La excelente, en todos los sentidos, serie de Steven Soderbergh, consta de dos sólidas temporadas que cierran un arco argumental de lo más interesante, repleto de personajes memorables y haciendo un barrido por el comienzo de la medicina moderna tan audaz como fascinante.
THE KNICK de Steven Soderbergh: ****
Planeada inicialmente como un recorrido por los avances médicos y sociales en la América del siglo XX que se compondría de 6 temporadas divididas en tres arcos de dos entregas -cada uno de ellos ambientado en diferente época-, pero dadas las limitadas audiencias y coste del show, se quedó en un primer -soberbio- arco dramático formado por dos temporadas de 10 capítulos (de prácticamente 1 horas de duración) cada una. Recientes rumores apuntan a una tercera temporada, pero habrá que celebrarlo cuando se materialice la propuesta. Lo que se puede disfrutar es una serie de corte realista y con estilo documental, iluminada con luz directa en la que predominan planos bajos y picados que muestran los techos altos y escenarios plagados de velas e incipiente luz eléctrica, tenue y ocre. Todos los elementos de la producción técnica en cuestión de ambientación resultan sobresalientes. La agilidad de la cámara en mano ayuda más todavía a la viveza del relato, que retrata emocionantes cambios (la serie arranca con el inicio del siglo XX en Nueva York) a los que muchos son reacios. Soderbergh filma con pulso firme y focaliza con inteligencia. El montaje y la música incidental de corte moderno y electrónico (firmada por el habitual del realizador Cliff Martinez) resultan chocantes a priori, pero enseguida modelan el oído del espectador en torno a la idea central de cambio, movimiento, avance y pronto se hace parte indivisible del ritmo las secuencias más aparentemente inocuas.
El apartado actoral resulta igualmente magnífico, coronado por un soberbio y carismático Clive Owen, cuyo doctor Thackery deja la adicción a las pastillas y el ego de House a la altura de chiquillada de patio de colegio. Andre Holland y Juliet Rylance también se encargan de dar profundidad y personalidad a sus personajes, e incluso la primeriza Eve Hewson (hija de Bono) cumple modestamente. Pero son la pareja de secundarios formada por Cara Seymour y Chris Sullivan los que se llevan la complicidad y sonrisas del espectador. Todos ellos y los que faltan por mencionar (Jeremy Bobb, Michael Angarano...) forman un elenco magnífico que aporta toda la versatilidad y heterogeneidad necesaria para retratar el rico crisol cultural y social del cambio de siglo.
Todo ello coronado por unos guiones inteligentes, escenas médicas sangrientas y explícitas, diálogos afilados y reflexiones consistentes sobre la ética, la ambición, el racismo, el machismo, las relaciones de poder, las clases sociales y los prejuicios sobre todo el ámbito científico y moral de la época. "The Knick" es una serie extraordinaria que merece ser visionada con atención. Y si llega una tercera temporada, pues mejor que mejor.
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