miércoles, 29 de febrero de 2012

Cine: Febrero 2012 (II)

A modo de batiburrillo multi-temático, paso a enumerar con breve comentario en este segundo post cinéfilo del mes, los títulos que me han llamado la atención por unos motivos u otros durante estos días.

PELÍCULAS DESTACADAS VISTAS EN FEBRERO 2012 (II)

Varios Géneros

CHICO Y RITA: ***
La cinta de animación de Trueba con la que rendir nuevo tributo a la música cubana y a Bebo Valdés, cumple con una narración en flashback emotiva y clásica que se enriquece por el elemento musical, que ahora sí cobra pleno sentido estético, aunque siga adoleciendo de los clichés argumentales mencionados. Aun así, una película hermosa y agradable que deja buen sabor de boca tanto en el melómano (seguramente más en este) como en el cinéfilo por su equilibrio y consistencia audiovisual.

DRIVE: ***3/4
Ejercicio estético neo-noir en el que el cine de acción de los ochenta se revisita con respeto icónico hacia su propia mitología, destacando la lacónica caracterización de Ryan Gosling. Narrada con pulso férreo por su realizador Nicolas Winding Refn, de exquisita puesta en escena y modélico montaje, el empleo de la fotografía y la música cimentan hasta lo rocoso una cinta fantástica que ya quisiera Michael Mann poder dirigir ahora, siendo precisamente un crisol de referencias suyas pasadas.

NO HABRA PAZ PARA LOS MALVADOS: ***1/2
Tras años de gran cine, Enrique Urbizu ve recompensado su aplomo de corredor de fondo en el género negro con el -merecido- aluvión de Goyas de la pasada edición. Película sobria, cortante e implacable, nos presenta a un protagonista antiheroíco y antipático que borda un enorme Jose Coronado. Sobre sus hombros, acertados secundarios y un guión enrevesado pero consistente, se asientan las líneas maestras de una cinta magnífica y con personalidad.

PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA: ***1/2
El actor Guillaume Canet aquí escribe y dirige una historia de amistad a lo REENCUENTRO y LOS AMIGOS DE PETER, apuntando la idiosincrasia de su generación acomodada y burguesa cuyas únicas batallas parecen ser las emocionales. No obstante en su sinceridad y pasión radica su éxito, con una puesta en escena pulcra y viva, buenos actores y gran pulso narrativo. Se abusa de las canciones, pero resulta emotiva, doliente y cercana.

THIS IS ENGLAND: ****
Dirigida de modo ejemplar por Shane Meadows, con el duro periodo de gobierno inglés con la dama de hierro como telón de fondo y el nacimiento de la cultura punk con facciones racistas y homófobas como primer plano, esta soberbia cinta toma a un joven protagonista como eje pivotal sobre el que mostrar el consabido paso a la madurez en tiempos difíciles y en un entorno dificil, pero con una humanidad, concreción y dureza con ausencia de moralinas, directas, puras. Una película magnífica.

WAR HORSE: **
Años y años de fidelidad cinematográfica a Steven Spielberg han acabado por traer el agotamiento de la fórmula mágica y presentarse al fín, en forma de fábula edulcorada y estiradísima, la primera gran decepción en sala de cine para con el director. La narración clásica poco puede hacer por salvar más de dos horas de guión inconsistente, pueril y reiterativo en el que la chispa del realizador se limita a un par de secuencias claves. John Williams cumple, pero eso no salva la película.

lunes, 27 de febrero de 2012

Cine: Febrero 2012 (I)

Como costumbre, espero, adquirida para este año, comienzo en este post el repaso a las películas destacadas visionadas durante el mes de Febrero.

PELÍCULAS DESTACAS VISTAS EN FEBRERO 2012 (I)

Western

BLACKTHORN, SIN DESTINO: **1/2
La cinta multinominada de Mateo Gil en los pasados Goya, no deja de ser un lúcido pero fallido intento de homenajear el western crepuscular desde un prisma desmitificador y realista, que lejos de conseguir emocionar, se queda un poco en tierra de nadie. Logra no obstante un pulso meritorio en su puesta en escena y trabajo actoral, pero algunos personajes como el agente de Pinkerton quedan poco aprovechados y el giro -supuestamente- inesperado del tercio final metido con calzador afea la solidez de un guión que no acaba de solidificar sus interesantes propuestas temáticas en cuanto al choque de leyenda vs hombre. Con todo, una película digna que merece la pena.

COWBOYS & ALIENS: *1/2
El calibre de las producciones millonarias de Hollywood no consigue tapar la enorme pantalla de humo que intentan vender con publicidad y CGI. Rocambolesca historia que adelanta INDEPENDENCE DAY a los tiempos del oeste, poco o casi nada se salva de una cinta con vocación de entretenimiento palomitero que resulta muy aburrida pasada su primera media hora. Ni un Daniel Craig que intenta mantener el tipo bondiano en escenario ajeno, ni los auténticos protagonistas de la película, los efectos especiales, consiguen arrancar interés o emoción a una sucesión de escenas descacharrantes sin apenas estructura o finalidad narrativa que solo salva la presencia de Harrison Ford, en un rol forzado pero que consigue llenar la pantalla con su innegable carisma. Aunque claro, ya no es el protagonista...

