domingo, 7 de octubre de 2012

Tv: Justified Temporada 3

Rylan Givens vuelve a la carga. Y lo hace del modo que mejor sabe; ofreciendo un recital de cinismo, acción, pinceladas de humor y una ensalada de tiros. El disfrute (y la continuidad) de la saga está asegurado.

JUSTIFIED TEMPORADA 3 de Graham Yost y Elmore Leonard: ***3/4

La serie se instaura en la cómoda reiteración de los patrones que ha convertido en sus señas de identidad, aportando más cruce de tramas y ampliación de caracteres secundarios, más peligros, crímenes y amenazas en los -ya familiares- condados de Harlan y Lexington. Nada nuevo en el horizonte. Pero como en los mejores seriales, da gusto volver a lo conocido cuando los ingredientes del plato están tan acertadamente aderezados. JUSTIFIED supone uno de los ejemplos más refrescantes y entretenidos de continuidad, enrevesamiento de historias cruzadas e interconectadas, así como un caso admirable de evolución emocional de sus protagonistas dentro de una serie de ínfulas comerciales, pues no podemos olvidar que se trata de un policíaco detectivesco de -conseguidas- ínfulas neo-western.

Brilla esta tercera ronda en concreto con un par de elementos propios como son el gran villano importado desde fuera de Kentucky, Neal McDonough, dotado de una inusual carga dramática, así como los vericuetos personales a los que se ven arrastrados tanto Rylan y Winona, como Boyd y Ava, intercalando los devaneos de todos ellos a ambos lados de la ley para acabar centrando a los caracteres en su definitivo camino hacia delante. El juego del gato y el ratón con el dinero de los Bennet coleando de la temporada previa constituye el particular macguffin de esta, en la que unos y otros intentarán echarle el guante sin demasiado éxito. La ristra de secundarios con peso específico como Mykelti Williamson, William Maphoter, Stephen Tobolowsky, Pruit Taylor Vince o Carla Gugino dan colorido a los episodios que incluyen sus apariciones, dando la impresión que JUSTIFIED es una serie grata en la que hacer una aparición estelar. Cosa que como espectador asiduo tras tres vueltas y listo ya para la siguiente, uno puede afirmar sin lugar a dudas.

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