miércoles, 24 de abril de 2013

Cómic: Neil Gaiman (II)

Hoy reseña/crítica/comentario de LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE ALICE COOPER, LOS HECHOS EN EL CASO DE LA DESAPARICIÓN DE LA SEÑORITA FINCH y CRIATURAS DE LA NOCHE.

Hablar de Neil Gaiman es hablar de uno de los iconos comiqueros de nuestro tiempo. Un escritor que ha trascendido con éxito las barreras del arte en el tebeo para alcanzarlo en el exigente panorama literario. Pero sus comienzos engloban títulos celebrados y hay pequeñas joyas posteriores a SANDMAN que merece la pena rescatar.


NEIL GAIMAN: LA FANTASÍA Y EL CLASICISMO (II) CON MICHAEL ZULLI


LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE ALICE COOPER: ***1/4
Inspirándose libremente en el trabajo musical del icónico músico, Michael Zulli traduce con una inquietante atmósfera pesadillesca los sinsabores de la adolescencia y la pérdida de la inocencia. El arte en blanco y negro de Zulli consigue zambullir de pleno la lectura en los terrenos de la inquietud y la sugerencia sensorial, dando por resultado un trabajo entretenido de gran atractivo visual, donde no se escatiman sutilezas para armar un relato donde el sexo o la violencia se introducen con inteligencia en el paso hacia la madurez de modo irrevocable de un joven protagonista.
LOS HECHOS EN EL CASO DE LA DESAPARICIÓN DE LA SEÑORITA FINCH: ***1/2
El éxito de la colaboración entre Gaiman y Zulli (recordemos la exuberante belleza final de SANDMAN en "El Velatorio") se extiende a pequeñas obras como esta, que se escudan en una estructura muy querida por Gaiman como es la empleada en el Grand Guignol, a la que también recurre parcialmente en la obra previamente comentada. El apoyo del exquisito dibujo en un cálido empleo del color enriquece el resultado final, logrando captar toda la surreal atmósfera que destila el unívocamente llamado Teatro del Sueño Nocturno.
CRIATURAS DE LA NOCHE: **1/2
Dos pequeños cuentos de temática fantástica y moralista en la típica línea de Canterbury tan adorada por Gaiman que Zulli ilustra con detalle y sobriedad son los componentes de este pequeño trabajo, quizás la más modesta de sus colaboraciones. El primero, un relato protagonizado -una vez más- por un gato negro (Neil, Neil, Neil...) en su lucha contra el mismísimo Diablo. El segundo, uno más interesante sobre el puritanismo hipócrita victoriano en zonas rurales así como el uso de la narración dentro de la narración igualmente cara al guionista. Agradables sin más. 

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