lunes, 29 de agosto de 2011

Cómic: Concrete (II)

Hoy segunda parte (la primera aquí) del pequeño monográfico dedicado a esta magnífica serie, con el repaso de los cuatro -de siete- volúmenes restantes que configuran una de las mejores obras americanas de las últimas décadas.

CONCRETE de Paul Chadwick: ****

Resultará algo desconcertante por su tono y diferentes intenciones dentro del conjunto la historia larga que da título al tomo tercero "Una criatura frágil", divertida y entrañable narración de la trastienda del rodaje de una película en Hollywood (donde Chadwick trabajó durante años, volcando por lo tanto su experiencia y mordacidad a paletadas sobre el material), pero la portentosa capacidad narrativa del autor junto a unos diálogos ingeniosos y afilados consiguen que nada en esta pequeña bifurcación chirríe en la evolución del personaje y la saga. Saga que precisamente estuvo a punto de ver la luz como proyecto cinematográfico, cuyo guión/storyboard de lujo da lugar al menos interesante de los tomos recopilados, el titulado "Una extraña armadura". La reiteración de gran parte del material expuesto en episodios anteriores y su mezcla de elementos congénitos al personaje con las concesiones al espectáculo fílmico (presencia de un villano, escenas de accción, resolución previsible del conflicto, etc...) hacen de la mezcla la historia más prescindible de CONCRETE, pese a los hallazgos que salpican cualquier segmento de la serie, este incluído.

No obstante las mejores tramas del personaje responden a su activismo en favor de la naturaleza y las circunstancias ecológicas en las que toma partido. Tanto por iniciativa propia como por encargo en los, quizás, dos mejores volúmenes de la saga. Primero en "Piensa como una montaña", donde le pedirá colaboración un grupo de ecologistas cuyos miembros abarcarán todas las posturas posibles en la defensa del planeta; desde el eco-terrorismo hasta la lucha política y pacífica, intentanto arrastrar siempre a los medios a primera plana al ser este un terreno abonado al olvido por la escasa inmediatez del desastre que se genera con el abuso paulatino y consumo acelerado de los recursos naturales. La percepción de dichos daños quedan reflejados en algunas de las mejores planchas de todo CONCRETE en su visión de los bosques, de los cientos de especies y seres vivos que los pueblan. Su flora y fauna suponen un festival de ilustración para los sentidos al tiempo que una cruda y doliente reflexión sobre el perjucio que inflijimos sorda y ciegamente al planeta cada día con nuestra aberrante complicidad consumista.

Y si soberbio resulta dicho número, más interesante y controvertido si cabe se presenta el último tomo "El dilema humano", una quirúrjica declaración de intenciones por parte de un Chadwick comprometido pero poliédrico, capaz de abordar un problema tangencial al género humano desde multitud de prismas y posibilidades. La cuestión del control de natalidad ya había sido sugerida en previas historias cortas y ocasionales reflexiones del personaje, pero no abordada con la complejidad y aplomo con la que aquí se nos muestra en paralelo a uno de los hechos más impactantes en toda la existencia de Concrete. Hecho que supone al mismo tiempo la consolidación de las infinitas posibilidades de una serie en manos inteligentes y capaces. El último capítulo viene a poner tanto un final esperanzador y abierto al personaje, como un aviso y mirada pesimista hacia el futuro del ser humano, al que apenas confía expectativas de mejora. Quizás en la naturaleza y una complicidad y respeto por ella como los que profesa el gigante de roca protagonista exista la posibilidad del equilibrio. Esa parece ser la lectura final y clave de CONCRETE, una colección extraordinaria que ofrece entretenimiento inteligente, pinceladas de humor, toneladas de reflexión y un portentoso dibujo en blanco y negro de un Paul Chadwick que demuestra ser un maestro de la línea clara en la mejor vertiente naturalista americana underground.

Multipremiada con varios Eisner y Harvey en calidad de serie e ilustración, los siete tomos de Norma comentados que configuran la saga se saldaron hace poco en un pack con funda a un precio irresistible. De poder localizarlo todavía, se trata sin duda de uno de los mejores tebeos contemporáneos yankees que pueden caer en nuestras manos.

jueves, 25 de agosto de 2011

Cómic: Concrete (I)

La serie aquí comentada se ha extendido en el tiempo casi veinte años, proveyéndola su creador de una inusitada profundidad y dimensión existencial con el devenir de las aventuras de su protagonista, un hombre corriente atrapado en un cuerpo de hormigón. Hoy primera parte de este pequeño monográfico.

