lunes, 20 de abril de 2015

Cómic: Plaza Elíptica

Hoy comentario/reseña/crítica de PLAZA ELÍPTICA, la séptima entrega de las aventuras del Capitán Torrezno. Cerrado el primer ciclo DENEEIM tras seis entregas con LOS AÑOS OSCUROS, Santiago Valenzuela retomó tras algunos años su obra capital, recibiendo como compensación el premio nacional de Cómic en 2011.

PLAZA ELÍPTICA de Santiago Valenzuela: ****

La gran saga-río ubicada en el sótano de la calle Valverde de Madrid se retoma con tanta fuerza como arrancó en HORIZONTES LEJANOS, pero dejando la sensación de cierta necesidad auto-explicativa tras un primer ciclo in crescendo que concluía formalmente en CAPITAL DE PROVINCIAS DEL DOLOR, en cuyos últimos compases veíamos alejarse a un habitante de una medio arrasada y salvada in extremis por Torrezno ciudad de Deneeim. Ese personaje secundario acoge en PLAZA ELÍPTICA a un soldado y piloto caído que le contará todo el relato acontecido desde aquel salvamento heroico por parte del protagonista hasta su siguiente gran encrucijada. Asistimos pues a tres segmentos bien diferenciados en este volumen, siendo el primero una reflexión metafísica y omnisciente de un profesor y su alumno desde dentro del micromundo, en la que Valenzuela entrega algunas de las mejores planchas de toda su carrera, pletóricas en su abigarrado y personal dibujo, capaces de transmitir toda la grandeza cósmica e insignificancia vital que los contrastes que produce el vértigo entre los mundos y las líneas temporales narrativas que superpone y alterna nos llega gracias a su portentosa exposición visual y puesta en escena. La narración del piloto de la evolución del conflicto será el segundo bloque expuesto en forma de viaje. Y finalmente los fragmentos  del mundo real donde militares americanos en un futuro impreciso recopilan datos y hablan sobre el evento del micromundo en pasado, que se mezclan con la nueva ubicación del desmemoriado "creador" Jose Hilario en un hospital cercano a Plaza Elíptica, así como los andares de los nuevos vecinos del mítico sótano de Valverde.

La re-ubicación de tantos elementos supone una distancia prácticamente insalvable para el lector no iniciado pese al afán condensador de Valenzuela con la citada charla profesor-alumno de situar al menos globalmente la esencia de la trama en términos conceptuales. Pero obviando lo evidente: no se puede empezar a leer ninguna saga por su séptimo capítulo y enterarse de todo, el resultado vuelve a ser un delirio de imaginación y un disfrute continuo para el amante de los cómics, de Madrid, del humor mordaz y de la gran riqueza literaria y referencial de un autor incomparable.

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