lunes, 17 de septiembre de 2012

Cómic: El lado amargo

Hoy reseña/crítica/comentario de EL LADO AMARGO. Siguiendo con el comentario de la obra valenzuelista, toca hoy reseña de una de las cumbres de su autor. Un portentoso recorrido por toda su filosofía vital y humorística castizo-destructiva.

EL LADO AMARGO de Santiago Valenzuela: ****1/2

Construída a modo de paseo temático por las neuras, fantasías y apología variada de la crítica al sistema por parte de su protagonista, este trabajo arranca precisamente con la presentación del mismo; Julio César Cienfuegos, miembro fundador del grupúsculo de disfuncional lucha social "Los Ultramarinos", convertido décadas más tarde en el director y redactor jefe de la subsiguiente revista "El Regreso de los Ultramarinos", mítico azote de la mediocridad ibérica. En su susodicha sede encontraremos también a su lazarillo a tiempo completo y redactor subsidiario y chapuzas literario a tiempo parcial Lázaro Morel. Juntos en un paseo a través de un Madrid fabulado y alegórico, alucinante y alucinado, asistiremos al vertido tóxico de opiniones, insultos y desventuras rimbombantes de este personajillo egomaníaco, estrambótico y pintoresco, cuya irrefrenable lengua e incansable verbo despedazador de los tópicos, las aspiraciones mundanas del currito de extrarradio, los parques temáticos, la religión, los centros comerciales, el fútbol y demás iniquidades de la vida española no dejan títere con cabeza. El resumen de todas sus tronchantes observaciones, inconformismo absoluto y pontificaciones desde un púlpito inexistente, viene a ser la patética compresión de que hemos vendido nuestra alma a cambio de un bocata de calamares gomosos y grasientos en un chiringuito de playa abarrotada, remojados en una fugaz fresquita de quince días de ilusioria sensación de libertad estival. El ser humano reducido al consumismo más vulgar desde su ignorancia, desidia e inoperancia vital.

Semejante reflexión y varapalo existencial se traduce en una magistral sucesión de viñetas en las que el abigarrado y recargado dibujo de Valenzuela alterna pequeñas aventuras o narraciones a color con el continuo deambular crítico de sus pesonajes en blanco y negro, mezclando a veces con asombrosa lucidez ambos estilos en pasajes tan memorables como "Al cavilar en la vida, al cavilar". Sin embargo su horror vacui pictórico se ve ensamblado con una enérgica nitidez secuencial y los exigentes textos, monólogos y diálogos literarios se ven perfectamente integrados en un conjunto tan anárquico como coherente y fascinantemente homogéneo. Durante casi cien páginas las referencias a la vida en la ciudad, a la cultura popular, los bares, el metro, Madrid, las apariciones de personajes de sagas propias o ajenas y las mil y una citas, convierten el viaje en una experiencia sin igual trufada de datos, pletórica de detalles y extasiante en su voluntad de lucha a contracorriente que impone una lectura (y relectura) atenta, atentísima, logrando en cada visita a este trabajo alcanzar las más altas cotas de la comedia épica.

La edición de Astiberri en rústica con solapas cumple con sobriedad y buen acabado, permitiéndonos la inmersión irrevocable por la puerta grande al fabuloso imaginario de una de las plumas más afiladas y lúcidas del tebeo contemporáneo patrio. Una de las grandes joyas del cómic español de la pasada década.

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