Habiendo abandonado casi por completo la sección de cine, por farragosa y lenta en su redacción y maquetación (también lo es la comiquera, pero de esa disfruto más), he decidido escribir tan solo puntualmente de películas que me gusten o disgusten especialmente a partir de ahora.
STAR WARS: THE LAST JEDI
Nunca he sido un fan boy wasero. Nunca. Me gusta "El Imperio Contraataca", me gusta Han Solo y me gusta -mucho- John Williams, como a todo el mundo, y disfruto de la saga galáctica con sus inconsistencias argumentales y fantasía reciclada de mil y una referencias. Pero ni me apasiona, ni me causa el fervor infantil/juvenil de haber vivido en cines (yo tenía -1 cuando "Una Nueva Esperanza" se estrenó en 1977) la trilogía original. La nueva si la vi en pantalla grande, con la misma poca intensidad con la que estoy viendo ahora la nueva trilogía Disney. Pero donde los episodios I, II y III tenían algo que contar -ascenso y caída de Anakin Skywalker por amor- con todos sus defectos y carencias (George Lucas es un empresario avispado, pero con escaso talento cinematográfico desde mi punto de vista), este nuevo arco no va a ninguna parte. Se limita a intentar contentar a fans de la trilogía original recuperando estética, personajes y situaciones, pero apenas aporta nada en las dos películas que llevamos, más allá de cierta renovación de caras con el demasiado socorrido discurso de lo nuevo mata a lo viejo. Pero no tanto.
Si así fuera el guión de "El Despertar" no sería un remake encubierto de "Una Nueva Esperanza", si realmente hubiese alguna ruptura en el universo wasero más allá de algunas decisiones -en parte- subversivas sobre el carácter de Luke y la fuerza más allá de la familia Skywalker en "Los Últimos Jedi", la estructura casi calcada de esta última a "El Imperio Contraataca" (más algunas escenas de "El Retorno del Jedi" de propina), no se replicaría de forma tan poco imaginativa como en esta entrega ocurre. Ninguna película de la saga galáctica cuenta con un guión a prueba de bombas (NIN-GU-NA), pero al menos en su infantilizada visión del bien contra el mal las sagas previas buscaban algún punto de fuga concreto en el paisaje global (derrotar al imperio o ver la transformación de Anakin), al tiempo que ampliaban el imaginario visual con el poderío de todo Hollywood para ello (uno de los grandes méritos de la segunda saga es su exquisita -aunque a veces arbitraria- presentación de nuevos mundos dentro del universo wasero).
Ahora recuperamos otro planeta desierto con la heroína atrapada en el y otra cantina en "El Despertar", mientras en "La Amenaza" se abría el melón de una federación de planetas con conflictos comerciales y se visitaba la capital o se veía el Senado galáctico. Ahora vemos a los rebeldes huir al comienzo de "Los Últimos Jedi" del asedio de los malos para ser perseguidos hasta tener que plantar cara en un planeta de superficie blanca mientras la heroína recibe lecciones del maestro Jedi y se rebela su origen en una cueva, mientras que en "El Ataque de los Clones" veíamos un planeta líquido donde se fabrican ejércitos a medida, la escuela Jedi o una batalla final con cientos de sables laser en alto (se puede no ser fan de la saga y emocionarse con ciertos momentos). Si los diálogos de la trilogía de Lucas no eran precisamente de matrícula, al menos había ligereza y espectáculo. Por desgracia y salvo contadas excepciones "Los Últimos Jedi" no alcanza a ofrecer nada que me conmueva lo más mínimo, la ligereza se convierte casi en parodia y el espectáculo solo brilla en secuencias que ponen a la vieja guardia en primera fila (Leia usando la fuerza, Luke frente al ejército) o secundarios desaprovechados haciendo gala de mayor heroicidad que los principales (Laura Dern como Holdo en la gran secuencia de la cinta).
Que Williams se limite a reciclar material previo y eche muy poca carne nueva al asador tampoco ayuda a que este capítulo octavo apenas pase de lo aceptable en términos audiovisuales. Por lo tanto "Los Últimos Jedi" es otra entrega más con muy poco que contar (algo más que "El Desperar" si que cuenta, pero apenas rellena espacios) ni mostrar (algo de comentario social se cuela en la subtrama más innecesaria de Finn y Rose) dentro del universo Star Wars. Así pues si me lo preguntan, preferiría volver a ver cualquiera de las anteriores (la 7 de J.J. no, claro) a este nuevo refrito. Lo único bueno es que ya no le quedan a Disney tramas clásicas que plagiar para el Episodio 9.
PD: Y si hay que ponerle nota, pues **
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