Hoy
comentario/reseña/crítica de la temporada séptima y última de la serie
CALIFORNICATION. Hank, Karen, Runkle, Marcy y los nuevos fichajes de esta
última temporada se despiden definitivamente.
Tenía que
llegar y no podía demorarse más. Hank estaba exhausto de meter la pata con
Karen, de follarse a todo lo que ofrecía una bonita sonrisa y mejores partes
pudendas, así como su círculo disfuncional de amigos y familia no resistían
mucho más el paso del tiempo en bucle tragi-cómico. CALIFORNICATION llevaba más temporadas flojas (nunca
malas) que brillantes y eso pasaba factura en la audiencia, que en las últimas
rondas salvaban el show por los pelos para su continuación. En última instancia
han cortado por donde han podido, pero el rumbo de la serie en el grueso de
esta regulera temporada no consigue atisbar ni definir un buen carpetazo que no
se alcanza. No es que el final no sea el más lógico imaginable, es que
sencillamente el último episodio resulta poco o nada destacado en comparativa
con el total de la serie o con pasados cierres de temporadas. Que menos que
haberse esforzado un poco más a la hora de poner el ocaso crepuscular y de
maduración definitiva de Hank como punto final.
En cualquier caso la última temporada de CALIFORNICATION arremete, como excusa argumental de ubcación para los personajes centrales, contra el último rincón del entretenimiento que quedaba por dinamitar: la televisión. Y aporta un par de guiños divertidos y metalinguísticos, incluída la aparición de Michael Imperioli como productor del nefasto show que quieren realizar para aprovechar los restos de la idea de "Santa Monica Cop" (da movie) de la quinta temporada. No acaba de funcionar por falta de mala baba, algo poco usual en la serie. Igualmente forzada se presenta la idea de la nueva familia postiza de Hank con la bellísima Heather Graham como previa novia a Karen. Las subtramas de Evan Hadler al respecto son de lo más gratuitas y pese a la ocasional bufonada quedan lejos de previas y desternillantes aventurillas. Lo mismo pasa con la cada vez más madura e interesante Pamela Adlon y su affair pasado con un histriónico Stephen Tobolowski. Y así con otros varios caracteres recurrentes...
La serie había entrado en bucle y/o barrena, y se nota en este último tramo, quizás el menos divertido de toda CALIFORNICATION. Con todo y llegados a este punto, lo mejor que podemos decir de la serie es que la hemos seguido hasta su cierre más plausible, correcto y por momentos hermoso, dejando aparcado el Porsche Cabriolet de Hank en las afueras del aeropuerto, símbolo de su eterna adolescencia y su cambio -aparentemente- definitivo de actitud ante la vida, pues lo mejor de la misma (acaba concluyendo el escritor canalla e irresistible) es su familia. Típico final americano. Que le vamos a hacer.
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