Hoy comentario/crítica/reseña de Y EL ÚLTIMO HOMBRE VOLUMEN 9. La premura narrativa lograda a lo largo del número previo aumenta y se alcanza, para bien o para mal, la explicación a la plaga del gen masculino.
Y EL ÚLTIMO HOMBRE VOLUMEN 9: MADRE PATRIA
de B. K. Vaughan, Pia Guerra, Goran Sudzuka y Jose Marzan Jr: ***1/2
El viaje de Yorick, la agente 355 y la doctora Mann recala en China, donde se enfrentarán a la verdad de sus existencias post pandemia. Finalmente se revela la causa -pseudo- científica de las muertes globales, ofreciendo tanto una teoría plausible como un canto feminista a la descendencia heredera del planeta. Vaughan tras 50 números de serie hábilmente sostenida decide descubrir el gran misterio y guardarse un último as en la manga como conclusión del recorrido del protagonista. Para ello opta por una explicación convincente aunque algo traída por los pelos que cumple al menos con parte de la expectativa generada y entronca con la importancia de la doctora Mann en la historia desde el principio, haciendo de la causalidad más que de la casualidad (que es la parte que se lleva Yorick) el epicentro de esta resolución anticipada. Quizás uno se espera más sorpresa y espectacularidad en este momento clave, pero el frío y extenso monólogo que lo expone se desarrolla con la suficiente habilidad como para que la tensión se sostenga intercalada con un instante crucial para 355. Una vez pasado el gran evento del volumen, el trayecto apunta hacia su destino final en París, mientras en los USA se prepara la siguiente etapa mundial y se hace un divertido guiño metalingüístico hacia la saga en forma de cómic dentro del cómic.
El equipo artístico mantiene la línea exactamente igual que en números anteriores, repitiendo labores y funcionalidad. A punto de alcanzarse la conclusión de la saga, Guerra y Sudzuka cumplen con éxito su labor haciendo del dinamismo y el empuje su bandera. A estas alturas no se les podría pedir más.
El viaje de Yorick, la agente 355 y la doctora Mann recala en China, donde se enfrentarán a la verdad de sus existencias post pandemia. Finalmente se revela la causa -pseudo- científica de las muertes globales, ofreciendo tanto una teoría plausible como un canto feminista a la descendencia heredera del planeta. Vaughan tras 50 números de serie hábilmente sostenida decide descubrir el gran misterio y guardarse un último as en la manga como conclusión del recorrido del protagonista. Para ello opta por una explicación convincente aunque algo traída por los pelos que cumple al menos con parte de la expectativa generada y entronca con la importancia de la doctora Mann en la historia desde el principio, haciendo de la causalidad más que de la casualidad (que es la parte que se lleva Yorick) el epicentro de esta resolución anticipada. Quizás uno se espera más sorpresa y espectacularidad en este momento clave, pero el frío y extenso monólogo que lo expone se desarrolla con la suficiente habilidad como para que la tensión se sostenga intercalada con un instante crucial para 355. Una vez pasado el gran evento del volumen, el trayecto apunta hacia su destino final en París, mientras en los USA se prepara la siguiente etapa mundial y se hace un divertido guiño metalingüístico hacia la saga en forma de cómic dentro del cómic.
El equipo artístico mantiene la línea exactamente igual que en números anteriores, repitiendo labores y funcionalidad. A punto de alcanzarse la conclusión de la saga, Guerra y Sudzuka cumplen con éxito su labor haciendo del dinamismo y el empuje su bandera. A estas alturas no se les podría pedir más.
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