CONCRETE de Paul Chadwick: ****

El guionista y dibujante de la saga parte de una idea conocida e incluso ya expuesta en el tebeo popular con famoso protagonista previo (Ben Grimm alias LA COSA, que comparte más de un paralelismo con el personaje de Chadwick), pero donde aquel intenta sobrellevar su condición de meta-humano dotado de poderes con una única posibilidad (la condición heroica) como solución a su nueva existencia dentro de un universo plagado de super-héroes de similar composición y ubicación personal, Ronald Lightgow se ve atrapado en una espiral de acontecimientos que lo lanzan a primera línea de popularidad tras un pesadillesco encuentro y posterior experimento alienígena. Solo que el mundo de Ron es el nuestro. Es el mundo real, no hay super-héroes y las visitas extraterrestres no hacen más que fugaz aparición en el traumático episodio de su conversión en CONCRETE, la mole de roca a la que es trasvasado su cerebro. Con este punto de partida el autor construye poco a poco un gran fresco emocional y vital de un protagonista humano que se ve privado de todo contacto físico cercano y asimilable como convencional a cambio de ser poseedor de un cuerpo asombroso y estanco capaz de proezas físicas alucinantes que lo aisla y desconcierta por igual.

Serializado desde 1986 hasta el 2005 todo el material de Norma aquí comentado y publicado en siete tomitos en blanco y negro, emplea la narración en primera persona mayoritariamente como método de asimilación de la nueva situación personal a la que Ron se enfrenta, usando para ello el monólogo y la reflexión interna sobre docenas de asuntos que le asaltan y sorprenden debido a sus nuevas circunstancias vitales (alimentación muy poco convencional, ausencia de sexo, visión prodigiosa, enorme fuerza física y muchas otras) con todas las repercusiones que esto conlleva en su día a día. Como antiguo hombre, Ron se preocupará de cantidad de problemas emocionales que perduran en su interior, siendo capaz de ir atisbando debido a las circunstancias la clave de muchas de ellas antes esquiva; la perspectiva. Al renunciar -forzosamente- a su fisicidad humana podrá tomar ahora con inusual lucidez consciencia de muchas de las inquietudes que le asaltaban y superaban, logrando un estado superior de comprensión tanto propia como ajena. A este respecto personajes como la científica Maureen y el asistente Larry, le servirán como acicate emocional de su aparente quietud exterior, sirviéndole en bandeja a Chadwick sentidas reflexiones a largo plazo sobre el amor, el sexo, la amistad y las relaciones interpersonales en general, desde el aislamiento más descorazonador a la cercanía más complice y tierna.

CONCRETE vivirá aventuras en las que se refleje su inalcanzable soledad tanto en las profundidades (título del primer tomo) de la tierra -y el océano- como en sus alturas (título del segundo), luchando más ocasionalmente de lo que gustaría por su supervivencia, llevado al extremo de su considerable pero limitada resistencia física tanto por desconocimiento como por las arrojadizas decisiones imprevistas con las que acaba metido en más de un atolladero en el que se demostrará que una pequeña ayuda ocasional la necesita hasta el gigante de piedra más pintado. Pero no será el único protagonista, tanto Maureen como Larry tendrán sus enredos, amores y problemas que se torcerán y complicarán la existencia de un Ron dispuesto a lo que sea por ayudarles. Destaca la historia del cuarto volumen "La sonrisa del asesino" y subsiguientes relatos cortos de suspense y terror como prueba de la multitud de facetas basadas en cánones genéricos que Chadwick es capaz de abordar de modo ejemplar. Como añadido, la conjugación cronológica de todos estos relatos deviene en un afianzamiento y exploración de las personalidades de los personajes que verán fortalecidas sus idiosincrasias y amplificados los matices de sus caracteres. Un trabajo de composición profundo y exaustivo que da idea del esfuerzo, seriedad y alcance de la obra.

Puedes continuar la lectura en la segunda parte.

martes, 23 de agosto de 2011

Cine: Super 8

El cine palomitero veraniego, blockbuster o como se prefiera tiene como padre espiritual a Steven Spielberg y la década de los 80 como epicentro de eclosión (con los avisos previos de TIBURÓN o STAR WARS). Treinta años más tarde su admirador televisivo más confeso y manifiesto le intenta insuflar vida al recuerdo de una época.

SUPER 8 de J. J. Abrams: ***

El entretenimiento está asegurado, los clichés y lugares comunes se suceden sin parar, el ritmo y el suspense se dosifican mostrándose exponencialmente. Todo hilvanado, urdido y planificado para que la cinta funcione como un mecanismo de relojería, y como tal se nos presenta a un son marcado hace treinta años con las mejoras digitales de los tiempos modernos; lustroso, lujoso, reluciente, replicado. Todo es previsiblemente simpático, cada personaje responde a un estereotipo y una demanda emocional fácilmente identificable, que unida a un reparto infantil solvente (más que solvente en el caso de la pequeña Fanning) y un guión de "une los puntos" tan simple como efectivo rellenan casi dos horas de imágenes que lejos de agolparse o resultar redundantes, convierten la debilidad de lo expuesto en su razón de ser. De este modo la propia película se convierte en macguffin generacional enarbolado como emblema en alto por un director tan afín a nuestros gustos (y con apoyo de papa Spielberg que subvenciona la suma de retales de su mejor cine espectáculo pasado) que parece prescindir de cualquier otra consideración, cegado por el brillo de tantos gratos momentos que Amblin nos entregara en su momento. 