EL FUERA DE LA LEY: ****
JOSSEY WALES resulta una película atípica por numeroso motivos y es, a mi juicio, el primer vértice del triángulo de westerns in crescendo realmente sólidos que Clint Eastwood ha ido firmando (EL JINETE PÁLIDO y SIN PERDÓN serían, por supuesto, los otros dos) a lo largo de su carrera. De narración clásica, pero salpicada de escenas vanguardistas o momentos de acción vigorosos e inusualmente violentos, su trama permite crear una situación mitológica de pérdida y redención, que no sin contener elementos dulcificadores llegan a apoderarse estos del relato (extenso pero que deja a la historia desarrollarse y oxigenarse con todos los elementos necesarios para la propia asimilación de los cambios en el protagonista a los que asistimos), convirtiendo el curso del mismo en una ejemplar parábola-río. Con banda sonora extraordinaria de Jerry Fielding, una fotografía excepcional y un sentido del ritmo impecable con pizcas de humor magistrales, EL FUERA DE LA LEY es un western a revisionar y reivindicar que se fortalece con el paso de los años.

jueves, 23 de febrero de 2012

BSO: Carles Cases

Hoy recupero las dos reseñas, la más reciente y la primera que le dediqué, escritas sobre sendos trabajos de uno de los compositores nacionales más polivalentes y personales.

NEGRE BUENOS AIRES: ***1/2
Una vez más Carles Cases demuestra con otro gran trabajo por qué forma parte del selecto club de intocables de la banda sonora nacional. Autores que se niegan a claudicar ante el avance de la impersonalidad y la desidia formulista imperante a costa de ser cada vez menos asiduos a estrenos de calibre o poder disfrutar nosotros de lanzamientos discográficos suyos, lo cual convierte estas ocasionales sorpresas en obligatorios deleites para todo aficionado con un mínimo criterio y en parada ineludible para el seguidor de la música del catalán, que entrega con NEGRE BUENOS AIRES un trabajo que, independientemente del retraso en su escucha o la débil pertenencia fílmica con cuya excusa nos llega la música del compositor, colma con mucho las exiguas aportaciones al mercado nacional con un mínimo de estilo y creatividad. Será por ello tanto una declaración de principios como un trabajo sólido lo que invariablemente encontraremos en cada nueva aportación suya con independencia del género al que se adscriba o del punto de partida del que surja su inspirada mano, en este caso un thriller de tintes sociales y políticos en una Argentina convulsa en su hora crítica, a la que nos acercamos peligrosamente cada día más.

El arranque del disco no puede ser más definitorio de las intenciones descriptivas y emocionales del músico, empleando para ello una propulsiva pieza rítmica para cuerda con aires de tango y el bandoneón como voz destacada en "El Maletín", un tema que anuncia la atribulada historia que vamos a presenciar y que desliza algo de picaresca en su tono aparentemente liviano junto a la pulsátil sensación de enredo imparable con figuras para viento madera, metales y cuerdas en staccato à la Bernstein. Un derroche de energía de los que ya no se escuchan en el cine contemporáneo que tendrá su continuación en la pista "El Corralito", que en sus intervenciones para piano recuerdan al celebrado tema central de Cases para su "Juego de Rol", y con exquisitas digresiones jazzístico-pianísticas a lo largo de "Cena en El Tigre". El tono a medio camino entre la melancolía y el romanticismo de "Alma Blanca" se torna en misterioso con sutilidad para recuperar el ambiente lírico de atmósfera fatalista con una fluidez pasmosa. "Alma" continúa con esta ductilidad melódica, apelando al sentimiento trágico del chelo en el desarrollo de una melodía delicada y envolvente, cuyo tratamiento al piano y su mezcla con el bandoneón como tercer vértice sonoro arranca alguno de los mejores momentos de la banda sonora en su pureza musical.

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EL PORTERO: ****
Concebida como un atípico western por su director Gonzalo Suarez, la historia de EL PORTERO nos cuenta las aventuras de un guardameta en el norte de la España de mitad del siglo pasado. El film sirve, en el apartado que nos atañe, para presentar algunas de las muchas virtudes compositivas y formativas de un músico pleno, capaz de hilar con éxito indiscutible cada género al que se aproxima.  Carles Cases aborda el film, tras la genial colaboración previa con el realizador en MI NOMBRE ES SOMBRA (quizás todavía el mejor trabajo del compositor para la gran pantalla), de una forma sorprendente dentro de los cánones nacionales, pues sin carencias de ningún tipo, el acabado de la construcción musical, la orquestación o el abanico temático no dejan lugar a dudas sobre la capacidad del autor para construir música de western con toda la solidez y convicción de un maestro.

El disco, editado escuetamente por la casa discográfica JMB, se abre con el corte que da título al film, “El portero” un tema de resonancias cómicas, casi paródicas en su inicio para armónica y steel guitar contrapunteadas por la cuerda en pizzicatos y figuras americanas inconfundibles. Pero rápidamente el tema entra en un exquisito desarrollo orquestal y melódico, tan descriptivo como brillantemente orquestado. “Balada y velada” presenta un delicado tema de amor para viento-madera donde la belleza de su melodía se entremezcla con la sutil intervención de una sonoridad cuasi barroca (tan cara al compositor) en las formas que la cierran, completándose así uno de los momentos más hermosos del disco. En “El número uno”, un pequeño scherzo de ánimo vitalista, se recupera el ambiente coplandesco con un pizpireto ostinato en la cuerda durante su sección central que nos lleva in crescendo y directamente al far west, mientras en “Ha llegado Nardo” se mezclan de forma genial la sonoridad americana, con la inspiración clasicista. Aunque si de sorpresa se trata, la pista “Los maquis” es la que se lleva la palma, un carrusel de inventiva donde tiene cabida el punteo rítmico para cuerda, la susurrante intervención vocal masculina o la percusión polifónica que da paso a un nuevo tema con estructura de canon que se desliza hacia la marcha cómica y que finaliza con un inquietante acorde para cuerdas. Todo un tour de force de fusión y creatividad para el mejor pasaje de la banda sonora que tiene su curiosa continuación temática en “La guardia Lada”, otro fragmento memorable.

