lunes, 31 de octubre de 2011

Cómic: Todo Barrio

Hoy reseña/comentario/crítica de TODO BARRIO de Carlos Giménez. Una vez más ha sido Random la encargada de recopilar en uno de sus reconocibles "tomos" integrales la serie BARRIO de uno de los grandes del tebeo nacional. Una vez más su lectura ratifica el grado de genio y talento del artista.

TODO BARRIO de Carlos Giménez: ****

Ya comenté en su momento las virtudes de su primer volumen, ampliando y manteniendose la sensación de dicha lectura a lo largo de los cuatro números aquí incluidos, que suponen el total de la colección firmada por el español. Temáticamente se mantiene y continúa la revisión autobiográfica de la infancia expuesta en PARACUELLOS, aportando además el siguiente paso en el proceso de madurez de "Pablito", atisbando la adolescencia en los zapatos de sus hermanos mayores y los amiguetes del barrio de Lavapiés al que irá a vivir tras salir del Auxilio Social, así como en sus propias experiencias tanto laborales como vitales. Como no podía ser de otro modo esta obra rezuma humanidad, cariño, dolor, amor y rabia a partes iguales, pero se aleja ligeramente de la dureza de MALOS TIEMPOS y conecta con el humor de LOS PROFESIONALES, quedando a medio camino de esta última y la citada PARACUELLOS.

La naturalidad y personalidad del trazo de Giménez se intensifica en las ilustraciones de los habitantes y elementos del barrio, destacando el episodio "Una mañana de Domingo" como uno de los recorridos visuales más exquisitos jamás plasmados en viñetas por la cotidianeidad de la vida en la calle dentro de la capital en los años 50. Igualmente las planchas dedicadas a escenas costumbristas diseminadas a lo largo de los ábumes 2 y 3, como las tituladas "La hora de comer", "La cruz de Mayo", "El alquiler de tebeos" o los cuasi-documentos antropológicos que representan "A diez el trago; El pipero" y "El voceador de periódicos; El colillero", justifican por si solos la solidez y valía de un trabajo de calidad incontestable.

Pero además, esa conmovedora ternura que caracteriza a Giménez aparecerá rayando en la perfección narrativa en episodios como "La primera comida en casa" o "Mama", al tiempo que le permite mostrar situaciones delirantemente cómicas tanto como otras desgarradoras y crueles, así como las más delicadas y sutiles, pasando de unas a otras con una fluidez pasmosa. No existe registro emocional al que el autor no parezca llegar con invisible facilidad, sumando con el conjunto de BARRIO un trabajo extraordinario que es además un auténtico documento social y la crónica serializada de una época abordada desde el entretenimiento inteligente e impecable. Casi nada.

La edición de Random altera, como se apunta al comienzo, el formato y el montaje de las viñetas para encajarlas en un tomo de idénticas características al mencionado MALOS TIEMPOS con un precio imbatible. Pero no modifica el tamaño de las mismas, por lo que la recomendación de esta versión -de nuevo- irá dirigida a los bolsillos ahorradores, mientras que los más puristas disponen de los cuatro tomos editados previamente por separado de modo magnífico en tapa dura por Glenat.

sábado, 29 de octubre de 2011

BSO: Lisa Gerrard (II)

Continuo con el repaso a los trabajos cinematográficos de la artista australiana recuperando la reseña dedicada a su colaboración con el compositor Jeff Rona (autor de una memorable banda sonora olvidada; WHITE SQUALL) para un documental antropológico.

A THOUSAND ROADS de Lisa Gerrard y Jeff Rona: ***

Conocidos de su paso por la Factoría Zimmer, Gerrard y Rona elaboran una creación más cercana al new age del que ambos proceden que a la composición tradicional para cine. Su lugar está muy claro desde la primera aparición de música en las imágenes; llanto y al mismo tiempo llamada de esperanza del pueblo indio para con la pérdida de su tierra y cultura. Dado que el film se ambienta en el presente, se antojarán por lo tanto acertada la integración de elementos modernos y electrónicos en la obra. Conjugando pues los elementos recurrentes con los que delimitar el marco de la creación (percusiones tribales, cantos étnicos, flautas solistas, etc..) junto a la poderosa voz de Gerrard, la partitura se articula en función de una visión musical melancólica y preciosista que se abre con "Good Morning Indian Country", donde la voz de la cantante unida a la colaboración de Carlos Nakai (toda una institución dentro de la música étnica) en la flauta y unas lánguidas e intensas cuerdas nos introducen en un mundo sonoro etéreo, distante, pero tremendamente hermoso en el que, no obstante, no todo resulta igual de convincente.