Y ese es quizás el pero más destacable de SUPER 8, que se empeña tanto en el "revival" que prescinde de cualquier aspecto que la ate a una mínima evolución genérica o cinematográfica ya no solo contemporánea sino estilística o autoral, pecado capital si tenemos en cuenta que esa era una de las líneas maestras dejadas a las manos de unos Dante, Donner o Zemeckis capaces de encontrar su propia voz en la narración juvenil, de acordar un pacto de tu a tu con el chaval que cada uno llevaba (o era entonces) dentro, haciéndolo cada uno de ellos con sus propios recursos, ideas, humor y maneras. Resulta por lo tanto casi petulante el discurso fílmico aséptico y hagiográfico que Abrams lleva abrazando en su corta -y pese a todo, dados los tiempos de Michael Bay- estimable filmografía; todo se reduce a fórmulas. MISIÓN IMPOSIBLE 3 no dejaba de ser un hiperbólico episodio de lujo estirado, homenaje a una serie a la que ya rindió sobrado tributo con otra serie (ALIAS), STAR TREK 2009 suponía la "starwarización" -valga el palabro- de una saga mucho más sugerente y rica que las superficiales aunque espetaculares y trepidantes nuevas aventuras de los rejuvenecidos tripulantes del Enterprise, y esta SUPER 8 deviene en colcha temática de referencias multiples dirigidas o producidas décadas atrás por Spielberg: E.T. EL EXTRATERRESTRE, EXPLORADORES, LOS GOONIES, etc...pero también con guiños más que evidentes a trabajos recientes producidos por el propio J.J. como MONSTRUOSO o PERDIDOS.

Si bañamos todo esto con una puesta en escena más que correcta (con secuencias incluso brillantes como el descarrilamiento del tren o el ejercicio de planificación del ataque al autobús), la fotografía naturalista añeja, un trabajo musical de Michael Giacchino tan deudor (mucho de Williams, pero también algo de Horner) como resultón pese a cierta falta de estímulo e imaginación general, e incluso el homenaje a Drew Struzan con el poster, el resultado en conjunto se inclina hacia la recomendación sin pretensiones. Las aspiraciones de Abrams siguen siendo prácticamente nulas, pero ejecuta un saber hacer calculado y sin riesgos que lejos de resultar frío, curiosamente funciona como revulsivo contra la industrialización de un cine -el de consumo mayoritario- que intenta idiotizar al espectador tomándolo por bobo al darle fuegos artificiales en 3D sin plantearle unos mínimos emocionales y narrativos que sirvan al menos de esbozo en su estructura y forma cinematográfica. Ya se sabe, en el país de los ciegos...

sábado, 20 de agosto de 2011

Cómic: Caballero de Espadas

Hoy reseña/comentario/crítica de CABALLERO DE ESPADAS, la primera obra que conocí de Luis Durán, recientemente releída. La sorpresa y alucinógena impresión que me causó son motivos más que suficientes como para volver a revisarla ocasionalmente, produciéndome la misma sensación de maravilla una y otra vez.

CABALLERO DE ESPADAS de Luis Durán: ***3/4

Las vidas a dos bandas, la que tienen y la que quieren -o imaginan- tener sus personajes, las posibilidades de lo que son y lo que pudieron llegar a ser, son una dualidad constante en el autor que a lo largo de este trabajo se enfatiza hasta hacerse protagonista absoluta del discurso. El personaje central elige de niño, tras un comienzo clásico, poético ("Mi nombre es Mathius Clockwise y nací en la ciudad de Iridia por azar"), un objeto que definirá su existencia hasta unos límites insospechados, empleando para huir de este fatalismo determinista una fabulosa imaginación recordada con la que expandir la conciencia y las ilusiones de los que le rodean, empezando por sí mismo. De este modo Durán consigue tanto con la estructura de su narrativa (llena de saltos temporales, elipsis, puntos de vista paralelos, imágenes oníricas maravillosas...), como por su dibujo deformante, sugerente y dúctil, llevarnos en volandas hacia los recovecos de una fantasía diseñada con el paso y peso del tiempo como núcleo temático de su reflexión. Esta fascinante obsesión quedará ejemplarmente resumida en una las más hermosas frases de su autor, dedicada a ese personaje que surca anónimo y mudo la trama hasta su momento álgido final; "Al caballero de espadas el futuro le tortura y el pasado le encadena".

