Hoy reseña/crítica/comentario de EL VIAJE DE GASPARETTO. El autor que ahora me ocupa fue una de mis principales motivaciones a la hora de crear este blog, por lo que anuncio que esta será la primera de muchas reseñas dedicadas a Luis Durán.
EL VIAJE DE GASPARETTO de Luis Durán: ***1/2
Mago de la ilusión, de la narración irreal y la dualidad, siempre la dualidad; vida / muerte, pasado / futuro, mentira / verdad, destino / azar. Creador de imaginación desbordante, de prosa literaria exquisita, su trazo exigente para el aficionado a la viñeta convencional (pues apena se atiene a proporción, realismo o linealidad en sus relatos, más bien todo lo contrario) y su empleo del blanco y negro que aporta una cualidad subliminal muy apropiada a sus historias, lo convierten en uno de los mejores autores nacionales del medio y como podrá adivinarse por el tono, mi favorito. Lo estilizado y deformante en los caracteres de Durán los convierte en plasmaciones únicas de seres extraños e irrepetibles cuya propia imagen va en consonancia con la rareza de sus experiencias, haciéndolos más y más humanos a medida que sus destinos se desentrañan a través de viajes extravagantes y compañías a cada cual más peculiar. Cada historia que propone es un salto al vacío, ya pueden ser piratas de destino funesto, violinistas frustrados con vocación circense o hermanos perdidos en África, pero todos sus seres se embarcan - y nosotros con ellos - en un recorrido iniciático tanto físico como emocional en el que su esencia misma se cuestionará hasta discernir que es lo que los (nos) hace soñar, amar, sufrir, imaginar, huir.
EL VIAJE DE GASPARETTO puede verse como el ejemplo perfecto de todo lo dicho, empleando sugerentes metáforas visuales de enorme belleza (Gasparetto visita a la muerte dentro de una ballena, una cáscara de manzana revela su destino al fotógrafo) para contarnos como un protagonista perdido existencialmente recuperará el rumbo gracias a un encargo de trabajo que no quiere (¿azar?). En esta ocasión la influencia de un supuesto farsante conduce a encontrar una verdad perdida, a la esperanza. Una hermosa reflexión que atestigua la capacidad de Luis Durán para resultar conmovedor y cercano sin apartarse ni por un instante de un imaginario propio, fascinante y evocador.
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