No soy partidario de comentar temporadas aisladas de series en evolución sin referencias previas, normalmente necesarias para su mayor disfrute y entendimiento. Tampoco lo soy de hacerlo inmediatamente a la finalización de su visionado, pues el reposo da perspectiva y ecuanimidad. Pero me voy a saltar mi "código" para cantar a los cuatro vientos el extraordinario nivel de calidad que ha alcanzado la saga del asesino más famoso de la tv actual.
DEXTER TEMPORADA 4 de James Manos Jr: ****
Para poner en breves antecendentes, la serie nos presentaba en su inicio al protagonista y aledaños, familia en forma de mal hablada hermana, fantasma - no lo tomen literalmente - paterno consejero, compañeros de trabajo y una incipiente relación de pareja. Todo en la vida de Dexter Morgan (impecable y cada vez mejor Michael C. Hall) es fachada, el es un asesino en serie, pero uno muy especial. Para más inri es forense especializado en análisis de sangre. Adoptado por el policia que lo rescata de la escena del crimen de su madre, este lo educa y enseña a controlar su "oscuro pasajero" (título de la novela original de Jeff Lindsay que da origen a la serie), convirtiéndolo en un "asesino de asesinos". Por necesidad Dexter tiene que matar, pero lo hará siempre apoyado en el código moral que su padre adoptivo le ha inculcado, solo a los que realmente lo merecen.
Así pues y por acortar muchísimo; primera temporada Dexter conoce a la familia, segunda temporada Dexter conoce el amor, tercera temporada Dexter conoce la amistad. Teniendo en cuenta el elevado, desde su inicio, nivel de calidad en la serie, ¿que podía quedar para la cuarta en una saga que no hecho sino ir a más desde su comienzo?. Pues para el que esto escribe, lo mejor: Dexter se conoce a sí mismo. Y, ¿como?, se preguntarán. Pues con la mejor premisa de la serie hasta la fecha, por lo sencillo y a la vez ambicioso de su punto de partida; el protagonista encuentra un asesino en serie homólogo a sí mismo, un padre de familia (impresionante John Lihtgow) que lleva 30 años matando sin ser descubierto. Este descubrimiento será el núcleo temático - aunque no único - de una temporada portensosa en ritmo, en dosificación de la acción, en giros, sorpresas, lecturas morales y en narración audivisual en definitivas cuentas.
Pero si por algo resulta irresistible DEXTER como serie, es por sus personajes, seres poliédricos, complejos, falibles, humanos, con una idiosincrasia propia tan reconocible y cercana - pese a las distancias, no olvidemos que se trata de un híbrido policiaco - que acabas sintiendo una extraña simpatía hasta por el último de ellos. Las sub-tramas a priori menos interesantes de este cuarto segmento, como las de Quinn y Christine o LaGuerta y Batista, acaban confluyendo plenas de sentido con la corriente global de la serie con aplomo y sentido para con el desarrollo de la misma. Sin olvidar al genial Masuka o la sensitiva Rita, que de personaje comodín en la vida de Dexter va asumiendo un rol cada vez más decisivo con el transcurrir de los episodios. Todos ellos evolucionan, adquieren una presencia casi indispensable sin ser por ello intocables, como por desgracia acontece al final de este bloque.
Por supuesto lo que propicia su éxito y continua redefinición temporada a temporada, son a mi entender dos claves; sus guiones y el elenco actoral. Los primeros por la profundidad emocional que muestran, por su ambigüedad moral que camina con brillantez por el filo de la navaja en muchas ocasiones, cargados de detalles magistrales, con una narración en paralelo que inserta al padre de Dex a modo de recuerdo constante del código impreso en su carácter en los momentos más oportunos, así como por lo enrevesado e inteligente de su linealidad no predecible. Todo en ellos está cuidado al máximo, adquiriendo una duración global del arco argumental perfecta y una progresión en la intensidad de los acontecimientos admirable. El minutaje de cada episodio y los elementos mostrados durante los mismos me parecen practicamente insuperables, hasta alcanzar la duración estandar por temporada impuesta por la HBO de 12 capítulos, que se consolida como la idónea para las series con miras altas. Si a esto le añadimos directores de la talla de John Dahl, Ernest Dickerson (fogeado en URGENCIAS, THE WIRE y TREME nada menos) o Marcos Siega (LIFE, TRUE BLOOD), la cosa se torna en apuesta segura.
Y los actores. Empezando por la estrella del show, un Michael C. Hall, brillante, sutil, cuyo aspecto de perfecto yerno encaja de maravilla con la imagen que se quiere dar de cotinianeidad en un asesino oculto, pero cuyo porte, además, contrasta con las ideas preconcebidas de un personaje de esta índole (el tipo despedaza a otros asesinos, sí, pero en devenir de la serie le veremos matando mujeres e incluso algún inocente por error), del que siempre esperaremos alguien más inquietante y turbio, no el prototipo de boy-scout que de modo tan acertado se nos presenta. Imprescindible escuchar su voz en versión original para tener una idea completa de su soberbia caracterización. No es el único, la magnífica Jennifer Carpenter (recordemos Emily Rose y esposa real del actor) consigue en esta temporada su mejor trabajo actoral hasta la fecha, con una escena en el capítulo "Dirty Harry" absolutamente conmovedora. El divertido C.S. Lee aporta un agradecido toque de humor, así como David Zayas y Lauren Velez una complicidad maravillosa a lo largo de este bloque, por no hablar del ya mencionado John Lightgow, éste sí inquietante, educado, elegante y brutal, una sorpresa continua y digno heredero del magnífico rival previo de Dex, Jimmy Smiths.
Como momentos a destacar, muchos, casi cada episodio posee su momento de gloria, pero por citar algunos; el cierre de "Living the Dream", de infarto, el cliffhanger final de "Dex takes a holidays", el desmoronamiento emocional de Deb en "Dirty Harry", la violencia desatada de la comida en "Hungry Man" o la unión entre "Hello, Dexter Morgan" y "The Getaway" con una portentosa camara lenta. Aunque todos ellos se quedan cortos en comparación a su cierre, explosivo, feroz, desolador y al tiempo inevitable. Un círculo cerrado.
Dicho esto, ¿que queda por contar en la vida de Dexter Morgan?. Bueno, si lo que viene está a la altura de lo visto en esta cuarta temporada será para dar saltos de alegría. DEXTER ha pasado de ser una magnífica serie de entretenimiento inteligente, a, sin dejar de ser eso mismo, alcanzar cotas de desarrollo de personajes, evolución y complejidad estructural, que la situan a la cabeza del disfrute televisivo de la más alta calidad. Sencillamente imprescindible.