El mundo es un sitio-aparentemente- tan grande cuando uno ha viajado poco, que resulta difícil concentrarse en la enorme belleza que se atisba en imágenes de cientos, sino miles, de lugares atractivos. Pero cuando las preferencias emocionales, sentimentales o vitales inclinan la balanza hacia algún lugar (o tipo de lugar) específico, la barrera es insalvable; nuestro corazón queda atrapado en el ámbar de ese espacio concreto.
NEW YORK, NEW YORK...
Yo adoro Madrid, y la considero el centro neurálgico de mi universo particular, pero Nueva York no es otra ciudad, es "la" ciudad. Los inconfundibles síntomas del síndrome de Stendhal que percibí al ver aproximarse el skyline más hermoso del mundo, detrás de la ventanilla del coche que nos llevó a través del puente de Queensboro hacia el "escritorio de Dios" (como nos comentó el guía del tour de contrastes; si Dios está en todas partes, su escritorio lo tiene en Manhattan), no fueron comparables con pisar su suelo, con ser -como rezaba Frank Sinatra- parte de ella. Es una experiencia que todo el mundo que aprecie la belleza intrínseca y particular de las ciudades debería experimentar, pues se trata no solo de conocer la idiosincrasia de la capital de capitales, sino de saborear (para bien y para mal) sus recovecos, percibir su estática por la noche desde algún punto elevado, perderse en su maraña de calles perfectamente ordenadas o simplemente disfrutar de la maravillosa arquitectura que le da forma, desde Wall Street hasta Harlem, pasando por Hell´s Kitchen o el Upper West Side. Y luego está la Estatua de la Libertad, que por lo que simboliza resulta de una hermosura apabullante. MANHATTAN es algo único. Yo la propongo desde ya -aunque supongo que no seré el primero- como Octava Maravilla del mundo. Gracias por el viaje sister!
My pleasure brother.
ResponderEliminarNunca había disfrutado tanto de un lugar que ya conocía. A veces como turista, a veces como viajero, diré que he disfrutado de esta grandiosa ciudad, como hacia tiempo que no lo hacía. Love u too.
Hay viajes interiores que conviven con los exteriores. Este parece ser uno de ellos... Al menos para alguno de nosotros. Gracias, hijo...
ResponderEliminarGracias a mi hermana por el regalo. Ojalá podamos volver la familia al completo a visitar esa maravillosa ciudad. Resulta extraño sentirse tan libre y cómodo en un lugar tan enorme y ajeno (pese a las películas, series, fotos, libros, relatos, etc...), pero es la magia de algunos lugares.
ResponderEliminarAmores en paralelo.