La inquietante sensación de continuo vaivén astral y la estimulante puesta en escena de Durán convierten este trabajo en particular y a su autor en general -a mi juicio- en el David Lynch del cómic español, consiguiendo crear otra vez más (les recuerdo que ya he comentado obras suyas aquí y aquí) un experiencia inolvidable y cautivadora. La espléndida edición en tapa dura de Planeta dentro de su colección "Especial BD" redondea el impecable acabado del producto.

jueves, 18 de agosto de 2011

Cómic: La Guerra de Alan

Hoy reseña/crítica/comentario de LA GUERRA DE ALAN. A los autores de cómic franceses parece interesarles especialmente las guerras en todas sus vertientes y posibilidades. A Tardi la Primera Mundial, a David B casi cualquier conflicto bélico y para centrar la introducción, a Emmanuel Guibert la Segunda Mundial, como bien demuestra en este soberbio trabajo.

LA GUERRA DE ALAN de Emmanuel Guibert: ****

La visión que Guibert aporta resulta estimulante, directa, magnética, por completo diferenciada del habitual conflicto interior o exterior donde el heroismo, grandes cruzadas morales o valores universales estan en juego. De hecho la guerra física en sí misma apenas tendrá relevancia dentro del relato, apareciendo fugazmente en un par de ocasiones destacadas que se centrarán más en la repercusión de estos instantes en el devenir emocional del protagonista más adelante que en el peligro intrínseco de los mismos. Cierto es que la narración (sacada por completo de los recuerdos más o menos lineales de Alan Ingram Cope) está fundamentada en una traslación precisa del relato del soldado, pero el autor consigue plasmar su evolución personal y vital con una clarividencia más propia del cuaderno de viaje existencial al que se va a asemejando la saga según evoluciona, que a la mera compilación cronológica de los hechos.

De este modo la trama separada en tres volúmenes supone un suma y sigue de hechos, anéctodas, detalles, integrados todos ellos como una amalgama de sensaciones y recuerdos plasmados con sutileza como un eco de los textos y diálogos de acompañamiento, donde lo expuesto se hace con la carga de perspectiva de la madurez, comprendiendo con la distancia las inconsistencias e incongruencias de ciertos actos de la juventud. Se nos cuenta la historia por lo tanto desde los últimos años de vida de Cope, que este rememora y recopila para Guibert "...sin interpretación alguna, sólo con su carga de verdad". De este modo el proceso de maduración que presenciamos y que le acontece a Alan resulta de doble valor, pues asistiremos tanto a un viaje en primer plano a la Europa de finales de la guerra y con posterioridad a la América de la posguerra, como al asentamiento de una serie de vivencias en el corazón y mente de una persona.

Así el soldado Cope pasará a descubrirse como Alan, un ser humano cambiante, falible y lleno de inquitudes, sueños y libertad, que verá en toda encrucijada vital la posibilidad de la experiencia, de un sinfín de opciones que lo modelarán hasta verlo renacer bien entrado en años como quien desea ser realmente, no la suma de valores y expectativas que los demás han ido depositando en el. Una reflexión que se nos desliza paulatinamente, casi sin atisbarlo durante el primer volumen para ir dejando mayores posos a lo largo del segundo hasta finalmente eclosionar como un maravilloso ejercicio de sintesis individual y vital en el tercero. Hay que añadir a esto una puesta en escena ejemplar, de una sencillez pasmosa que alcanza al lector sin trampas ni adornos innecesarios, de un grafismo elegante, directo y detallista. Un trazo cautivador y preciosista que propicia una lectura ávida y pausada al tiempo, logro invisible solo a la altura de los grandes.

Una obra extraordinaria que actualmente se encuentra de saldo en librerías especializadas. La impecable edición de Ponent Mon en rústica con solapas y tomitos de agrabable lectura pone el broche a un trabajo que debería contarse en la colección de todo aficionado al cómic de calidad.

martes, 16 de agosto de 2011

Cine: Todas las canciones hablan de mí

Es difícil realizar una crítica con desapego y objetividad cuando por definición ejercer la misma supone una acción subjetiva, una revisión y traslación laudatoria o despectiva de una obra que nos ha llegado o no. Así cuando el contenido, la forma y fondo de lo saboreado impacta tanto, cuando uno se siente tan identificado con lo experimentado que parece haber traspasado corazón y alma, puedo ser de todo menos imparcial.

