A falta de detalles, el 26J (o elecciones 2015 parte 2) ya ha revelado su resultado, y no es otro que la vuelta a la cavernas políticas.
Y TRIUNFÓ EL MIEDO: VUELVE EL BIPARTIDISMO
El Partido Popular recupera el terreno perdido, el Partido Socialista mantiene (a gran distancia) el segundo puesto, Unidos Podemos suman menos juntos que por separado y Ciudadanos se retrae considerablemente. El resto de opciones con programas interesantes como UPYD, VOX o el PARTIDO LIBERTARIO, quedan completamente en la sombra de nuestro muy mejorable sistema electoral. Reconozco que las -siempre dudosas encuestas- anunciaban un escenario dramático en cuanto a posibles consecuencias de sorpasso por la izquierda de la formación neo-comunista disfrazada en las últimas semanas de socialdemócrata, que hacían plantearse cualquier voto útil contra la crónica de una ruina anunciada en carnes griegas, venezolanas, alemanas, rusas o cubanas. No obstante y con los resultados en la mano, la recuperación de las posiciones de salida de los dos grandes bastiones de la política jurásica y corrupta de nuestro país (adalides de la socialdemocracia más torpe y rampante, sanguijuelas del sistema en el que se perpetúan engordándolo, usándolo de trampolín profesional o para lucro personal, familiar o amiguista, pervirtiendo los fundamentos de las funciones mínimas a las que debería atenerse el Estado como la justicia y metiendo sus ponzoñosas manos en todos los aspectos de nuestra vida sin justificación alguna) resulta descorazonadora.
Si el mejor truco del diablo fue convencer al mundo de que no existía, en el caso del gobierno político de turno o en términos más absolutos el Estado, su mejor truco ha sido no solo ya convencer a la población mayoritaria de su necesidad imperiosa de vigilar, controlar, aprobar y regular la vida de las personas, haciéndolas dependientes y suplicantes (tras quitarles coactivamente la mitad de su dinero con impuestos directos e indirectos, tasas, trabas y demás burocracia obligatoria e impositiva que impide de forma efectiva y eficaz proveerse cada uno de los productos y servicios que más y mejor le convengan a un precio competitivo si nuestro mercado fuese real y totalmente libre en lugar de completamente intervenido, adulterado y manipulado por la oligarquía de empresaurios y empresucios cercanos al poder) de su apoyo, ayuda, subvención, cuidados médicos, formación educativa y protección, entre muchas otras funciones, sino que además esa idea se inocula entre las masas con inusual brillantez conceptual, haciendo de las hormigas trabajadoras las portadoras del virus de su sometimiento, incapaces no solo ya de rebelarse contra sus cadenas, sino de ver las propias cadenas, engañados por un demagógico servilismo aupado a hombros de una falsa y mal entedida solidaridad para con "la gente" o "los intereses generales". Sobre todo si tenemos en cuenta que "la gente" se compone de individuos con "intereses generales" que desglosados a pie de calle suponen una serie de particularidades intransferibles hasta el más mínimo detalle. Ejemplo: "la gente" compra pan y por lo tanto comprar pan es un "interés general", ergo el Estado podría obligar a todo el mundo a comprar pan, a fijar su precio e incluso a monopolizar su creación para asegurarse de que toda "la gente" tenga su ración de "interés general", pero acaso no hay personas que no comen pan? o personas que prefieren arroz blanco o galletas? acaso los que comen pan siempre compran el mismo tipo y además nunca varían la cantidad?...La respuesta lógica tira abajo cualquier idea inculcada en nuestras mentes acerca de "los intereses generales de la gente". Por desgracia los resultados electorales se oponen a toda lógica.
Solo un aspecto positivo. La tasa porcentual de participación se ha desplomado pese a las mejoras electorales de las que sacarán pecho algunos. El descontento con las momias políticas y los nuevos vendedores de humo se ha hecho notar. Si cada vez menos y menos gente votase, la representación y el poder político debería ser por fuerza de la realidad sucesivamente menor. Por desgracia el chiringuito está montado desde dentro hacia fuera, y solo los que están metidos podrían desmantelarlo. Cuantos lo han intentado hasta ahora en nuestro país?... Exacto, la respuesta también es inapelable. Nuevamente España ha escogido al amo malo y conocido. Quizás un día logremos entender que no se trata de tener un buen amo, sino de no tenerlo. La frase por supuesto no es mía, sino de Cicerón y es profética, porque desde Roma no parece que hayamos evolucionado apenas en este asunto. Por lo menos nosotros no.
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