Hoy reseña/crítica/comentario de DÁNDOLE VUELTAS. Hoy toca tebeo curioso, variado e inteligente. Recopilación de obras cortas de un autor magnífico, tanto por su particular y personal dibujo (siempre lo emparento con David Rubín), como por su inventiva desarrollando historias propias.
DÁNDOLE VUELTAS de Frederik Peeters: ***1/2
Nada menos que veintiseis historias breves suman el total del volumen comentado. Hay por ello gran variedad y posibilidades dentro del conjunto y si no es una será otra la que el lector recordará de la compilación. Prima el elegante e identificable blanco y negro del que Peeters ya hizo gala en la obra que le sirvió de trampolín para con el público mayoritario del cómic, la estupenda PÍLDORAS AZULES. Pero también cultiva el color con gran pericia como quedó patente en PAQUIDERMO, destacando en esta retrospectiva autoral una evidente capacidad para el trazo hábil, sutil, lleno de estimulantes propuestas. Hay que sumar a esto la acidez en la caracterización y descripción de sus personajes así como un sentido del humor cargado de cinismo y refrescante mala uva.
De este modo el autor suizo ofrece su cara más pesimista y aséptica en las menos de las historias como "El país de la felicidad", "Laetitia no existía" y "Remolinos", para dar rienda suelta a su humor negro e ironía aplastante durante "Happy New Year", "En busca de Maradonna" o "Ay", mientras que la bufonada y la exageración también planean por relatos como "La Víctima" y "El Monstruo". Pero según avanza la lectura y la cronología de sus creaciones, se comienza a notar el sello de Peeters en el fondo además de en la forma, dando por resultado pequeñas, pero cortantes y sinceras, reflexiones sobre la creación artística ("Sin título I"), la inmigración ("Una botella al mar") y el racismo ("Sin título V"), al tiempo que despliega su melancolía sobre la vida ("Pin-up Holidays" ) y la muerte ("Una alfombra en invierno"), para acabar con las mejores aportaciones del libro en "Upsidedown", una bellísima mini-parábola muda sobre la vida en la gran ciudad y "Sin título IV" una crítica demoledora hacia la política de su país natal en cuanto al tema de las drogas.
Además, finalizar el tomo con dos pequeñas pinceladas poéticas como son "Monzón" y "El tiempo", no hace sino acrecentar la sensación de plenitud de lectura, que de tibio (aunque siempre interesante) arranque ha pasado al final a culminar una pequeña joya de la recopilación tebeística. Edición pulcra por parte de Astiberri en rústica con solapas completa la experiencia. Muy recomendable.
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