lunes, 10 de diciembre de 2012

Tv: Deadwood Temporada 1

Asignatura pendiente era la tercera temporada de esta excepcional serie de televisión nacida en el seno de la mejor HBO. Dispuesto a recorrer el camino desde el principio, inicio su comentario en orden cronológico.

DEADWOOD TEMPORADA 1 de David Milch: ****

El mejor western filmado para la pequeña pantalla arranca con toda una declaración de intenciones a ambos lados de la línea que separa relato de producción. Su primera secuencia es la sobria pero contundente presentación de uno de los personajes pivotales del serial; Seth Bullock (contenido y ajustado Timothy Olyphant), sheriff a punto de dejar atrás su cargo público para comerciar en el campamento de Deadwoood, asentamiento en tierras indias exento de leyes. Con sus propias manos ayuda a que el ahorcamiento legal de un convicto no se vea convertido en un linchamiento. La sequedad y brutalidad de su actuación se sustenta sobre una inquebrantable postura moral; el fin no justifica los medios, el detenido va a morir pero lo hará siguiendo el camino de la ley y el honor. Al poco, su némesis conceptual, Al Swearengen, (inmenso Ian McShane), empresario de expeditivos métodos y dueño de una taberna en Deadwood, muestra su capacidad de control y resolutivas órdenes para mantener bajo su mano cualquier negocio -de cualquier índole- que pueda reportarle beneficios. Él mismo no temerá mancharse las manos con sangre para conseguir sus propósitos, pero en su diabólica y manipuladora manera de aproximarse y lidiar con los conflictos que se le presenten entendemos la clave de su personalidad; el fin justifica cualquier medio, para lograr los objetivos puede existir un código ético, pero este deberá poder retorcerse en las manos para obtener los resultados deseados.

Y tras la sólida plasmación de la dualidad que se presenta aquí y presidirá la serie a lo largo de su desarrollo ejerciendo de metáfora evolutiva cultural americana, encontramos a Walter Hill como director del episodio piloto. Un enamorado del western en todas sus vertientes como su currículo indica sin lugar a dudas: FORAJIDOS DE LEYENDA, WILD BILL, GERÓNIMO, LOS PROTECTORES, CALLES DE FUEGO y EL ÚLTIMO HOMBRE son sus títulos corolarios adscritos directamente al género independientemente de su ambientación temporal. Con este punto de partida y novelizando tanto los personajes históricos como los dibujados exprofeso para la ocasión, DEADWOOD se asienta con firmeza sobre los terrenos de la leyenda, desmitificándola de modo crepuscular, pero otorgándole un grado de verismo, objetividad y fascinación pocas veces igualado.

Sobre estos mimbres y con una producción de lujo, asistimos al primer ciclo de  las vivencias de un sinfín de personajes con resonancias populares (Calamity Jane, Wild Bill Hicock) junto a muchos más de menor alcance pero mayor interés humano si cabe, como son el Doctor Cochran (un siempre excelente Brad Dourif), el comparsa del héroe Sol Star (creado con admirable naturalidad por ese robaplanos natural que es John Hawkes), la rotunda presencia del Cy Tolliver de Powers Boothe o la magnífica caracterización de William Sanderson como E.B. Farnum. Absolutamente todo el soberbio casting cumple con nota en el apartado actoral. Si añadimos a esto la fotografía naturalista, una banda sonora que evita el cliché, la férrea realización de nombres de primera línea de la HBO como Alan Taylor o Ed Bianchi, así como el pilar maestro de su calidad, que no es otro que su guión, obra de David Milch y sus colaboradores, podemos atestiguar sin temor a equivocación alguna que DEADWOOD se merece un lugar de honor en el panteón de las grandes producciones televisivas modernas.

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