lunes, 27 de marzo de 2017

Cine: Enero-Febrero 2017

Unas temporadas son para la televisión y otras para el cine. En los últimos meses ha tocado recuperación de películas pendientes de visionado. Entre ellas algunas biografías de músicos recientes, y alguna novedad.

CINE ENERO-FEBRERO 2017


Born to be Blue: **1/2
Peculiar biopic sobre la figura de Chett Baker, trompetista blanco en época y dominio de músicos de jazz negros durante el apogeo del género musical en Los Ángeles y Nueva York. El trabajo actoral de Ethan Hawke consigue sobreponer la cinta de su linealidad y falta de ambición narrativa, logrando que la trama nos interese más allá de una posible pasión por el jazz -como es mi caso-, planteando una composición del personaje veraz y comprometida, haciendo de sus aristas sus mayores logros.

La Bruja: ****
Una de las películas de terror más impresionantes de los últimos años, que viene acompañada de la mejor banda sonora original del 2016, obra del compositor canadiense Mark Korven. La cinta, dirigida por Robert Eggers, logra traspasar la barrera de lo sugestivo, obviando en el camino los sustos pueriles, para ofrecer un relato inmersivo en los vericuetos del auténtico pavor relacionado con la visión religiosa de sus protagonistas. Personifica el mal en detalles tan ambiguos que su final resulta casi liberador.
Calle Cloverfield: **1/2
Compartiendo tangencialmente el espíritu de la estupenda cinta MONSTRUOSO, según sus productores y responsables, esta película propone un encierro forzoso en un bunker junto a un tipo de lo mas inquietante. John Goodman logra que la propuesta funcione mientras el está en pantalla, pero el tercer acto se desmadra por completo y el juguete, que hasta el momento podría haber pasado por un Shyamalan de segunda aceptable, se convierte en un festival rocambolesco de pirotecnia sin sentido de la medida.

Comanchería: ***3/4
Drama fronterizo con aires a western moderno, que entre secuencias de acción estupendas y un desarrollo de personajes impecable, logra hacer de una historia con pocas dobleces, una gran película. El responsable es David MacKenzie, al que quizás le falte algo de arrojo, pero los protagonistas Jeff Bridges y Ben Foster cumplen con creces, aunque la sorpresa por sobriedad y aplomo la da Chris Pine, haciendo del resultado una pequeña maravilla para los tiempos que corren.


La La Land: ***
La película más premiada, laureada y aplaudida de la temporada, no deja de ser una amable repetición de los elementos musicales que más gustan a su director, Damien Chazelle, y que se ven potenciados por una excelente banda sonora de Justin Hurwitz, así como por una pareja de actores protagonistas en sintonía como Emma Stone y Ryan Gosling. El relato es lineal y predecible, incluso en su amargo y coherente final. Además no hay ningún número de baile memorable, ni en realidad nada memorable en ella.
Miles Ahead: **1/2
Otro biopic sobre una figura clave del Jazz, en este caso Miles Davis, interpretado con solidez por Don Cheadle. Pero al igual que ocurre con el retrato de Baker arriba comentado, nada hace que el relato expuesto supere la barrera de la curiosidad audiovisual a excepción del gran trabajo de su protagonista y un acertado Ewan McGregor . La vida el músico tiene tanto interés que incluso una dirección plana y poco arriesgada, pueden llegar a soslayarse por su atractivo.
No Respires: **3/4
Nueva película de Fede Álvarez (realizador de la estimable nueva versión de POSESIÓN INFERNAL), que mantiene las buenas líneas de su debut, y amplifica a un terreno propio el saber hacer expuesto con anterioridad. Un trío de jóvenes ladrones se topan con un rival inesperado en los suburbios fantasmagóricos de Nueva Orleans. El papel de Stephen Lang como ciego de comportamiento inesperado, consigue llevar los terrenos comunes de la propuesta hacia una incómoda sucesión de escenas intensas y bien resueltas.
Rogue One: *1/2
Si el capítulo dirigido por J.J. parecía haber bajado el listón lo suficiente dentro de la saga galáctica como para que cualquier cosa que viniese después nos pareciera decente, el resultado de esta precuela pasa por ser la mayor decepción del universo wasero hasta la fecha. Los atisbos de dirección de Gareth Edwards que se aprecian en su último acto, se quedan enterrados en la sala de montaje, junto al carisma inexistente de sus personajes y a la falta alarmante de una coherencia narrativa.

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