Hoy comentario/crítica/reseña de la primera temporada de EL MINISTERIO DEL TIEMPO. Felizmente Tve ha renovado para segunda vuelta uno de sus productos más dignos y atractivos para regocijo de su buen puñado de declarados fans.
EL MINISTERIO DEL TIEMPO TEMPORADA 1 de Javier Olivares: ***
Se trata de un logro significativo para la producción audiovisual española el conseguir con el notable grado de convicción con el que sus responsables lo han hecho con EL MINISTERIO DEL TIEMPO un entretenimiento de carácter fantástico y aventurero que no chirrie o se salga de madre por exceso o defecto. Puntualizando el hecho de que ni la fantasía es un delirio a lo DOCTOR WHO como algunos aireaban al comienzo de su emisión, ni las aventuras son una copia de las delirantes proezas ninja medievales de AGUILA ROJA. La serie se inspira de modo lejano en LAS PUERTAS DE ANUBIS de Tim Powers, pero usa la inmensidad de la riqueza histórica nacional para trufar el relato de un equipo de compañeros a la fuerza, de momentos clave de nuestro calendario al tiempo que profundiza en las vidas de los tres protagonistas, cada uno de ellos proveniente de una época distinta. Un enfermero del presente, una de las primeras universitarias del siglo XIX y un soldado de los Tercios de Flandes del XVI. El trauma del enfermero devendrá en el drama central al tiempo que una sombra amenaza la integridad del Ministerio, deslizada por un antiguo miembro ahora agente libre y mercenario temporal.
EL MINISTERIO DEL TIEMPO logra convencer por la sequedad realista de su propuesta (los saltos temporales son meros cruces de puertas sin efectos visuales, sonoros o especiales de ninguna clase) y por unos guiones bien trazados. Quizás adolezca de cierta falta de ritmo, que se vuelve moroso en algunos pasajes, pero nunca decae en interés, presentando misterios y subtramas interesantes que suelen resolverse con gracia y convicción. Los actores jóvenes resultan solventes y cumplidores (Rodolfo Sancho, Aura Garrido) aunque un tanto estáticos, mientras que los más curtidos de la terna (Jaime Blanch, Natalia Millán) resultan convincentes y sólidos. Y los intermedios (Nacho Fresneda, Cayetana Guillén Cuervo) acaban por llevarse el gato al agua con los personajes más atractivos, en especial Fresneda y su carismático Alonso de Entrerríos. La dirección de los capítulos es efectiva y directa, nuevamente algo estática (también le falta agilidad al montaje) pero narrativamente aceptable. Le falta algo de chispa e ingenio en la puesta en escena, pero cumple. Fotografía, vestuario y escenografía bien, música demasiado aséptica y poco emocionante, ni siquiera su tema central es resolutivo (aunque irónicamente los making off de cada capítulo si que contienen música original mucho más vívida), pero al menos no cae en clichés modernos continuamente.
La primera temporada de EL MINISTERIO DEL TIEMPO se cierra con un misterio por resolver a modo climático cuando en realidad la trama principal se ha cerrado de modo satisfactorio (el bucle cerrado de la inevitabilidad de los acontecimientos pasados), dejando en manos del drama entre los protagonistas el interés central de su continuidad, así como de modo secundario los tejemanejes del director del Ministerio en la manipulación de sus agentes. No obstante ofrece un acabado tan respetable a la inteligencia del espectador, como un buen gusto en lo expuesto, que nos hace apuntarnos a su segunda vuelta y recomendarla sin peros destacables.
EL MINISTERIO DEL TIEMPO logra convencer por la sequedad realista de su propuesta (los saltos temporales son meros cruces de puertas sin efectos visuales, sonoros o especiales de ninguna clase) y por unos guiones bien trazados. Quizás adolezca de cierta falta de ritmo, que se vuelve moroso en algunos pasajes, pero nunca decae en interés, presentando misterios y subtramas interesantes que suelen resolverse con gracia y convicción. Los actores jóvenes resultan solventes y cumplidores (Rodolfo Sancho, Aura Garrido) aunque un tanto estáticos, mientras que los más curtidos de la terna (Jaime Blanch, Natalia Millán) resultan convincentes y sólidos. Y los intermedios (Nacho Fresneda, Cayetana Guillén Cuervo) acaban por llevarse el gato al agua con los personajes más atractivos, en especial Fresneda y su carismático Alonso de Entrerríos. La dirección de los capítulos es efectiva y directa, nuevamente algo estática (también le falta agilidad al montaje) pero narrativamente aceptable. Le falta algo de chispa e ingenio en la puesta en escena, pero cumple. Fotografía, vestuario y escenografía bien, música demasiado aséptica y poco emocionante, ni siquiera su tema central es resolutivo (aunque irónicamente los making off de cada capítulo si que contienen música original mucho más vívida), pero al menos no cae en clichés modernos continuamente.
La primera temporada de EL MINISTERIO DEL TIEMPO se cierra con un misterio por resolver a modo climático cuando en realidad la trama principal se ha cerrado de modo satisfactorio (el bucle cerrado de la inevitabilidad de los acontecimientos pasados), dejando en manos del drama entre los protagonistas el interés central de su continuidad, así como de modo secundario los tejemanejes del director del Ministerio en la manipulación de sus agentes. No obstante ofrece un acabado tan respetable a la inteligencia del espectador, como un buen gusto en lo expuesto, que nos hace apuntarnos a su segunda vuelta y recomendarla sin peros destacables.
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