Aunque se descubra a posteriori, merece (y mucho) la pena acercarse a esta miniserie de seis capítulos - de una hora de duración cada uno - de la HBO, primer trabajo televisivo de los creadores de la magistral THE WIRE.
THE CORNER de David Simon y Ed Burns: ***1/2
No solo supone conocer los primeros pasos del imprescindible David Simon (HOMICIDE, GENERATION KILL, TREME) en la televisión, sino que la experiencia audiovisual es a todas luces el mejor testeo posible para entender sus intenciones, propuestas y la lacerante sinceridad descarnada con la que expone sus ideas sobre el ámbito socio-cultural americano de una generación olvidada, de una población marginada y dada de lado, cuyas mínimas esperanzas vitales acaban en las esquinas blancas de un Baltimore áspero, desalmado y cruel. Una ciudad de la que apenas vemos más que un barrio, el barrio donde el tráfico de drogas y la delincuencia son los motores comerciales y vitales para la mayoría de su población, toda ella afroamericana.
Banco de pruebas y a la vez ensayo de lo que luego sería la primera temporada de la obra maestra televisiva THE WIRE, encontramos en esta miniserie, la vida condensada en un año de una familia desestructurada y sobreviviente a sus propias circunstancias ambientales. Padre, madre e hijo son los protagonistas primarios, pero no únicos (anunciando el esquema coral de las siguientes series de Simon), de peripecias cotidianas, habituales en el seno de esta amorfa célula familiar que se une, separa y encuentra intermitentemente. Hay que tener en cuenta que tiroteos, sobredosis, hurtos y trapicheos varios vienen a ser lo común en sus vidas, pero a esta crudeza de planteamiento se le añaden dolientes y sinceras reflexiones por parte de los personajes sobre el entorno que tanto les condiciona, sobre su papel de ínfima parte de un engranaje brutal que los usa y aplasta, y al final sobre su propia incapacidad de reacción ante tales circunstancias. Nunca se les juzga. Les llegas a entender incluso en sus peores decisiones y eso hace más profunda y sentida la conclusión final del drama expuesto.
Basada en el libro de mismo título de los mencionados Simon y Burns "The Corner: A Year in the Life of an Inner-City Neighborhood", data del año 2000 y está dirigida con una sobriedad cortante por el actor Charles S. Dutton, originario de Baltimore. Su puesta en escena es prácticamente documental (solo interrumpida por unos discutibles y ocasionales flashbacks coloristas de recuerdos pasados), cámara al hombro, donde cada episodio se inicia y cierra con una entrevista a uno de los personajes que intervienen durante el mismo. Su ritmo es lento, pausado, cíclico, incluso denso en la presentación de los muchos carácteres secundarios que pueblan la trastienda de la familia. No es una serie de cliffhangers adictivos, de espectáculo visual o de historia llamativa, de hecho cuesta bastante entrar en ella. Es una serie de personajes, de relaciones interpersonales, de debilidades humanas.
Ambiental, lúgubre, aséptica y seca, versa sobre la desesperanza y la crueldad del ser humano consigo mismo. Pero al final se permite gracias a su epílogo un halo de optimismo, mínimo, pero plausible, con la aparición de los personajes reales que hemos visto interpretados de modo soberbio, reconfigurando todo lo contemplado y convirtiéndolo, con una bofetada de realidad, en la quintaesencia del verismo televisivo. Una obra no apta para ojos sensibles, pero más que recomendable para los espectadores más exigentes y pacientes que demanden calidad y honestidad en sus propuestas. Al tiempo que la punta del iceberg de la - nunca me cansaré de repetirlo - colosal THE WIRE.
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