lunes, 16 de julio de 2012

Cómic: Drácula

Hoy reseña/comentario/crítica de DRÁCULA de Robin Wood. De modo inesperado pero bienvenidísimo la editorial ECC, receptora del téstigo de DC y Vértigo en territorio nacional, ha apostado por recuperar para el público español un nombre clave del tebeo latinoamericano con colección propia.

DRÁCULA de Robin Wood y Alberto Salinas: ***1/2

Si bien es cierto que la italiana 001 acaba de lanzar el segundo volumen de las aventuras de GILGAMESH y comenzó otra de las series del paraguayo afincado Argentina, ya comentada por estos lares (SAVARESE), no es menos agradecida la aparición de una biblioteca con el nombre propio de Robin Wood, un prolífico, stajanovista escritor que sostendría sobre sus hombros durante años el grueso de la mítica revista La Columba. Guionista incansable y fructífero, se recuperan ahora para el mercado nacional algunas de sus creaciones más destacadas, que verán la luz dentro de la susodicha colección en breve, resultando ineludible y particularmente celebrada su longeva NIPPUR DE LAGASH. Pero la hoy comentada también brilla por sus propios méritos como uno de los trabajos más logrados y certeros de Wood en la concreción de la trama, el desarrollo de personajes y su afilada capacidad para los diálogos contundentes y lapidarios. El escritor afianza la vida de Drácula, el hombre y conquistador, sobre los cimientos históricos de su persona, buceando sobre los hechos que le hicieran tan popular y terrible, dejando de lado las connotaciones sobrenaturales a un par de pinceladas muy acertadas que acercan la resonancia del conjunto más a Shakespeare que a Stoker.

Utilizando un recurso tan poco original como efectivo, como es la narración en primera persona por parte del protagonista a las puertas de su hora definitiva, la capacidad de Wood para manejar recursos muchas veces empleados no le resta un ápice de vigor al trabajo, que se ve fortalecido por un crescendo emocional sobre la figura de Vlad, al que nunca se juzga o compadece y por el que llegaremos a sentir tanta admiración como antipatía, para acabar la trama con una conclusión épica y emocionante que da muestra de la sabiduría narrativa del guionista. En el apartado gráfico Alberto Salinas, hijo del gran José Luis Salinas, cumple con creces la misión de transmitir la rudeza y podedumbre de una época cruel y salvaje, gobernada por la fuerza, pero también contrastada por el amor a la naturaleza y la pasión de Drácula en todos sus empeños, dando amplia muestra de sus registros gestuales, grandes encuadres bélicos o sutilezas psicológicas. Quizás en la caracterización individualizada de secundarios de poco peso específico Salinas se muestre más genérico y complaciente, pero en conjunto su trabajo es robusto y ágil, de una narrativa clásica pero dinámica que consigue amoldarse sin fisuras al libreto que se le propone.

La edición de ECC, bastante ajustada de precio, en rústica y formato prestigio, resulta más que loable tanto por sus buenas intenciones populares como por su acabado; buen papel, nuevos textos retocados por el autor, extras finales y cuidada reproducción de las planchas en blanco y negro, que le confiere un regusto histórico y poético a la trama que le va como anillo al dedo. Teniendo en cuenta el pobre -para mi gusto- coloreado de previas ediciones, esta elección supone todo un acierto. Un trabajo por lo tanto estupendo, que sin renovar ni aportar nada al género consigue ser un entretenimiento sólido con muchos elementos a disfrutar.

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