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viernes, 17 de febrero de 2012

Cómic: Savarese Volumen 1

Hoy reseña/comentario/crítica de SAVARESE de Robin Wood. La editorial 001 sigue recuperando del olvido clásicos argentinos con fortuna y buen gusto. Quizás las ediciones dejen que desear en cuanto a reproducción del material original, pero las bondades de su lectura compensan cualquier otra circunstancia.

SAVARESE VOLUMEN 1 de Robin Wood y Domingo Mandrafina: ***

Sobre el argentino Robin Wood ya he comentado sus virtudes como narrador en la reseña del primer volumen de GILGAMESH, mientras que Domingo Mandrafina es un ilustrador quizás no demasiado conocido en estas tierras, pero de un talento incontestable si atendemos a su creación en esta obra, aparte de ser alumno del mítico Alberto Breccia y colaborar con algunos de los grandes de la historieta de su país como Guillermo Saccomano o Carlos Trillo. Con SAVARESE alcanzaron los cien números que ahora comienza a recopilar la arriesgada 001. En ellos se nos narra una larga historia de madurez y honradez con reminiscencias de EL PADRINO y ERASE UNA VEZ EN AMÉRICA, cintas que sirven de inspiración a nivel temático y atmosférico, pero que cumplen con su función de eco mitológico de modo subsidiario a la fuerza narrativa que recoge la estructura típica episódica de la lectura por entregas. Wood se encarga de describir con detalle y gran humanismo el recorrido de un joven siciliano desde su país hasta convertirse en azote del crimen en América, logrando en el camino describir con sutileza y fisicidad palpable el paso del tiempo, algo digno de elogio.

Una trama que no por ya vista y que ocasionalmente visite lugares comunes del género policiaco/gangsteril funciona peor dentro de la serialización de las desventuras del joven Savarese. Los textos literarios y algo recargados se complementan con un blanco y negro estupendo, de tono opresivo y dramático que ofrece todo el poso melancólico al viaje iniciático que se nos propone. Un primer volumen de lectura amena y asequible que sirve de presentación a una saga olvidada pero destacable del tebeo argentino.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Comienzo Alternativo: Tierra (III)

Última entrega del relato recuperado desde el baúl de los recuerdos. Espero completar con el mismo la colocación de la primera piedra para nuevas vías de expresión en este, su, blog, buscando un acercamiento a otras temáticas e inquietudes si el tiempo y las ganas lo permiten.

TIERRA (III) de Ignacio Garrido Muñoz

El resultado del Día Cero no solo acabó con la destrucción de la tecnología. Ese hecho aislado quizás hubiese animado al hombre a comenzar de nuevo unido ahora por un espíritu más sencillo y mucho menos ambicioso pero abocado a cometer errores similares más adelante. El resultado del choque de los escudos cerca del centro de la tierra aumentó la temperatura interna de todo el planeta y cambió sensiblemente la órbita del mismo, algo que se tardaría muchos años en descubrir y que en realidad jamás se llegó a entender del todo. Pasados más de trescientos años desde el agotamiento de los recursos naturales hasta que llegó el Día Cero, la tierra comenzó a cambiar entonces. El calentamiento interno añadido a una órbita más lejana al sol, haría desaparecer totalmente los polos ya de por sí absolutamente mermados durante el transcurso de los años y modificaría su gravedad. El calor convertiría las regiones más altas y centrales de la tierra en zonas desérticas difícilmente habitables, pero las regiones nórdicas suavizarían su clima y permitirían la creación de enormes valles semisumergidos bajo el agua que en poco tiempo proporcionarían la creación de nueva vida. Con el derretimiento de todo el hielo existente la denominación de Planeta Azul cobró un nuevo significado para los habitantes de la tierra que se repartían por todo el planeta, más del noventa y dos por ciento de la superficie terrestre acabaría cubierto por el agua. Solo unas docenas de ciudades no quedaron sumergidas, eran pequeñas y sus antiguas estructuras apenas podían albergar las necesidades de sus nuevos habitantes. Algunas de esas ciudades pertenecían a antiguos países protegidos y otras a países pobres, pero al cabo pocos años ya no se hacían distinciones.

La gravedad también sufrió alteraciones que tardarían más en hacerse patentes. Pero el regalo que surgió del único y gran océano que se formó con el deshielo total fue lo que haría hacer cambiar al hombre definitivamente, lo que se nos envió como última ayuda y como símbolo de perdón absoluto pese a lo que habíamos hecho. Algunos que aun recordaban algo de los antiguos mitos, leyendas y religiones hablaron de Dios y Buda. No tuvo nada que ver con todo aquello, tan solo fue un regalo. El regalo que hizo del mundo y del hombre el lugar del que hablé al principio, un mundo en el que el hombre forma igual parte del agua que del aire y la tierra, en el que la vida es una simbiosis entre las especies que pueblan el planeta, las personas se ayudan y prosperan por el bien del otro no por el propio. Nadie sabe de donde vinieron, pero la Zona Muerta es el primer lugar del que se tiene constancia de su aparición. Allí se suponía morirían en pocas generaciones los que habían decidido acabar allí su vida. No fue así. Los nuevos habitantes de esa zona por ser extranjeros no veían restringido su ciclo vital como el de todos los antiguos seres vivos de aquel lugar, pero la tierra seguía inane, por lo que el agotamiento de los recursos que llevaron consigo los supervivientes sería la causa de su muerte. En una playa muy lejana al poblado que tardó más de veinte años en descubrirse, se descubrió vida vegetal. La tierra muerta debía de ser incapaz de regenerarse y en ningún otro rincón de aquel continente la había hecho, pero en aquella playa apareció una variante de una antigua palmera, rodeada de algas y otros vegetales. Habían pasado más de cien años desde la explosión que acabó con la vida allí y aquellos vegetales tendrían al menos varios años. En sus embarcaciones los suministros apenas alcanzarían para diez años más en el momento de encontrar la esfera.

