Libertad e independencia. Así se llamaban las dos naves que se lanzaban al espacio para detener el meteorito que destruiría la tierra en "Armageddon" (1998), de Michael Bay. Obviando el (divertidísimo y entretenido) dislate que era esa película, el nombre de las naves resulta maravilloso.
LIBERTAD E INDEPENDENCIA
La libertad es lo fundamental. Pero su hermana pequeña la independencia es parte esencial de la familia. El ser humano no puede contemplar (o no debería hacerlo) la una sin la otra. Vienen a ser como Sueño y Muerte de Neil Gaiman. Uno es el protagonista absoluto, pero la otra se adueña de la serie en cada una de sus apariciones. Y si la primera es el pilar maestro sobre el que construir, la segunda es una condición indispensable del apuntalamiento de la inicial.
Aunque resulta algo pueril (y un punto de fuga recurrente cuando no se tienen argumentos) y peregrino tener que volver a explicarlo y remarcarlo; la libertad no se tiene o se aplica a conductas delictivas, para dañar a terceros o actuar contra la voluntad, integridad o creencias de nadie. Porque no existe la libertad de hacer daño. Es infantil usar ese razonamiento para intentar atajar la libertad como concepto cardinal. Pero no parece que ideas tan sencillas se asienten con tanta facilidad en mentes maleables.
Peor aún es el forzado fratricidio de intentar usar la independencia para acabar con la libertad, postulando razonamientos tan absurdos y obtusos como el previo. El ejemplo cardinal lo tenemos en la historia americana y su -bien llamada- "Guerra de la Independencia", la cual se inició para lograr la libertad. No para imponer otro estado opresor similar (o peor) al que combatían, sino para instaurar uno más libre.
Siempre la lucha (moral, la batalla de las ideas) ha de ser por mayores cotas de libertad, no menores. Siempre la consecución de la independencia debe servir para lograr menos cadenas, no otras cadenas. Ningún sistema es perfecto, ya que todos están diseñados por seres imperfectos, pero jamás debería tolerarse la creación de un sistema que replique los defectos del que se quiere abolir y que además agrave la convivencia, la concordia y la prosperidad de cualquier implicado en el mismo. Eso no es libertad ni es independencia.
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