Las dos temporadas de esta fallida, pero muy interesante serie, plantean una trama basada en la conexión a través de sueños de tres personajes centrales y varios secundarios. Solo unos pocos son conscientes y capaces de manipular los sueños.
FALLING WATER de Blake Masters y Henry Bromell: **3/4
La serie consta de dos temporadas de 10 capítulos cada una. Un total de 20 episodios en los que se intenta desgranar una trama que aparenta ser más compleja e interesante de lo que finalmente resulta ser. Sin embargo lo atractivo de "Falling Water" no es tanto el recorrido de su guión, sino la plasmación del misterio a través de los sueños compartidos de los protagonistas. En especial resulta particularmente agradable la primera temporada en su cadencioso ritmo, en el uso de la música e interconexión de las subtramas de cada personaje, que finalmente se encuentran en una recta final algo anti climática, pero satisfactoria.
Si hay un artista que ha plasmado el mundo onírico en el lenguaje audiovisual con auténtico realismo y al mismo tiempo impacto emocional gracias a una fisicidad palpable e inquietante, ese es David Lynch. Los responsables de "Falling Water" ni se acercan a la personalidad y maestría de Lynch, pero logran evocar durante algunos capítulos -de la primera ronda- esa sensación con cierta elegancia. En la segunda temporada la trama se acelera, perdiendo la serie parte de su encanto de ensoñación estática con misterio en sus recovecos, pero también gana en agilidad narrativa. Aunque el giro hacia lo convencional de encontrar a un asesino soñador siguiendo el esquema policial convencional, hace que la estandarización del producto acabe por restar interés al conjunto.
Solo algunos capítulos intentan acercarse a la atmósfera previa en lo relativo a la evocación de la atmósfera onírica, y en la recta final se desvela un complot mayor al previamente esbozado, con nuevo personaje intrigante. Pero ya es demasiado tarde y el efecto es de pólvora mojada. La audiencia nunca acompañó bien a la serie, y la extraña renovación de su segunda temporada con final abierto no sirvió para evitar la cancelación. Recomendable su primera ronda (que además queda mejor cerrada que la siguiente), algo menos la segunda. Una rareza a tener en cuenta disponible en Amazon Prime.
Si hay un artista que ha plasmado el mundo onírico en el lenguaje audiovisual con auténtico realismo y al mismo tiempo impacto emocional gracias a una fisicidad palpable e inquietante, ese es David Lynch. Los responsables de "Falling Water" ni se acercan a la personalidad y maestría de Lynch, pero logran evocar durante algunos capítulos -de la primera ronda- esa sensación con cierta elegancia. En la segunda temporada la trama se acelera, perdiendo la serie parte de su encanto de ensoñación estática con misterio en sus recovecos, pero también gana en agilidad narrativa. Aunque el giro hacia lo convencional de encontrar a un asesino soñador siguiendo el esquema policial convencional, hace que la estandarización del producto acabe por restar interés al conjunto.
Solo algunos capítulos intentan acercarse a la atmósfera previa en lo relativo a la evocación de la atmósfera onírica, y en la recta final se desvela un complot mayor al previamente esbozado, con nuevo personaje intrigante. Pero ya es demasiado tarde y el efecto es de pólvora mojada. La audiencia nunca acompañó bien a la serie, y la extraña renovación de su segunda temporada con final abierto no sirvió para evitar la cancelación. Recomendable su primera ronda (que además queda mejor cerrada que la siguiente), algo menos la segunda. Una rareza a tener en cuenta disponible en Amazon Prime.
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