Tras muchas deliberaciones se trasladó el poblado hasta allí, la vida en el mar cercana a esa playa parecía existir y seguir un ciclo vital autónomo. Las nuevas algas submarinas, se descubrió recubrían arrecifes de coral que se daban por desaparecidos décadas atrás. Bajo el agua la vida se abría camino mucho más aprisa que en la tierra. Los primeros niños nacidos en el poblado de la palmera nadaban como peces y aguantaban bajo la superficie un tiempo inaudito sin salir a tomar aire. La evolución era algo impensable con solo una generación, de no ser causado todo ello por alguna radiación o efecto secundario de la explosión de pulso vital. Asimismo estos mismos niños saltaban a gran altura y desafiaban la gravedad sin proponérselo. Algo que muchos de los veteranos pobladores con más de cien años y todavía vivos comenzaban a preguntarse no les habría afectado dándoles vigor y longevidad. Todos los pobladores de esa región decidieron cambiar el nombre de Zona Muerta por el de Fénix, en feliz alusión literaria mitológica. Al cabo de unos años se descubrió el origen de la vida en la isla.

Uno de los más jóvenes nadadores alcanzó una cueva submarina que debía situarse bajo la playa. Allí encontró una esfera iridiscente, del tamaño de un puño que llevó a la superficie. Días más tarde alrededor del poblado la vegetación comenzó a aparecer de forma incipiente y la tierra de los alrededores comenzó a cambiar de color. La esfera era el origen de la vida en aquella zona. Se decidió llevarla hacia el interior y recorrer toda la zona desértica del continente con las suficientes provisiones, pese a que algunos dudaban ante la idea de no tenerla cerca. Dos años más tarde tras recorrer toda la zona de costa a costa, el grupo de exploradores regresó con la certeza de no haber encontrado ninguna otra esfera en su viaje ni zona poblada por cualquier tipo de organismo. Su sorpresa fue enorme al descubrir que un nuevo grupo había salido pocos meses antes de ellos regresar para realizar el mismo camino que ellos habían tomado y que había creado a su paso un río de vida. En el recorrido que siguieron los primeros exploradores había florecido en vegetales, plantas y yacimientos de agua a pocos metros de la superficie incluso en las zonas menos frondosas de vegetación. La esfera creaba exuberancia a su paso. Incluso los reticentes a dejarla viajar no notaron la ausencia de vitalidad en sus cuerpos y ya todos buceaban a gran profundidad y durante mucho tiempo sin necesidad de aire, aunque los más jóvenes nacidos allí seguían teniendo más facilidad para ello.
Se decidió enviar la esfera a los otros tres continentes que aun asomaban sobre el gran océano. Habían pasado más de tres años desde su descubrimiento. Durante los dos siguientes años se recorrió el continente situado más al sur en el globo, por ser el más cercano a Fénix, antigua Zona Muerta, pero pese a ser éste más grande, la esfera no completó el recorrido que tenía previsto. Fue a principios del tercer año en el que el continente se recorría a cada rincón, seguida la esfera por un ocasional séquito de asombrados seguidores de ese curioso germen de existencia cuando el viaje cesó. Otra esfera apareció en un lago del interior. De nuevo se recordaron ciertos pasajes de la Biblia que hablaban de apóstoles siguiendo a Dios mientras obraba sus milagros, pero fue una idea que no llegó a adquirir peso ni consistencia entre las gentes que en otro tiempo hubiesen intentado estudiar la esfera, averiguar su origen, incluso tratar de abrirla o destruirla en un acto de torpeza inigualable. La gente había cambiado, el hombre ya no era el mismo.

Las noticias navegaron al cuarto continente al que se le prometió visitar con la segunda esfera en breve. Así se completaría el ciclo llevando ambas a las cuatro últimas zonas pobladas por el ser humano. Ni siquiera hizo falta. Al desembarcar la primera esfera en el tercer continente, se descubría en un río del otro extremo de las montañas que lo separaban una tercera. Dos meses más tarde en el cuarto continente apareció la cuarta y última antes de que la segunda llegase. La búsqueda de las mismas en los dos continentes que sabían de la existencia de las dos primeras unió y dio más esperanzas a los supervivientes de aquel enfrentamiento de siglos, de lo que nada había hecho por el hombre jamás.

Las Cuatro Lágrimas de la Tierra, así es como se llamaron a las esferas. Diez años más tarde de la aparición de la primera esfera, los cuatro continentes poblados por los antiguos habitantes de los países pobres y protegidos estaban sembrados de vida por las cuatro esferas. Una vida distinta, más fuerte, más hermosa. Se decidió devolverlas al océano de donde venían. Quizás el choque de los escudos abrió el núcleo de la tierra y se creó un camino hasta el fondo del mar por el que la esferas ascendieron hasta alcanzar los continentes. Quizás fuesen parte de algo que los hombres no estaban preparados para conocer aun siquiera después de aceptar su regalo. Se arrojaron al agua cerca de cada continente. Un acto de madurez por parte del hombre difícilmente comprensible en otro tiempo. Varias generaciones más tarde los hombres viven en un mundo verde y azul, nadan como peces, desafían la gravedad, trabajan bajo el agua, viven cientos de años, sienten la vida ajena como la propia. Los edificios se alzan nobles como los abetos a su misma altura, cubiertos del verdor de las enredaderas que viven en los techos de sus casas y por la calidez de las algas que se enroscan en las paredes de sus lugares de trabajo. Los hombres como sus ciudades y su propia vida surgen de la naturaleza y forman parte de ella. La simbiosis con el medio natural es la vida en el mundo que he visto. Que el regalo perdure es mi deseo.