TODAS LAS CANCIONES HABLAN DE MÍ de Jonás Trueba: ***1/2

Con todo prefiero siempre dar reposo al producto consumido, medirlo con la misma vara que al resto de obras similares o cercanas en lugar de ceder al impulso inicial de poner por las nubes algo que me ha entusiasmado. Y con todo, esta película me ha entusiasmado. La mil veces vista historia de “chico conoce chica” o en este caso “chico y chica rompen y vuelven hasta un final incierto” ha visto docenas de versiones memorables (citaré una de sus cumbres MANHATTAN, con el riesgo de la comparación y el grado evidente que las separa al absorber de la misma con buen gusto e inteligencia alguno de sus mejores aromas, incluído evidentemente su cartel) y cientos de ellas horribles. No obstante el joven Trueba se erige por encima del juego multi-referencial en el que baña a sus personajes e imágenes, referencias tanto literarias como musicales y cinematográficas que en su sobredimensionamiento excesivo parecen estar a punto de comerse por momentos –sobre todo en lo relativo a su banda sonora, de la que llega a abusar en más de una ocasión– el verismo de lo narrado para caer en la autocomplacencia excesiva de la ambición primeriza, consiguiendo mantener a raya la pedantería con el pulso sobrio de una mirada de inusual madurez en un realizador novel.

Cadenciosamente se nos muestra a un introvertido y pasmosamente cercano protagonista (exacto y contenido Oriol Vila), cuya existencia y experiencias deambulan en torno a un pequeño microcosmos cuyo centro emocional y vital viene a ser su exnovia (soberbia Bárbara Lennie). Su relación, su ruptura, sus amigos, sus reflexiones -nunca divagaciones- sirven de muestrario y reflejo de actitudes, comportamientos, decisiones, acciones que resuenan en el eco de nuestros recuerdos. Pocas veces había experimentado con tanta nitidez la sensación de identificación personal con un relato (y personaje) contemporáneo. Los sentimientos son universales y siempre hayamos en libros, cómics, películas, etc… elementos comunes, frases, escenas, retales de vida afines a nuestros anhelos y deseos.

Pero la coincidencia tanto física como sentimental que de modo tan desnudo, transparente y sincero se muestra en esta película me resulta desarmante, tanto en la ilustración de el (irritantemente pasivo, de existencia estanca, inmovilista, incapaz de asumir o reflejar hasta el final sus sentimientos, pero también apasionado, soñador, introspectivo, melancólico...les suena?) como de ella (capaz de abandonar un amor perdurable por el sueño de algo más, algo mejor, de una ilusión improbable). Además, que la situación geográfica y el deambular físico de los personajes suceda en el centro de Madrid, en Los Austrias, La Latina, Plaza de España, Bailén, etc… (¡Incluso la pareja reside en la calle y el portal que yo elegiría para vivir!), en todos y cada uno de los rincones en los que me encanta perderme cada vez que puedo, evidentemente convierten sus recorridos en los míos y esta historia en propia.

Secundarios magníficos, destacando a un genial Bruno Bergonzini, bien perfilados, humanos, que interactúan con sentido y credibilidad dentro de la trama, llevan el peso de un guión escrito a alimón con Daniel Gascón, que denota el punto fuerte de Jonás Trueba y justifica el éxito del largometraje; unos diálogos precisos, sutiles, frescos y reales, que en boca de un plantel actoral espléndido obra la magia de convertir a los personajes en personas y transformar la ilusión narrativa en reflejo vital. Un logro nada desdeñable teniendo en cuenta la edad, pese al bagaje y el cine en la sangre familiar, del artífice máximo de la cinta.

Una película maravillosa que recomiendo plenamente (aun consciente de las taras y elementos que la perjudican y que justifican el no exceso de nota final, a saber; lo prosaico que puede resultar su afectación para algunos, lo estático de su puesta en escena o el propio discurso inmovilista que propugna, apartados  todos ellos que soy felizmente capaz de ignorar dejándome llevar por una historia contada por y desde lugares comunes que adoro) tanto por lo que representa como compendio de elementos que me apasionan (Madrid, el amor, la reflexión sobre la pareja, la amistad…), como por la delicada sensación de calidez emocional que transmite con su visionado. Porque TODA ESTA PELÍCULA HABLA DE MÍ.

domingo, 14 de agosto de 2011

Cómic: Billy Bat Volumen 2

Hoy reseña/comentario/crítica de BILLY BAT 2. Y la cosa comienza a desmadrarse. Los habituales al manga de Urasawa ya conocen esa tendencia suya a deslizar lo que parece va a ser una gran trama conspiranoica hacia bifurcaciones insólitas e insospechadas que enriquezcan el conjunto. Pues justo eso, segundo número y giro de 180 grados.

