Y los enredos en la vida de Walter "Heisenberg" White y Jesse Pinkman continuan en aumento, inmisericordes en cuanto a la progresiva dureza y radicalidad de acciones a las que se ven, inevitablemente, abocados.
BREAKING BAD TEMPORADA 3 de Vince Gilligan: ****
Si en el cierre de la vuelta anterior asistíamos a toda una declaración de principios por parte del creador de esta magnífica serie, a lo largo de la presente se solidifica de modo irrefutable la sensación de recorrido inevitable en las decisiones y acciones de los personajes, viéndose arrastrados a un relato noir de tintes tragicómicos que ve en el horizonte el podio de los grandes títulos audiovisuales del nuevo milenio. Así uno no podría decir, dada la altura que ha alcanzado en su ejercicio Aaron Paul, cual de de los dos protagonistas encabeza con su talento las riendas de la serie, pues la consistencia y robustez de Bryan Cranston se ve alcanzada por un Jesse capaz de acortar terreno con su mentor en cuanto a magisterio actoral. Los secundarios no se quedan a la zaga, tanto el inquietante Giancarlo Espósito como el divertidísimo Bob Odenkirk, alcanzando hasta el último figurante del relato, capaz de resultar sólidos en la más mínima de sus aportaciones.
Por si esto fuera poco, la trama se complica y enreda hasta nuevos límites de violencia perpetrados por los primos psicópatas de Tuco que cruzan la frontera con la venganza como único objetivo, una guerra territorial por el dominio del tráfico de drogas en toda la zona y la propuesta para Walter de un jugoso negocio del que no podrá librarse, arrastrando consigo una serie de infastuosas consecuencias para con todos sus conocidos, allegados o no. Gilligan, pertrechado de un grupo inmejorable de guionistas y directores, se permite pequeños -aunque sobresalientes- ejercicios de narración claustrofóbica y psicológica como "Fly" que no solo no ralentizan el conjunto del arco anual en curso, sino que lo engrandece aportando nuevos matices y lecturas a unos protagonistas poliédricos a los que nos sentimos ya irremediablemente unidos.
Igualmente, la maestría narrativa que destila la serie en el manejo del suspense resulta apabullante en episodios como "Sunset" durante la secuencia de la caravana en el desguace o el final de "One minute" con el ataque sobre Hank. Una montaña rusa de emoción y empuje que se ve coronada por un final de temporada tenso e irremediable que llevará, sin duda, a los personajes a un nuevo nivel de desarrollo y madurez. Obligada.
Por si esto fuera poco, la trama se complica y enreda hasta nuevos límites de violencia perpetrados por los primos psicópatas de Tuco que cruzan la frontera con la venganza como único objetivo, una guerra territorial por el dominio del tráfico de drogas en toda la zona y la propuesta para Walter de un jugoso negocio del que no podrá librarse, arrastrando consigo una serie de infastuosas consecuencias para con todos sus conocidos, allegados o no. Gilligan, pertrechado de un grupo inmejorable de guionistas y directores, se permite pequeños -aunque sobresalientes- ejercicios de narración claustrofóbica y psicológica como "Fly" que no solo no ralentizan el conjunto del arco anual en curso, sino que lo engrandece aportando nuevos matices y lecturas a unos protagonistas poliédricos a los que nos sentimos ya irremediablemente unidos.
Igualmente, la maestría narrativa que destila la serie en el manejo del suspense resulta apabullante en episodios como "Sunset" durante la secuencia de la caravana en el desguace o el final de "One minute" con el ataque sobre Hank. Una montaña rusa de emoción y empuje que se ve coronada por un final de temporada tenso e irremediable que llevará, sin duda, a los personajes a un nuevo nivel de desarrollo y madurez. Obligada.
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