Reseña de “American Ronin Volumen 1: Íncubo” de Peter Milligan y ACO, un cómic con 128 páginas editado a color y en tapa dura por Panini. Incluye los cinco primeros números de la serie americana que componen el ciclo inicial de la colección.
“American Ronin Volumen 1: Íncubo” de Peter Milligan y ACO
La presencia de Peter Milligan al frente de un nuevo proyecto suele generar expectación. Se trata de un guionista experimentado y personal, capaz de sorprender y resolver con elegancia sus propuestas, escribiendo personajes sólidos y bien caracterizados por el camino. No siempre resulta igual de convincente y dentro del mainstream no brilla tanto (salvo contadas ocasiones como “X-Statix”) como en el independiente, pero por norma es capaz de desarrollar ideas atractivas. En esta nueva obra propone otra vuelta de tuerca a su tema favorito; la identidad, mezclando conceptos empresariales, alta tecnología y globalización, todo ello amalgamado bajo el tradicional relato de venganza protagonizado por un lacónico personaje llamado a secas Ronin. La idea del soldado sin amo pero con honor se ha explorado mucho en el cine (la exitosa saga de "John Wick" por ejemplo), y otro tanto dentro del cómic, destacando la longeva “Usagi Yojimbo” de Stan Sakai. En “American Ronin” encontramos un súper asesino alterado genéticamente para “empatizar” con sus víctimas y así descubrir sus debilidades, asegurando su muerte de la forma más efectiva. Eso y entrenamiento desde la niñez al servicio de una gran compañía multinacional. Un primer arco introductorio prometedor y entretenido que es de esperar avance en su trama principal y amplíe el interesante mundo desplegado en torno a las todo poderosas empresas que controlan a los ronin.
Si Milligan aporta ideas y dinamismo en el relato, plagado de peleas, persecuciones y cambios de escenarios internacionales, el apartado gráfico del español ACO resulta más potente todavía. Dota a la obra de una fisicidad impactante, espectacularidad en los paisajes, enorme detallismo y un genial uso intertextual de las onomatopeyas en su interacción con la acción de las viñetas. Además, su perfecta caracterización de los personajes ayuda a que la trama pueda saltar de localización o recuperar ubicaciones a golpe de vista con gran precisión. Solo por el apartado gráfico merecería la pena su lectura.
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