miércoles, 27 de julio de 2011

Viajes: Úbeda 2011

Habrán notado el vacío de las últimas semanas. El anual viaje a tierras jienenses ha impedido actualizaciones varias. Además en vacaciones me tengo prohibido cualquier aportación literaria por muy mínima que esta sea (hay que descansar la mente tanto como el cuerpo). Hoy brevísimo resumen de la experiencia.

ÚBEDA 2011, UN CERTAMEN AGRIDULCE.

Siete años a cuestas han pesado demasiado para la arrojada organización del Festival Internacional de Música de Cine de Úbeda. Tras un año anterior a contar como el mejor de todos los presenciados por el que escribe, en el que se perfilaban mejoras organizativas, se pulían contenidos y se apostaba por la música con criterio selectivo, hemos vivido quizás su edición más decepcionante, confusa y ambiciosamente fallida. Pero comentar los fallos y hacer balance es algo que no atañe a esta mini-crónica, solo paso a enumerar los mejores instantes presenciados, los buenos momentos compartidos y lo que me "traigo" de Úbeda 2011:

1) Gabriel Yared; el rostro insobornable. Fumador compulsivo, de fuerte caracter, músico de los pies a la cabeza. Su charla versó sobre lo que deberían tratar todas y que lamentablemente no suele darse. Sobre su música, su forma de trabajar, las decisiones, usos y creación del sustrato musical para con las cintas en las que colabora. Pero también sobre la propia disciplina, sobre las limitaciones de la misma, sobre Hollywood, el aficionado y sus carencias mitómanas y otros tantos temas que el libanés zanjaba magistralmente al mismo ritmo endiablado que consumía sus cigarrillos. Una figura fundamental en la música de cine contemporánea.

2) Carles Cases; la música convertida en magia. Formando primero "trío" con sus habituales y más tarde "cuarteto" con Mark Isham, convirtió el recital del Jueves en uno de los mejores (si no el mejor) momentos musicales de toda la historia del festival. Demostrando que cuando se tiene talento, con 3 intérpretes se puede hacer mucha más y mejor música (aunque fuese Jazz -por aquello de las limitaciones auditivas volcadas en el gusto sinfónico del grueso de asistentes- le dió cien patadas a todo lo escuchado después en el recital de McCreary y gran parte del resto de conciertos) que con 300 miembros de orquesta y coro. Imprescindible para considerar exitosa la vertiente musical de cualquier evento en el que participe el autor.

3) Los "sospechosos habituales". Retomar charlas recurrentes, volver a saludar a los conocidos, conversar con alguno de mis músicos favoritos (¡gracias Pascal!), pasarlo bien con los amiguetes frikis del evento, repasar caras conocidas, depositar interés en algunas nuevas y comprobar que incluso con una sola visita al año a la ciudad de Úbeda se puede mantener el trato, la cordialidad y el buen rollo con aficionados venidos de muchas partes del país y parte del extranjero, resulta un placer delicioso que justifica la visita anual. Ramón, Juan Angel, Miguel, Germán, Alberto, Frederic, Roberto y tantos otros que convierten cualquier viaje en disfrute continuo, sobre todo si se realiza con la compañía de un buen amigo como David. El placer ha sido todo mío. En la foto, por cierto, el gran momento del Festival desgranado en el apartado Cases.

Poco más puedo aportar pues no es este un post de crítica o dilucidación de aciertos y errores como he mencionado arriba. Quizás futuras ediciones cambien la localización del Festival, lo mejoren o lo alejen del aficionado, sea como sea uno siempre se lleva algo agradable, espero que todos los asistentes guarden al menos un par de gratos recuerdos como es mi caso.

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