BILLY BAT VOLUMEN 2 de Naoki Urasawa: ***3/4

El mangaka se atreve a revisar la historia de la humanidad al reconstruir desde la perspectiva del macguffin particular de la saga en ciernes algunos de los momentos claves de la misma (la llegada a la luna del primer tomo o la crucifixión de Cristo en este), amplificando de este modo la sensación de scope dentro del hilo central hasta niveles insospechados. Del mismo modo se desvia de dicho misterio aportando sub-tramas a priori inconexas con el mismo, que es de esperar tengan su sentido e implicación de manera más o menos directa con el devenir de los episodios. Pero miedo le entra a uno deleitándose con tamaña sarta de sorpresas y alucinógenas propuestas, ya que bien pueden alentar la grandiosidad de una telaraña de proporciones -aparentemente- incontrolables como el desencanto más amargo y decepcionante si no se consigue cosechar con coherencia todas las asombrosas semillas que se están plantando ante nuestros ojos.

Por ahora, como suele ser habitual en Urasawa, lo que prima es maravillarse con el recorrido, con su uso del metalengüaje, las referencias cruzadas, sus adictivos cliffhangers o esa facilidad para construir tensión y misterio in crescendo abruptamente cortados en seco para acto seguido abrir un nuevo camino a recorrer más enigmático e hipnótico que el anterior. Es lo que tiene ser un maestro en su especialidad.

viernes, 12 de agosto de 2011

Cómic: Gilgamesh el Inmortal 1

Hoy reseña/comentario/crítica de GILGAMESH. La editorial italiana 001 sigue recuperando para gozo y disfrute de un puñado de fans irredentos del tebeo argentino -aquí me incluyo, por supuesto- algunos de sus grandes clásicos. En esta ocasión le ha tocado al inmortal personaje de Lucho Olivera.

GILGAMESH VOLUMEN 1 de Lucho Olivera y Robin Wood: ***1/2

Resulta casi un subgénero dentro del tebeo procedente de la tierra del tango la saga serializada de un viajero que se desplaza mental o físicamente hacia una pequeña-gran aventura para finalizar la misma prácticamente donde la comenzó, igual pero cambiado. La reflexión humanista, el pesimismo existencial y la moralidad/mortalidad del hombre se llevarán a estudio en cada episodio, enfrentando al protagonista a una encrucijada de la que saldrá casi siempre derrotado pero más sabio, con toda la amargura vital que esto conlleva. MORT CINDER, VIAJERO DE GRIS, SHERLOCK TIME o SLOT BARR son ejemplos perdurables de este tipo de tebeo instrospectivo, intelectual y melancólico que de modo tan brillante y quirúrjico trataron gigantes como Oesterheld, Trillo o Barreiro. GILGAMESH no es una excepción, se trata de una obra poderosa y sugerente, cargada de una intensidad y poso dramático que sorprende incluso hoy por la pertinencia de su discurso, por su permeabilidad en el devenir de las tragedias de la humanidad que refleja de forma descarnada, directa. Recorrido doliente desde las estrellas a las civilizaciones más antigüas del mundo, desde el comienzo de estas hasta nuestros días. Un tebeo excelente dibujado con mano diestra y dominio del blanco y negro en la mejor tradición naturalista de Solano Lopez o Juan Zanoto.

Creado por Lucho Olivera en 1969 para "La Columba", su trabajo en solitario pasó a tener a Sergio Mulko como colaborador a los lápices para la etapa en "D´Artagnan" hasta 1975 (periodo editado por Doedytores y no reiterado en la presente edición acertadamente por 001), reinterpretando al personaje de nuevo en 1980 ya en manos de Robin Wood (con el que ya había fraguado Olivera otro héroe atípico que hará aparición estelar aquí; Nippur de Lagash), alcanzando su etapa de mayor gloria. La ahora recuperada en este primer tomo que es de esperar venga seguido en breve de un segundo, pues la serie lo merece. Muy recomendable. 

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cómic: Binky Brown conoce a la Virgen María

Por las referencias, admiración, loas y recomendaciones varias, parecía cita casi ineludible leer la recuperación de este clásico padre del underground americano dados mis gustos y debilidades. El resultado no defrauda en absoluto.

B. B. CONOCE A LA VIRGEN MARÍA de Justin Green: ****

Tampoco es que sorprenda todo lo esperado y las ansias de elevar esta obra a los altares del Séptimo Arte vienen más de lo que supone conceptualmente dentro de su momento de creación (como gran parte de la cultura artística icónica que traspasa las barreras de su tiempo para instalarse en el inconsciente colectivo y que luego revisada sin dicho contexto sufre más de lo previsto) que por las rupturas estéticas o narrativas que presenta. Que ojo, también son abundantes e interesantes. BINKY BROWN es un puro y duro ejercicio de exorcismo vital ilustrado. Plasmación descarnada e inmisericorde de las neurosis y traumas que el catolicismo imprime en el caracter débil y maleable del protagonista, de la lucha que emprende contra una religión cuyos tentáculos asfixian su mente autocastigada hasta hacerle rebasar el filo de la propia cordura. Brown no escatima en detalles malsanos y escabrosos, a buen seguro subversivos y revolucionarios en su momento, que sirven al tiempo como sorprendentes pedazos de vergüenza personal de los que va desprendiéndose hasta alcanzar un climax imponente y liberador que contrasta en su piedad con la dureza previa del relato.