Las percusiones de "Rowing Warriors" y los elementos electrónicos (pese al soberbio acompañamiento vocal) de "Canyon of Manhattan" resultan poco interesantes tanto por su efectismo como por su tópica construcción y sonoridad. Estos errores se enmiendan enseguida y esa maravillosa atmósfera irreal, casi mágica que la banda sonora anuncia en su primer tema se recupera con la voz y teclados fusionados con maestría en "Coming to Barrow" que además consigue el ambiente indio con gran sencillez en su segunda parte. "All Your Relatives" nuevamente incide en la cuerda y los teclados acompasados por percusión rítmica, pero aportando un elemento misterioso en su desarrollo. Uno de los momentos más poéticos del score llegará en el tema "Dawn Across The Snow" donde de nuevo la voz de Gerrard se muestra ahora mística, así como en el siguiente corte, el breve y maravilloso "The Northern Lights", una esperanzadora continuación.

Asimismo el tema "Johnny in the Dark" se inicia prácticamente sacado de WHALE RIDER dando paso a pasajes quizás menos intensos, pero igualmente efectivos en el desarrollo de elementos étnicos como "Walk in Beauty´s Way" (voz solista), "A Healer´s Life" (flautas), "Who Are We to Say" (guitarra de la mano del invitado especial y viejo conocido Heitor Pereira). Para completar la partitura, en el tema que da titulo al film, "A Thousand Roads”, aparece de nuevo el tema inicial acompañado de coros a modo de canto tradicional y su desarrollo en este corte libera toda la fuerza amerindia contenida anteriormente en los dos siguientes y últimos temas originales del disco, "End Titles" (con la voz de la cantante culminando su aparición más sosegante y delicada) y una versión vocal masculina de "Who Are We to Say".

Puedes leer la reseña completa en Scoremagacine.

jueves, 27 de octubre de 2011

BSO: Lisa Gerrard (I)

Hoy toca recuperación de mi banda sonora favorita compuesta por Lisa Gerrard. Cantante de voz agónica y fascinante, conoció la popularidad con GLADIATOR (versionando una canción previa de su disco "Spiritchaser"), pese a que ya había saboreado el éxito en las esferas del New Age gracias a DEAD CAN DANCE.

WHALE RIDER de Lisa Gerrard: ***3/4

Lisa Gerrard nunca se ha prodigado demasiado en el trabajo para cine en solitario, quizás por la dificultad de adaptar su música a las necesidades narrativas de un film convencional, dado que ella no es una compositora de cine o quizás porque su arte es requerido tan solo para las ocasiones en las que su particular estilo contiene el mensaje o sentimiento que las historias y escenas requieren en concreto, ya sea para el esteticismo de los hermanos Scott o el sentimiento épico-dramático de Michael Mann. En cualquier caso aquí nos ofrece la que probablemente sea su obra más interesante, rica, personal y ambiciosa creada para el lenguaje fílmico, ahondando en la creación de una sonoridad electrónica y etérea equiparable al sonido del océano o al canto de las ballenas, una composición que si bien no carece de elementos orquestales, si se vuelca en el trabajo sintetizado y mezclado con intervenciones vocales solistas, suyas o de coros tribales, que ofrecen toda la dimensión étnica necesaria así como el sentimiento de soledad e intimismo requerido.

