ejemplo en distintas variantes temáticas. Desde la ficción científica de PRIMER, hasta la variante adolescente con poderes de CHRONICLE, de la que este título de viajes en el tiempo se apropia en forma y fondo, sin tanta gracia como aquel, pero de similares intenciones. Donde en aquellas había cierta sorpresa, aquí no la hay.
LA TEORÍA DEL TODO: ***
El biopic en su versión más estandarizada y amable tiene sus mejores intenciones y resultados en esta aproximación a la vida del físico Stephen Hawking, que soslaya el tinglado científico para despachar con un par de conceptos generales el genio del personaje protagonista y se centra (como no) en la vida marital y el peso de la esposa, así como las relaciones de ambos con sus siguientes parejas. La interpretación de Eddie Redmayne es tan convincente que sostiene el solo con enorme convicción y trabajo corporal una cinta que sería sin el exclusivamente correcta.
El biopic en su versión más estandarizada y amable tiene sus mejores intenciones y resultados en esta aproximación a la vida del físico Stephen Hawking, que soslaya el tinglado científico para despachar con un par de conceptos generales el genio del personaje protagonista y se centra (como no) en la vida marital y el peso de la esposa, así como las relaciones de ambos con sus siguientes parejas. La interpretación de Eddie Redmayne es tan convincente que sostiene el solo con enorme convicción y trabajo corporal una cinta que sería sin el exclusivamente correcta.
UN DIA EN NUEVA YORK: ****
Otro de los musicales más famosos de la historia y al mismo tiempo de los más joviales y animosos. Comedia brillante y rauda, con toques de absurdo (el número en el museo) y romanticismo desbordante. Pero si hay dos elementos, aparte del genio que Gene Kelly despliega en todo momento tanto delante como detrás de las cámaras, en esta cinta que destacan, son la música de Leonard Bernstein y la ciudad de Nueva York. Eso y la mítica canción que abre y cierra circularmente la película, toda una declaración de amor.
El cine palomitero en el que Disney se ha propuesto convertir el omnipresente Universo Marvel en cine, tiene sus aciertos ("Guardianes de la Galaxia") y sus no tan aciertos como esta segunda parte de "Los Vengadores". Joss Wheddon se las ingenia para construir una película entretenida y espectacular (que menos!) sin renunciar a la esencia comiquera de los personajes, pero apenas consigue traspasar la frontera de lo ya expuesto previamente y se limita a dar estopa con efectos sin mucho más.
WHIPLASH: ****
Hay sorpresas en el cine americano que le instan a uno a ser optimista para con jóvenes talentos como Damien Chazelle, un novato realizador que rueda con la precisión de un artesano cultivado. Quizás es que la historia que presenta es tan personal y la ha pulido tanto (incluído un soberbio corto de idéntica temática) que no tolera los fallos, al igual que el personaje del profesor que borda un inconmensurable J.K. Simmons (merecidísimo Oscar a mejor secundario), con un Miles Teller que no se deja comer.
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