Poco más de setenta páginas le son necesarias al autor para desplegar todo un catálogo de recursos narrativos y expresivos con los que azuzar la conciencia del lector, despachándose a gusto con la religión y sus doctrinas de potenciación de la culpabilidad, la cual sirve de acicate para introducirnos en una de las personalidades más alucinadas, fascinantes y torturadas jamás presentadas en viñetas. Un acto de contricción e invocación de demonios propios de una visceralidad colosal (el protagonista convertido en un pene-apéndice andante cuyos rayos sexuales pueden mancillar cualquier imagen religiosa que se encuentre en su trayectoria; sí, es tan demencial como suena) que va de la mano con un dibujo muy sugerente pese a lo rudimentario del acabado en algunos pasajes, mientras en otros se muestre una profusión detallista con citas a Doré y variada iconografía católica. Lástima el estado de coservación de los originales empleados en su reconstrucción.

Pese a que Crumb, Pekar Ware nos hayan sorprendido antes -aunque no cronológicamente- en este mismo terreno, resulta admirable la robustez y firmeza con la que soporta este BINKY BROWN el paso del tiempo (además de adelantarse a los Joe Matt, Chester BrownSeth y tantos otros que transitan el camino que Green abrió), que se convierte por méritos propios en una extraordinaria "novela gráfica" en su sentido más puro, independientemente de su causalidad a posteriori en el cómic contemporáneo, destacando la edición fraguada por La Cúpula, a la altura de su calidad. En tapa dura y la mejor remasterización posible del material primigenio, se acompaña de una introducción de Art Spiegelman y posteriores comentarios pormenorizados del propio Green sobre su proceso de creación y reflexiones personales. Una lectura indispensable, al menos para los aficionados al cómic autobiográfico y underground de cualquier vertiente, pues se trata sin duda de una de sus piedras miliares.

lunes, 8 de agosto de 2011

Cómic: El Bosque de los Suicidas

Hoy reseña/comentario/crítica de EL BOSQUE DE LOS SUICIDAS, tebeo nacional de dos autores que ya han cultivado el género fantástico y de terror con buenos resultados. Con la presente obra se acomodan en dicha temática (que dicho sea de paso manejan habilmente) ofreciendo un trabajo bastante conseguido.

EL BOSQUE DE LOS SUICIDAS de El Torres y G. Hernández: ***

Tanto guionista como dibujante componen un recorrido sombrío, angustioso y lúgubre sobre lugares comunes del cine japonés de horror. Fantasmas, maldiciones, atmósferas inquietantes y algo de gore convierten la propuesta en una sucesión de escenas y personajes prototípicos dentro de esta vertiente narrativa no por ello perdiendo gracia su conjunto. El Torres maneja con habilidad los vericuetos del miedo y el suspense acumulativo con chispazos de susto liberadores, mientras que Hernández ensambla las viñetas con mano diestra, haciendo un gran uso del color y una planificación cinematográfica muy eficaz. Diálogos efectivos que ofrecen lo justo para hacer avanzar la trama en bocas de unos caracteres que se mueven como peones en un juego sobrenatural que son incapaces de controlar y apenas entender (excepto -evidentemente- la protagonista, cuyas capacidades y motivaciones suponen la explicación verbalizada de todos los misterios en los momentos pertinentes) hasta su anunciado final. Las historias que se entrecruzan y acaban resoviendo en el famoso bosque, son tratadas con suficiente conocimiento de los mecanismos que las definen como para hacer de la narración secuencial en la que vienen servidas un ejercicio de ritmo impecable que hace desaparecer casi por completo la vacuidad y reiteración de una serie de elementos muchas veces vistos en docenas de cintas firmadas por Takashi Miike, Hideo Nakata, Renpei Tsukamoto o Takashi Shimizu. Tiene su mérito lograr esto aun conociendo las referencias artísticas.

Mención aparte para la ejemplar edición de Dibbuks, que tras EL VELO repite pulcritud y buen gusto, añadiendo extras y comentarios a un magnífico libro en tapa dura. Un entretenimiento terrorífico recomendable.

domingo, 7 de agosto de 2011

BSO: Slipstream

Hoy el aperitivo de nueva banda sonora reseñada. En lugar de acortarla he decidido variar su aparición en este blog, mostrando tan solo la primera parte de la misma para de este modo continuar lectura en su web madre. Notarán el sutil aumento de nota aquí, pequeña ventaja que mi baremo permite para ajustar la valoración sobre este fantástico trabajo.

