viernes, 26 de abril de 2019

Votar o no votar

Elecciones. Otra vez. Y ahora que el bipartidismo parecía ser cosa del pasado, aquí tenemos a unos u otros simplificando y chillando de nuevo sobre el eje izquierda/derecha que tanto juego demagógico ofrece a los políticos. Ante la misma situación, la misma pregunta.

VOTAR O NO VOTAR?


Aunque desde el espectro liberal ha quedado meridianamente claro que el voto es una acción estadísticamente insignificante, y que lo de quejarse -salga quien salga elegido- es un derecho consustancial al hecho de que nos cobren impuestos de forma coactiva, lo cierto es que siento la irrefrenable inclinación a seguir votando. Y no es porque pierda el tiempo leyendo programas de difícil cumplimiento posterior (empezando por la no vinculación contractual de dichos programas para con el votante) o porque a estas alturas crea en el voto de castigo, los cordones sanitarios o el miedo al coco (comunista o fascista), sino porque el recorrido como individuo perteneciente a una sociedad debe andarse en la dirección que la moral y la ética a uno le dictan.

A este respecto, solo cabe resolver que el voto ideal sería para la más libre de las opciones, el Partido Libertario, si es que pudiéramos votarlo en nuestra respectiva circunscripción. ¿Las ideas de que partido ayudarían a más gente y en un espectro más amplio? A medio y largo plazo sin duda las del Partido Libertario. Pero ese país desconocido del "bien común", también llamado "intereses generales", es un terreno pantanoso que la gente suele confundir con "lo que me gusta". Y ahora estoy convencido que si algo me gusta, políticamente hablando, no debería suponer una ventaja o aliciente personal para mí el que se impusiera como entidad gobernante. Más bien lo contrario. Porque eso significaría que las circunstancias de otros menos afortunados que yo si van a verse -potencialmente- mejoradas por mi elección política, aunque yo no me beneficie personalmente o no al menos de forma inmediata. Filosofía trekkie; "el bienestar de la mayoría..."

Un equilibrio delicado que en cualquier caso me empuja a votar. Ya veremos en la siguiente ronda.

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