lunes, 13 de febrero de 2012

Comienzo Alternativo: Tierra (II)

Segunda parte del relato recuperado de los abismos del olvido universitario que tengo a bien enseñarles aquí. No lo dije antes, pero iba implícito en la presentación del post; bienvenidas críticas y correcciones de estilo. No me son ajenas las referencias futuristas (pues con ellas en mente lo escribí), asi que si las aprecian con notoriedad no dejen de apuntármelas para poder aplicar ejercicio de memoria.

TIERRA (II) de Ignacio Garrido Muñoz

Los efectos de este arma fueron más devastadores de lo que se imaginó inicialmente. Murió todo tipo de vida, hasta los microorganismos y las bacterias. Solo en las costas, donde el efecto de la explosión llegó de forma secundaria, sobrevivieron varias generaciones de hombres, animales y plantas. No obstante y para su desgracia el empleo de dicha arma tuvo unas nefastas consecuencias sobre todos ellos. El ciclo vital de todos los seres vivos se redujo brutal y gradualmente a cada nueva generación. En las últimas, una planta común apenas vivía y desarrollaba su ciclo vital en pocas semanas. Siguiendo este ritmo de desarrollo toda la vida de la zona desapareció casi por completo en apenas cien años. La tierra quedo yerma, las rocas, las montañas y la arena se convirtieron en los únicos pobladores de un mundo cubierto de aire vacío. Al lugar resultante se la declaró la Zona Muerta, aunque algunos de forma menos poética la llamaban Tierra 2, para intentar quizá con el mismo nombre alejar esa barbarie de la conciencia física de pertenecer a una especie capaz de hacerse eso entre ellos y a su propio planeta.

Los otros tres países ante la opción de acabar como la Zona Muerta, decidieron mantener los escudos. Estos al cabo de los cien años, habían comenzado a penetrar en la corteza terrestre de forma mas profunda a la que se habían diseñado. En principio una profundidad estudiada como factible para repeler la creación de un túnel o de un posible intento de entrada subterránea acabó por ser excesiva a la hora de mantener el control y estudio de la propia barrera. A más profundidad se daban mayores dificultades de control de la absorción de energía, pero el gasto se mantuvo durante años sin problemas que hicieran sospechar nada malo. La fluctuación de la profundidad de la barrera fue durante los primeros cincuenta años prácticamente inexistente, quizás centímetros. Unas décadas más tarde la precisión de las mediciones no diferenciaba entre los datos de varios centímetros de años atrás y los metros que fluctuaban los escudos en esos momentos. Inicialmente la evolución y crecimiento de estos datos se dió como un imponderable, pese a las reticencias de su creador a no hacer caso omiso a una futura evolución y seguimiento de los mismos. Ni siquiera él llegó a imaginar jamás lo que ocurriría.

Tras ciento cuarenta años desde ese punto, la profundidad de los escudos aumentaba diariamente varios metros y con ello el gasto energético sufría una escalada dramática, pero cuando se decidió abrir una investigación profunda sobre el problema nadie supo en realidad que hacer al respecto. Lo único que se averiguó con la suficiente certeza es que de reducir la creciente exigencia energética de las barreras, se enfrentarían ante la posibilidad casi segura de que éstas no se mantuviesen de forma efectiva y de averiguar eso en el exterior podrían encontrar una forma de entrar finalmente. Fuera de los países protegidos, los intentos por penetrar los escudos no se daban por imposibles aun con el paso de los años, pero sí había descendido el interés por atravesarlos como única forma de intentar convencer a los países protegidos de compartir sus recursos. Las negociaciones habían cobrado más importancia, aunque era la supervivencia lo que realmente primaba. Pese a todo, ocasionalmente algún grupo de libertadores atentaba contra los escudos, con explosivos de neutrones no reactivos o similares armas no dañinas para con la tierra o la atmósfera. El recuerdo de la Zona Muerta viviría entre los hombres para el resto de sus días. Este decreciente interés en el mantenimiento de una negociación hostil por parte de los países pobres desde las fronteras sería un motivo secundario pero que influiría en parte en la destrucción de los escudos. Un ataque en toda regla a los escudos podía suponer un filón de energía para mantener los mismos de forma autónoma durante varios días, incluso semanas.

Se produciría en el país situado más al norte, uno de los intentos más destacados de ataque sobre los escudos a principios del 2200. Recordar este hecho dará pie para entender de forma más profunda las implicaciones de los ataques como posible medio para haber cambiado el curso de la historia de la humanidad, algo que nunca llegaría a suceder. Sería en la colonia C-3 de la antigua región de Carolina, situada en la frontera de Nueva América, en su región más oriental. Cerca del escudo de esa zona se asentaba una de las grandes megalópolis del país y en ella una de las grandes plantas de energía para el mantenimiento de los escudos de toda la zona sur del país. Era de conocimiento popular no solo para los pobladores de la colonia que en esa ciudad se amasaba al menos un diez por ciento de la riqueza íntegra de Nueva América. Tal era la extensión de la ciudad, que aun hoy cuando algún joven decide recorrerla desde su extremo oriental hasta el más occidental, puede llegar alrededor de medio día siendo incluso un formidable nadador. Casi doscientos kilómetros sería su diámetro en la época de máxima expansión. Tras el pacto y unión con las zonas más prosperas del sur de la antigua Canadá, los viejos Estados Unidos expulsarían de su unificación interna en base a la reformada constitución del 2096 a todas las regiones menos afortunadas del sur, apropiándose de forma supuestamente justificada y amparándose en los nuevos estatutos, casi todos los recursos amasados en las capitales de esas regiones que quedarían sumidas en la ruina con el implantamiento posterior de los escudos. El atentado se perpetraría de forma calculada por los primeros libertadores de la unión de las cuatro colonias C. No funcionó.