SLIPSTREAM de Elmer Bernstein: ***3/4

Tras años de anhelo y espera, se editó al fin SLIPSTREAM de Elmer Bernstein. Huelga decir que por su idiosincrasia particular dicho trabajo se contaba en el saco de los deseadísimos por parte de una legión de aficionados. Los elementos que configuran dicha obra como uno de esos santos griales de la banda sonora son fácilmente identificables y paso a enumerarlos para refocilamiento de los más distantes a las filias del freak mitómano: años (finales de) ochenta como dato de creación temporal, cinta de acción y aventuras bañada en sci-fi post STAR WARS, compositor de la Silver Age eminentemente sinfónico a cargo de la composición, London Symphony Orchestra interpretando y no existencia de LP o CD sustitutivo previo con una mínima calidad sonora. Es evidente que con estos antecedentes lo mínimo que podía esperarse de dicho lanzamiento era un revuelo mediático poco menos que escandaloso.

Pero a día de hoy las noticias estrella apenas duran semana y media antes del nuevo lanzamiento o bombazo, desvirtuando y empequeñeciendo un fenómeno que antaño nos hacía mantenernos en las nubes durante meses y que ahora apenas nos deja coger aire para el próximo Goldsmith expandido u otra partitura clásica anunciada con todo lujo de detalles a un mercado que devora la expectación mucho más rápido que el aficionado asimila el contenido de sus lanzamientos. Ayer nos quejábamos amargamente de la no disponibilidad de docenas de obras fundamentales y del desconocimiento sobre autores magníficos pero exiliados al olvido discográfico; hoy tenemos prácticamente todo disponible y esos (y muchos otros) nombres gozan de envidiable salud digital, pero apenas hay tiempo de escuchar, saborear y apreciar en condiciones tanto la música como el envoltorio en el que se nos oferta. Una irónica insatisfacción constante digna de ese moderno Prometeo coleccionista en el que se ha convertido el antiguo amante de la banda sonora.

Para mayor júbilo si cabe la discográfica encargada se ha ocupado de recuperar el programa originariamente ideado por el compositor, una selección magnífica del mejor material temático desarrollado a lo largo de la cinta, ensamblado y organizado además con el disfrute auditivo en mente. Un detalle muy estimable perdido en los actuales tiempos del completismo y el exceso de las ediciones (innecesariamente) expandidas y absolutas, que recalan con su recargamiento de minutaje y habitual dispersión por dicha redundancia en la pérdida de una entidad musical coherente...

Pues continuar con la lectura en Scoremagacine.

viernes, 5 de agosto de 2011

Cómic: Viva la Vida

Hoy reseña/crítica/comentario de VIVA LA VIDA. Edmond Baudoin es una figura capital del tebeo galo. Un autor sensible, exquisito, personal y pasional, que suele relatar historias íntimas, delicadas y desgarradoras, reflexiones emocionales profundas, cargadas de metáforas visuales bellísimas.

VIVA LA VIDA de Edmond Baudoin y Troubs: ***1/4

Para esta ocasión comparte créditos con Troubs, un compañero y vecino con el que compone al alimón un pequeño poema visual narrado como cuaderno de viaje hacia Ciudad Juárez con la idea de recolectar sueños de las personas que habitan uno de los núcleos urbanos más peligrosos y violentos del mundo. A cambio de esos sueños los responsables de la obra ejecutan retratos de los soñadores, componiendo un collage introspectivo y sangrante de la dificilísima situación vital de los habitantes de las distintas ciudades por las que Baudoin y Troubs van pasando hasta llegar a Juárez. Una encrucijada existencial en la que la esperanza y las ganas de vivir brillan con más intensidad de la que cabría esperar, pero en la que se atisba también el abismo de la pérdida y la renuncia ("Ya no tengo sueños, solo pesadillas" llegará a decir una de las personas -de rostro anónimo- dibujadas) como imborrable e inamovible epicentro del dolor y miedo intenso que atenazan las vidas de, sobre todo, las mujeres de la ciudad fronteriza protagonista y aledaños.

Visualmente Troubs, de tono caricaturesco y directo, pierde a todas luces terreno frente a la majestuosa y sugerente puesta en escena de Baudoin, pero su frescura contrasta y complementa con acierto la poética impresionista de su compañero, dando por resultado un trabajo uniforme aunque diferenciado en el que la dureza de su temática se sobrelleva sin edulcorante ni moralina excesiva gracias a una narrativa sobria y contundente sobre la que planea, pese a las buenas intenciones y el enfasis esperanzador en el tono, la sombra del pesimismo en su fondo. Un cómic estupendo editado de modo magnífico en tapa dura por Astiberri.
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