domingo, 16 de julio de 2023

Ha fallecido Francisco Ibáñez (1936-2023)

Francisco Ibáñez Talavera, también conocido como Ibáñez, nació en Barcelona en 1936 y ha fallecido en la misma ciudad el 15 de julio de 2023. Maestro del humor y creador de algunos de los personajes más divertidos y famosos de la cultura popular española como "Mortadelo y Filemón", fue el autor de la magistral "13 Rue del Percebe" (mi obra favorita suya).

FRANCISCO IBÁÑEZ (1936-2023)

Su catálogo de memorables personajes abarca también a Rompetechos, El botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio, La Familia Trapisonda, o Tato y Clodoveo. Nacido unos meses antes del comienzo de la Guerra Civil española, su familia, de clase media baja, y de origen valenciano (padre) y andaluz (madre), junto a tres hermanos logró salir adelante mientras el cultivaba una afición temprana​ por los tebeos y el cine americano.​ Con once años se publicó su primer dibujo en la revista Chicos.

Ibáñez estudió contabilidad, banca y peritaje mercantil, llegando a trabajar como botones en el Banco Español de Crédito. Pero su afición por el dibujo era irrefrenable y comenzó a alternar su tiempo creando contenidos para revistas como "Nicolás", "La hora del recreo" o "Chicolino". En 1957 dio el salto al trabajo a tiempo completo en la historieta y al poco entró (gracias a la fuga de talentos hacia "Tío Vivo", narrada por Paco Roca en la espléndida "El inverno del dibujante") en Bruguera, que se convertiría en su casa y de la que el mismo llegaría a ser buque insignia. Al año siguiente publicó la primera entrega de "Mortadelo y Filemón" dentro de la revista "Pulgarcito".

A partir de ese momento y durante la década de los 60 llegaron las mencionadas "13 Rue del Percebe", "La familia Trapisonda", "Rompetechos", "Pepe Gotera y Otilio" y "El botones Sacarino". Se casó en 1966 y tuvo dos hijas. Y en 1969 llega la extensa y ya clásica "El sulfato atómico", una de las cumbres del humor nacional en toda la historia de nuestro noveno arte. El éxito es tal que la popularidad de sus personajes se dispara y amplifica en nuevas cabeceras como "Mortadelo", "Super Mortadelo", "Mortadelo Gigante" o "Mortadelo Especial". El ritmo stajanovista que se le demanda durante más de una década acaba por agotar a Ibañez, que deja Bruguera en 1985, dueña de los derechos de sus personajes y crea otros nuevos como "Tato y Clodoveo", reflejo de la movida y de contenido más adulto y provocador, así como un remedo de "13 Rue del Percebe" con "7, Rebolling Street".

En 1987 y gracias a las leyes de propiedad intelectual recupera los derechos de sus creaciones y dentro de Ediciones B retoma sus famosos "Mortadelo y Filemón" en nuevas historietas que se mueven con los tiempos. Convertido en una estrella (sin duda la más grande y exitosa de nuestro país; vendió la friolera de 100 millones de ejemplares) del cómic nacional, conocido en todas partes y querido por varias generaciones de lectores y aficionados, sus sesiones de firmas son famosas por las kilométricas colas de admiradores y amantes de su trabajo que se formaban en todos los eventos, ferias y presentaciones a los que acudía.

Esquivó la censura de formas imaginativas, especialmente en las viñetas de "13 Rue del Percebe" (para mi su obra maestra), en la que desbordó imaginación, ingenio y mala uva constreñido a un único escenario estático, haciendo durante su recorrido, desde 1961 a 1968, la disección más brillante, caustica, divertida e inteligente de la España de la posguerra. Una hilarante radiografía de la sociedad española en la década de los 60.

Desde hace años un nutrido grupo de escritores, artistas, dibujantes e incluso políticos promovieron su candidatura al premio "Príncipe/Princesa de Asturias", sin llegar a conseguirlo. No es que le hiciera falta, ya que el clamor popular lo había aupado hace mucho tiempo a la inmortalidad que se ganó a pulso durante décadas de trabajo y genialidad, pero habría sido bonito verle recibir un reconocimiento oficial por parte de las instituciones. Nadie es profeta en su tierra, que se suele decir.

Francisco Ibáñez ha fallecido con 87 años, pero su inmenso legado es felicidad y humor preservado en viñetas para siempre. Descanse en paz.

2 comentarios:

  1. Hace muchos años, seguramente más de treinta, yo estaba en una de las muchas visitas que hacía a Barcelona por aquel entonces. Viajando en un autobús urbano, me di cuenta de que el tipo que tenía de pie a mi lado era Francisco Ibáñez. Mi cerebro empezó a girar a mil por hora buscando algo que poder decirle, pero fui incapaz de articular palabra. Me quedé todo el viaje pegado a él, mirándolo embobado sin que reparase en mí, hasta que se bajó en su parada.

    ResponderEliminar
  2. Vaya! Pues es una historia maravillosa pese a que no llegase a existir el contacto final o conseguir saludarle. Pero Ibáñez pertenece a ese selecto club de figuras que son más que autores de viñetas, y dejarlo en ese altar en el que sin duda merece estar, es quizás más bonito todavía a estas alturas.

    Gracias por compartir la anécdota aquí. Saludos en paralelo.

    ResponderEliminar