Al cabo de los ciento cincuenta años, los escudos comenzaron a aumentar su exigencia energética de forma desmesurada. Varios metros por día crecían sin visos de detenerse. La decisión de mantenerlos se mantuvo. En las tres décadas siguientes el gasto que energía dedicado a mantener las barreras igualó al empleado en el mantenimiento de su primer siglo y medio. Los recursos comenzaron a descender dentro de los países protegidos, pero se podían afrontar optimizando los gastos y desviando la energía de las fuentes secundarias. Varias generaciones más tarde, los escudos eran la dedicación de casi el total de la población interna mientras en el exterior se seguía luchando con menos gente y más fuerza por el reparto de unos bienes que seguramente de saber su poca existencia y rápido descenso dejarían de interesar a cualquiera. El fin de la civilización de los países poderosos frente a los países pobres y su civilización de subsistencia tocaba a su fin. El resultado del encontronazo entre ambos intereses sería algo que se esperaba desde hacía años, pero nadie se atrevía a describir, ni siquiera a imaginar.

El primer país en dejar caer sus defensas, situado más al norte, sufrió lo que se podía definir como una venganza atrasada de las generaciones que habían muerto en las fronteras esperando un pacto que nunca llegó. Los escudos se desconectaron al borde del agotamiento energético y los supervivientes asaltaron las ciudades en busca de un mítico botín que jamás encontrarían. La respuesta fue salvaje, el ajusticiamiento de los líderes en público, el asesinato, el robo y el saqueo acabó con toda la decencia que les quedaba a los supervivientes que lucharon con sus propias manos por defender sus vidas. Las armas de poco sirvieron ante la crueldad que se mostraba sin ellas. Las noticias de esta caída forzó un intento de pacto en los restantes países, pero fue un vacuo intento que tras cientos de años y generaciones enfrentadas fracasó estrepitosamente con un atentado en una de las capitales del país más sureño. Uno de los negociadores del exterior ocultó un arma con la que amenazó hacer volar la planta energética principal del escudo perteneciente a la región más próxima a su poblado. Su vida acabó junto con las de casi doscientas personas más y con los planes de negociación de ambos países. Tras tanto tiempo, ya no había esperanza para la relación amistosa entre los pueblos supervivientes. Solo perduraría el más fuerte. Se decidió mantener los escudos a cualquier precio y con ello entrar en el periodo final de desgaste del interior de los países. Fue ésta decisión la que acabaría por destruir el espíritu de esas últimas generaciones de hombres del siglo XX.

Las barreras atravesaban prácticamente el interior de la corteza terrestre hasta el centro del planeta. Nadie jamás imaginó que el choque de las mismas pudiese provocar algo más grave que el propio enfrentamiento de todos los supervivientes. Fue mucho peor. El Día Cero, es como se dió a llamar a aquel instante de tiempo en el que ambos países agotaron sus recursos mientras permanecían enfrentados a los supervivientes del exterior. De haber aumentado los escudos a menor velocidad la energía se habría agotado tan solo medio año después y le historia habría sido distinta, pero no se desconectaron las barreras, chocaron. La energía que fluía por ellas entró en un bucle de absorción interna y el resultado fue un colapso total de cualquier pulso energético generado de forma artificial. Una variante infinitamente más invasiva y duradera del conocido pulso electromagnético que tanto asustó a la tierra a finales del 2012 en forma de broma pesada solar de ecos mayas. Toda la tecnología se destruyó. Cualquier sistema digital, eléctrico o electrónico se fundió de forma inmediata y en un chasquido de dedos, el hombre volvió a sus orígenes. Los poblados-ciudadelas situados en las fronteras de los países protegidos y cercanos a sus antiguos escudos habían desarrollado pese a la precariedad de la supervivencia cierta tecnología, y en el interior el desarrollo de la cultura y los avances del ser humano aunque muy limitados no habían desaparecido por completo. En el Día Cero lo hicieron. La memoria individual y colectiva de los ordenadores se volatilizó, las redes y bancos de comunicación y almacenaje de datos, conocimientos, memoria, sabiduría humana se perdieron. Solo los datos escritos cientos de años antes, que ya se consideraban reliquias, perduraron. Todos los sistemas cifrados, encriptados y perfectamente diseñados para la imposibilidad total de pérdida de toda esa información no sirvieron de nada. Todas las ideas y avances del hombre en los últimos cientos de años simplemente desaparecieron. La oscuridad devoró la faz de la tierra. Alguien se atrevió a llamar al resultado de dicha desgracia Tierra 3.

