martes, 6 de diciembre de 2011

BSO: John Powell V (Endurance)

No puedo dejar pasar la oportunidad, habiendo publicado varios comentarios sobre trabajos del músico inglés, de hablar por fín de la que es para mí su mejor obra, curiosamente una de las más primerizas. Una maravilla bastante desconocida.

ENDURANCE de John Powell: ****1/2

Film sobre la vida del mejor medio fondista de la historia, Halie Gebrsselasie, absolutamente inédito y desconocido en nuestro país (que yo sepa), tuvo la gran suerte de contar en su apartado musical con un pletórico John Powell en estado de gracia. La composición se nutre de material étnico considerable, ya sea en forma de percusiones tribales, melodías tradicionales, solistas vocales o instrumentos autóctonos como el Krar o diversos tipos de flautas. Dichos elementos quedan integrados a la perfección en una obra de orfebrería sonora única que recuerda lejanamente a los mejores momentos del Zimmer fundacional de POWER OF ONE, MILLENIUM o incluso de THE LION KING. Pero estas referencias quedan superadas ampliamente por el talento de un músico que con tan solo un par de años volando en solitario dentro de la composición para cine (su primer trabajo data de 1997: FACE OFF), consigue su composición más emocionante e inspirada, que ve en todas y cada una de sus facetas la rotunda firma de una personalidad y estilo compositivo ya únicos, tanto en su vertiente lírica como en la orquestal.

ENDURANCE es un festival de jovialidad, empuje y belleza. Se abre con unos propulsivos "Main titles" de ritmo contagioso y trepidante bañado en una melodía épica y triunfal que se recuperará en el pasaje final, dando paso a momentos dramáticos e introspectivos de una profundidad sobrecogedora como "The Dressing Room" o "The Struggle of life". Pero estos fragmentos enseguida se ven compensados por el hermosísimo motivo dedicado a la madre del atleta, de una sencillez cautivadora e hipnótica en precisamente "Mother", quizás el tema más sensible y exquisito de toda la carrera del músico. La animosidad rítmica de instantes como "Stealing batteries for the radio" y "The bus to Addis" se ve culminada en uno de esos momentos de magia que solo pueden describirse como poesía musical, el corte "Chasing the bull", una pequeña obra maestra que justifica por sí sola la categoría excepcional de la partitura, donde uno de los más grandes trompetistas del medio, el que fuera miembro titular de la London Symphony Maurice Murphy, ofrece una clase magistral de genio al servicio de una composición inolvidable.

Pero no es el único en destacar como solista dentro del conjunto, las maderas de "The great tree", un desbordante ejercicio de diálogo polirítmico para flautas o "Chosen to run for Ethiopia", casi su continuación estilística a modo de breve pero rutilante pasaje de vitalidad contagiosa para viento y pizzicatos, enriquecen a cada segundo con su virtuosismo la grandeza de esta banda sonora. Lamentos trágicos como "Mother Falls" o "Mother is sent away" ofrecen el contrapunto contenido pero visceral a dicha faceta, aportando en ellos tanto un abisal poso dramático como la promesa de una superación, una lucha interna que verá en la carrera final la purga del dolor. Para ello Powell vaticina la lucha tanto en el mencionado corte "The Dressing Room" como en "Forbidden", aunándolos junto al central y al dedicado a la madre en el momento cumbre del trabajo y la, posiblemente, mejor pieza compuesta por el músico hasta la fecha, la colosal "The final race". Durante más de once minutos de desarrollo y progresión sonora admirable el inglés construye en base a un ostinato implacable, las más virtuosas variaciones sobre dichos temas de sufrimiento, superación y gloria hasta alcanzar un tutti victorioso inconmensurable. Emoción en estado puro. Este monumento a la música de cine se cuenta como una de las mejores ilustraciones del significado del deporte en todas sus aspiraciones, sinsabores y satisfacciones, compitiendo (nunca mejor dicho) al mismo nivel que el Goldsmith de HOOSIERS y RUDY o el Poledouris de WIND y FOR LOVE OF THE GAME.

El disco se completa con un par de canciones de color africano que abren y cierran la selección, una propia y otra ajena a la pluma de Powell, que ve no obstante en la estupenda edición -ya rara de encontrar- de RCA Victor, la mejor muestra de su capacidad creativa en formato digital. Un trabajo imprescindible para seguidores del compositor y absolutamente recomendable para cualquier aficionado a la mejor música de cine.

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