Opta por sumergirnos desde el principio con las olas lejanas de un mundo submarino hipnótico y subyugane en el corte “Paikea Legend”, para desde ahí arrastrarnos a sinuosos pasajes de percusión hipnótica como “Rejection” o uno de esos maravillosos momentos de poesía musical que rara vez encontramos en la música de cine actual con “Biking Home”, un bellísimo tema que bien merece por si solo la adquisición de esta obra. La progresión hacia el dramatismo se deja notar a la mitad de la partitura con teclados solitarios y preciosistas que desarrollan un tema lánguido y ensoñador en “Suitcase”, así como voces solistas delicadas, íntimas e insondables como ecos desde el fondo del mar en “Reiputa”. Los pasajes más oscuros y amenazadores se ilustran con unos sintetizadores lúgubres, de sonoridad opaca, pero de cierta belleza trágica en el corte “Disappointed”, seguidos del maravilloso “Pai´s theme”, corte melancólico, triste y ensoñador como una lenta caída hacia la oscuridad del océano. Gerrard introduce entonces su fascinante voz en el fantasmagórico pasaje “Paikea´s Whale” y en el preciosista tema central desarrollado en “Empty water”. Los cantos corales y voces mahoríes se introducen de forma emocionante en “Waka in the Sky” y con profunda épica y poesía en la conclusión “Go Forward”, de emotiva resolución.

Puedes leer la reseña original en Scoremagacine.

martes, 25 de octubre de 2011

Cómic: Shade Volumen 9

Y comienza el descenso de calidad. Así de un plumazo, al que hay que ponerle matices y salvedades, se puede tildar la estupenda revisión del personaje a partir de ahora, evidenciándose desde este número en adelante que lo mejor de SHADE ya ha pasado.

SHADE VOLUMEN 9 de Milligan, Bachalo, Dillon y Gross: ***1/2

Cuando digo descenso de calidad este ha de entenderse como la falta de chispa y genialidad precedente en la concatenación de ideas a cada cual más esperpéntica o delirante, que no obstante el guionista conseguía hilar con éxito y sorpresa continua frente a un alucinado lector apabullado por las referencias, crítica, reflexión y exploración de conceptos como la sempiterna identidad, los recuerdos o el propio lenguaje narrativo del cómic. En este número Milligan reinicia la saga alargando la mano hacia un cliché recurrente en cuanto a posibilidades para con la reencarnación del protagonista, pero poco inspirado en relación a la ristra de locuras expuestas con similares intenciones con anterioridad. Partiendo de esta idea todo lo venidero sabe ya a menos y peor cocinado, pese a que el devenir de los personajes no se apee en ningún momento de la acción adictiva o las situaciones complejas progresivamente más tétricas y malsanas. Pero es en la reiteración de clichés ya manejados por el guionista (otro asesino en serie hace aparición en el futuro "Hotel Shade") donde la trama pierde fuerza y originalidad de planteamientos. No obstante el aplomo narrativo de Milligan se sostiene gracias a su saber hacer y el más que correcto trabajo alternado de Glyn Dillon y Peter Gross, que junto a la continuidad que Bachalo ofrece a la serie se consigue que la homogeneidad del nuevo ciclo comenzado posea la suficiente fuerza y entidad -seguiremos encontrando muy buenas ideas tanto visuales como narrativas a lo largo del volumen- como para mantener alto el interés en la serie.

lunes, 24 de octubre de 2011

Cómic: Shade Volumen 8

El breve arco pendiente de resolución abierto en el número previo se resuelve aquí en una línea detectivesca clásica, dando paso a un episodio autoconclusivo fantástico (en todos los sentidos) y una nueva aventura de referencias literarias de peso.

SHADE VOLUMEN 8 de Milligan, Doran y Eagleson: ***3/4

Quizás por lo liviano que resultan las tramas a corto plazo dentro de una serie tan ambiciosa y poliédrica, quizás porque el guionista parece bajar el ritmo imparable de creatividad expuesto hasta el momento, este número acusa cierta falta de homogeniedad y peso específico con respecto a números anteriores sin que por ello el nivel de calidad se resienta demasiado. Primero se finiquita la trama previa con un tono melancólico y trágico muy apropiado para dar paso a un ejercicio de maestría narrativa en cuanto a diseño de guión y exploración de las obsesiones sobre la identidad de Milligan con "Otra Vida", historia que por sí sola justifica la lectura del volumen y cuyo dibujo a cargo de Duncan Eagleson resulta un acierto de exclusividad pictórica. Tras ella, Doran vuelve a ilustrar -esta vez su elección resulta más discutible- un doble capítulo con Hemingway y Joyce, nada menos, como co-protagonistas de la trama, dándose rienda suelta a las referencias literarias pertinentes y ofreciendo la conclusión definitiva del ciclo existencial anterior de Shade. Pese al mínimo desliz de homogeneidad, la serie continua a un nivel excelente.
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