Pese al resultado del choque de los escudos los supervivientes del exterior entraron en la ciudades como habían hecho en el país del norte sus semejantes, pero sin violencia, sin expectativas, sin esperanzas. Si los escudos habían caído y la tecnología desaparecido, poco quedaría dentro de interés. Los habitantes del interior a su vez decidieron salir y algunos incluso se aventuraron dando por perdidas sus vidas a navegar a vela hasta la Zona Muerta e intentar acabar allí sus días como acto simbólico final de una expiación para todos sus actos egoístas. Fueron acompañados por algunos de los supervivientes del exterior. Con la destrucción de todo lo que había conseguido el hombre, se consiguió al fin unir al propio hombre, pese a que el tiempo que les quedaba se daba prácticamente por perdido, pues una vez en la Zona Muerta sobrevivirían pocas generaciones sino ninguna, o eso pensaban.

sábado, 11 de febrero de 2012

Comienzo Alternativo: Tierra (I)

Hoy comienzo la recuperación de un relato (en tres partes) con el que participé durante mi estancia en la UAM en un concurso literario. No gané, de hecho ni me acerqué, pero no está tan mal como uno espera encontrar ciertas cosas con el paso del tiempo. He intentado modificarlo lo menos posible.

TIERRA (I) de Ignacio Garrido Muñoz

He visto un mundo en el que hombres y árboles se comunican, hablan entre sí. Un mundo en el que desde la entrada de tu casa puedes nadar hasta tu trabajo y jugar con tus hijos entre algas ramificadas y helechos polimorfos que te acarician los pies mientras contemplas un valle verde y frondoso de enormes abetos subacuáticos y bloques de edificios que nacen bajo el agua. No lo he visto porque lo haya imaginado en mis sueños, lo he visto porque ella me lo ha mostrado, porque es un deseo que no puede llegar a no cumplirse, porque la alternativa a ese mundo es la desolación de otro cubierto por frías aguas contaminadas, pobladas de bacterias y organismos microscópicos que se devoran los unos a los otros mutando y adaptándose cada nueva generación a más oscuridad y menos calor.

El mundo que nos aguarda comenzará dentro de unos cuatrocientos años y llegará a ser el mundo que os describo doscientos años más tarde. Cuando los recursos naturales generadores de la codicia del siglo XX y del siglo XXI, se agoten definitivamente a finales del 2095, el hombre luchará entre sí por las fortunas amasadas en los cuatro países más ricos del planeta, que sumarán casi el total de la riqueza mundial. Los acontecimientos se desarrollaran de forma trágica pese al pacto de desarme y eliminación nuclear de mitad del siglo XXI, empleando para defender sus respectivos intereses tres de esos cuatro países las armas de absorción de energía, en principio calculadas como medio de contención a las enormes migraciones humanas de los países pobres hacia los ricos, creando escudos de fuerza no violenta en las fronteras. Irónicamente estas armas y su uso continuado acabarían necesitando de tal cantidad de energía que las tres grandes potencias que las usaron redujeron sus recursos hasta agotarlos dándose cuenta demasiado tarde de las consecuencias de su decisión.

Las masas de población de los países pobres acamparon en las fronteras de los países ricos sin poder entrar, muriendo durante varias generaciones y descendiendo de forma exponencial el número de supervivientes de cada nueva generación. Algo similar ocurriría en el interior de los países ricos, aunque los propios gobiernos impedían que este hecho se difundiese fuera de las fronteras. En el interior las familias al principio estaban limitadas a tener un solo descendiente, pero esto cambiaría con el tiempo, siendo el sorteo genético entre los más afortunados el que decidiría quienes verían el siguiente e incierto paso de la existencia del hombre en la tierra, además de cargar con la responsabilidad de decidir que hacer con los nuevos problemas que les aguardaban y que sin duda aumentarían durante sus vidas. Tan solo uno de cada setecientos cincuenta sobreviviría en el interior de los países afortunados con cada nueva generación. Tan solo uno de cada noventa mil sobreviviría fuera.

Los escudos eran comparables a unas grandes redes de energía electromagnética que repelían cualquier intento de ser atravesados o destruidos. Como un gran electroimán que rechazaba no solo las partículas cargadas con el polo contrario, sino todo lo que se le aproximase. Tocarlos no dolía, era como lanzarse contra la pared de un castillo de aire, te introducías sensiblemente en el escudo y te lanzaba hacia fuera, cuanto más intentabas introducirte, más lejos salías despedido. Durante años y años se intentó atravesar los escudos con fuego, explosivos, cargas de plasma, electricidad, sin ningún resultado. Cuanta más energía se empleaba en intentar destruirlos o debilitarlos más fuertes se hacían y a su vez menos energía debían emplear en el interior de los países protegidos por los escudos para su mantenimiento. Fue el sistema de defensa más revolucionario y exitoso de la carrera armamentística del hombre moderno y a la larga el más catastrófico en la historia de la humanidad. La energía que este dispositivo requería debía ser constante, pero al cabo de ciento cincuenta años la exigencia energética comenzó a aumentar. Su creador había muerto muchos años atrás y dada su infalibilidad durante tanto tiempo nadie se había aventurado a mantener que el estudio sobre el sistema en cuestión fuese necesario, simplemente lo mantenían y supervisaban una serie de técnicos que poco sabían en el fondo del complejo sistema de propagación de los escudos.

Asimismo al cabo de dos generaciones, de entre los científicos elegidos como candidatos a tener descendencia, se había excluido por completo a los estudiosos de los campos de fuerza y la antimateria. Las necesidades inmediatas premiaban sobre los posibles avances de un futuro que nadie sabía con certeza si llegaría realmente. Por todo estos hechos, una vez los escudos comenzaron a absorber más energía de la que se tenía prevista nadie supo averiguar el por qué de este hecho y por supuesto nadie supo como resolverlo, por lo que se decidió seguir manteniéndolos, pese al enorme gasto que supondría en previsión de un mal mayor si estos se desconectaban. La energía se restringió de otras fuentes de consumo, declaradas entonces como secundarias. Fue en ese punto cuando todo comenzó a empeorar dentro de los países ya no tan prósperos.

