Hoy toca comentario de la divertidísima serie ONE PUNCH MAN disponible en el catálogo de Netflix. Basada en el web-manga de One, la serie se adaptó como anime de 12 capítulos. Su visionado es tan satisfactorio como la serie original.
ONE PUNCH MAN TEMPORADA 1
de Shingo Natsume y Tomohiro Shuzuki: ***1/2
La premisa de la serie es bien sencilla y hasta cierto punto trillada. En un japón superpoblado de héroes, las amenazas constantes de seres monstruosos de toda condición y procedencia destructiva para con la población civil de las grandes ciudades, convierte el hecho heroico casi un cliché. De este modo los propios héroes y las amenazas se catalogan en grados y existen todo tipo de personajes extravagantes. Pero un oficinista desconocido llamado Saitama es el ser más poderoso del mundo. Con un solo puñetazo es capaz de anular a cualquier enemigo. De ahí su nombre. Decidido a entrenar durante poco más de un año su forma física tras presenciar una injusticia, adquiere un poder insuperable. Esta condición le deja completamente calvo y le convierte al poco en una persona apática y sin expectativas. Cualquier rival apenas le dura un estornudo. Y para colmo de males, no solo nadie le conoce, sino que cuando actúa no busca la notoriedad y a veces incluso cede u oculta sus méritos ante incrédulos ciudadanos incapaces de entender el alcance de sus capacidades. Solo unos pocos, entre ellos un joven convertido en robot que le pedirá ser su discípulo -Genos, irónicamente mejor situado en la tabla de héroes que Saitama- saben de su gran poder.
El catálogo de lugares comunes a los que ONE PUNCH MAN da la vuelta o dinamita con un desparpajo y gracia contagiosa es interminable. Durante sus 12 episodios asistimos a un incesante crisol referencial en el que la ristra de secundarios a cada cual más divertido, se enfrentan a un protagonista tan carismático como lacónico. Las expresiones de aburrimiento y desgana de Saitama hacia sus pomposos oponentes son desternillantes. No hay nada mejor que ver como les corta el discurso megalómano a los villanos cósmicos de opereta, más preocupado por no perderse las ofertas del super de su barrio que por pelearse con ellos a sabiendas de lo poco que va a durar el combate. Una serie tan divertida como auto-consciente de los guiños que homenajea con cariño y al mismo tiempo desverguenza. De lo más recomendable y con segunda ronda en camino.
Me hace gracia su retirada del campo de batalla: "pues no me ha durado nada, vaya aburrimiento". Y se va con cara de decepcion por entre las ruinas de la ciudad.
ResponderEliminarMuy adictiva,
Saitama somos una buena parte de nosotros si tuviésemos su poder ;-)
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