No obstante el cuarto país que decidió no emplear sus defensas contra las poblaciones necesitadas no corrió mejor suerte. Pese a su lejanía respecto a estos países, se vió invadido por mucha más gente de la que debió prever su gobierno, que contemplaría su alejamiento geográfico como una ventaja a la hora de no recibir las enormes migraciones que los otros países sufrían. No fue así. Se intentó realizar un reparto adecuado, pero muchos de los foráneos vieron esto como un ultraje a sus esfuerzos de haberles robado a su vez a todos esos pueblos durante tantos años los recursos que ahora se querían repartir. Las dos facciones en las que se subdividió el país se enfrentaron en revueltas que acabaron con la eliminación de casi la totalidad de la población al hacer detonar el líder radical de los foráneos un dispositivo de pulso vital, una bomba que nadie se había atrevido a probar nunca y que en teoría provocaba la muerte biológica a cualquier ser vivo en un radio limitado pero desconocido. Este artefacto fue uno de los últimos avances en la carrera de armamento y que como muchos otros, nadie pensó en que se llegaría a utilizar en un conflicto real, pero cuando se tiene un arma se acaba utilizando, ese es su fin, ser usada pese a quien pese. Es lógico pensar que lo último en lo que pensó aquel hombre antes de detonar la bomba fue en ese razonamiento tan absurdo y común en el hombre: “O para mí, o para nadie”...

martes, 7 de febrero de 2012

Tv: Luther Temporada 1

Las series inglesas comienzan a tener su hueco en el panorama internacional apostando por la solidez de sus guiones y una puesta en escena sobria, pulcra y cuidada con personajes interesantes. Hoy otro ejemplo de este virtuosismo.

LUTHER TEMPORADA 1 de Neil Cross: ***1/2

Ya comenté hace tiempo las virtudes de SHERLOCK, también producida por la BBC y ahora toca otro tipo de variante policíaca con el imponente Idris Elba, inolvidable Stringer Bell de THE WIRE, como protagonista. Género negro en clave realista que presenta casos independientes unidos por las relaciones que interconectan a su protagonista, Luther, con su mundo exterior e interior en un juego de poderes atractivo y conseguido. Un puzzle emocional para con su mujer, el nuevo amante de esta, sus colegas, su jefa o Alice, la pieza más interesante de todas, culpable del primer caso que vemos resolver al detective pero a la que no consigue atrapar, manteniendo desde ese instante con ella una relación malsana, intrincada, compleja y fascinante en la mejor línea de Hannibal Lecter y Clarice Starlin pero a la inversa.

Durante tan solo seis magníficos episodios su creador Neil Cross construye una trama que pese a lo manido del género en el que se mueve consigue sostener sus piezas gracias al descarnado sentido de la narración que se nos impone. Quizás el ocasional deslizamiento hacia cierto efectismo -sobre todo en su tramo final- al estilo americano o la acumulación de asesinos en serie por metro cuadrado pueda jugar algo en su contra, pero la potencia de sus interpretaciones y la complejidad de unos caracteres escritos con sobriedad y cuyas acciones no chirrían dentro del conjunto son suficientes méritos como para complacer a cualquier espectador ávido de series con personalidad y factura impecable. Amén de un cliffhanger final de temporada realmente intenso que deja con ganas de más.

sábado, 4 de febrero de 2012

Cómic: Extramuros

Hoy reseña/comentario/crítica de EXTRAMUROS de Santiago Valenzuela, volumen cuarto de la saga LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN TORREZNO. 

EXTRAMUROS de Santiago Valenzuela: ****

La lectura de las aventuras del Capitán Torrezno me resulta a cada nuevo volumen más fascinante y atractiva, un logro que tras cuatro libros uno empieza a tener miedo se volatilice y deje coja la continuidad de una de las sagas más asombrosas del tebeo nacional contemporáneo. El desbordante ejercicio de imaginación y pulso narrativo que despliega Valenzuela en este cuarto tomo ratifica, si no era ya de sobra evidente con los anteriores, que su capacidad para sorprender al lector va más allá de un brillante arranque sobre una premisa original y ambiciosa alargada un par de cientos de páginas. A estas alturas la coincidencia y el azar ya no son compatibles con las mieles resplandecientes de un universo en el que campan a sus anchas los ecos medievales y renacentistas mezclados con proyectos científicos misteriosos, teorías conspiranoides, las desventuras sin tregua de un protagonista tan castizo como ingenioso o las incontables referencias a la cultura popular de la más diversa índole, desde STAR WARS, pasando por EL SEÑOR DE LOS ANILLOS hasta otras tan intrincadas y personales que es mejor dejar a cada uno las posibles conexiones. Aunque si hay una que conecta en esta entrega directamente con la infancia y la sensibilidad del que suscribe es la de crear un estado independiente y neutral que se lucra negociando bienes con ambos bandos del conflicto sobre una maqueta de Ibertrén. Entre este detalle genial y las referencias a la Renfe, Valenzuela se ha vuelto a ganar mi corazón.

Mi mente la tiene de sobra atrapada, cual cubo de Rubik en viñetas, con el crisol temático que mantiene más burbujeante que nunca en este EXTRAMUROS, cobrando cada vez más presencia y quizás futura importancia capital los resquicios de un control y supervisión secretos del mundo anidado en el sótano de la calle Valverde. Ponent mantiene su pulcra edición en rústica para con la serie nacional más absorbente y adictiva que ha caído en mis manos.
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